"Cuando los niños nos preguntan sobre la muerte es porque necesitan tener respuestas": una psicóloga explica cómo se debe tratar la muerte con los más pequeños

Hace unos meses supimos que Disney estaba preparando un live action de una sus películas más icónicas y, al mismo tiempo, más duras: Bambi. Estos remakes están a la orden del día, y es que es una manera de seguir acercándose a los niños y reconectar con el público que en su día creció con las películas de Disney.

La polémica ha surgido a raíz de que una de las guionistas del live action expresara su opinión sobre la trágica escena de la muerte de la madre de Bambi que marcó tantas infancias. Lindsey Beerm, guionista y realizadora, ha pedido alterar la escena y adecuarla a las "nuevas sensibilidades", aunque Walt Disney aún no se ha pronunciado al respecto.

Sin duda, la muerte de la madre de Bambi es una de las escenas de animación más sobrecogedoras de la historia del cine. A pesar de ello, muchos psicólogos abogan por esta representación de la tragedia, ya que puede enseñar varias cosas a los niños. Sin embargo, ¿se puede o se debe hablar de la muerte con los más pequeños?

La psicóloga y cofundadora del Centro TAP, Patricia Gutiérrez, visita 'La Ventana' para aclararnos estas dudas, aunque no en todos los niños el sentido de la muerte funciona igual: "Es importante pararnos a detectar cuál es el desarrollo emocional de nuestro hijo. Entre los seis y los ocho años aparece el cuestionamiento de la vida y de la muerte. Por debajo de los cinco años, los niños ven la muerte como algo temporal". Es decir, que cuando alguien fallece, un niño de cuatro años pensará que en cualquier momento puede volver a aparecer.

No mentir y evitar las frases edulcorantes

Gutiérrez explica que "las familias deben incorporar una explicación y no evitar el tema o hacer como si no existiera. Cuando los niños nos preguntan sobre la muerte es porque necesitan tener respuestas, siempre ajustadas a su propia creencia y su propia madurez". La experta hace hincapié en la necesidad de tener esto último en cuenta, pero sin caer jamás en usar frases edulcorantes como "irse a dormir" o "estar de viaje", porque les estaríamos mintiendo y, de nuevo, puede llevarles a pensar que va a volver en cualquier momento.

Además, la experta argumenta que esta práctica puede, sin pretenderlo, instalar miedos que no tenían: "Podemos implantar una creencia en el sueño que puede ser negativa. Si mamá o papá se van a dormir, puede que ya no se despierten, porque el abuelo no se está despertando".

Este es el mismo planteamiento que la psicóloga aconseja seguir cuando un niño pregunta a su padre y a su madre si se van a morir: "Cuando ellos han percibido una enfermedad o ha fallecido un familiar y recibimos esta pregunta, podemos usar una clave de humor diciéndoles que no pretendemos morirnos, que no está en nuestro ideario. Les decimos que queremos morir muy de viejitos y que por eso nos cuidamos. Es una forma de dar claves de protección y autocuidado".

Sobre los funerales, no hay una ciencia exacta, ya que dependerá de la madurez emocional del niño. "Claramente desde los diez años les vamos a explicar qué es ir a un funeral y preguntarles si quieren asistir. Evidentemente, el niño no tiene que estar presente en todo el proceso de las horas de despedida".

Cuando los niños fingen creerse la mentira

Otro momento muy doloroso y que muchos padres tratan de ocultar es la muerte de las mascotas. La psicóloga Patricia Gutiérrez alerta de la problemática que encierra no ser claro con lo que ha ocurrido con el animal de compañía del niño: "Hay muchos padres que hacen muchísimos esfuerzos en encontrar el mismo pájaro, el mismo pez, el mismo gato... Los niños son perfectamente capaces de detectar cuál es su mascota. Introducir una secundaria es un error porque les estamos mintiendo y los niños, que son muy inteligentes, hacen como si se hubiesen creído la mentira", comenta.