Se cumplen diez años de la tragedia de Lampedusa en la que murieron 368 personas
Desde entonces 22.000 migrantes han perdido la vida en el Mediterráneo
Aquel 3 de octubre de 2013 pareció por un momento un día clave. Hasta los más retrógrados y racistas aparentaron tomar conciencia del drama de la muerte por intentar cruzar una frontera. El mensaje se repetía en los discursos plañideros desde todas las esquinas políticas de Italia y de la Unión Europea, "nunca más", o el famoso "Europa no puede seguir mirando hacia otro lado" que salió de la boca del entonces líder comunitario Durao Barroso, que junto al exgobernante Enrico Letta visitaron por primera vez Lampedusa , que durante muchos años había vivido ya decenas de naufragios.
Pero aquel ha quedado marcado en rojo porque sigue siendo la tragedia migratoria de la que más cadáveres se han recuperado del fondo del Mediterráneo En concreto, en aquella ocasión, de los fondos de la turística playa del Coniglio, cerca del pequeño puerto de la isla donde llegaron varias decenas de supervivientes rescatados por los pescadores a la desesperada.
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A aquellos líderes, que nunca antes se habían solidarizado o comprometido con Lampedusa, sus habitantes los recibieron con abucheos y gritos de "asesinos" al llegar a la pequeña isla mientras los buceadores recuperaban uno a uno los 368 cuerpos, que fueron metidos en sacos forenses de plástico y que se iban colocando alineados unos metros más arriba del puerto, ya en los féretros colocados en el hangar del aeropuerto. De ellos, ocho eran ataúdes blancos, de los niños más pequeños, ante los que aquellos políticos sembraron sus "lágrimas de cocodrilo" y posteriormente vertieron todo tipo de promesas para intentar que aquella tragedia no se repitiera.
"La conclusión de estos 10 años desde esta tragedia de Lampedusa es que siguen las políticas que crean muertes, que generan violación de los derechos de los migrantes y refugiados y va aumentando la lógica securitaria y de externalización de fronteras , añadiendo además una política de criminalización de quienes ejercen la solidaridad o salvan vidas humanas como están haciendo las ONG de rescate", afirma Sara Prestiann , investigadora y experta en Migraciones, reconocida en la lucha por los derechos de los migrantes en Italia y Europa. Conoce perfectamente la situación en la orilla africana porque de hecho ha realizado algunos de sus informes visitando países de salida o tránsito como Libia.
Una década después, Prestianiann afirma que cuando se habla de migraciones ya no se habla de políticas de solidaridad, acogida o integración. "Se habla solo de devoluciones, de muros y de vallas y el riesgo es que tragedias como esta de Lampedusa sigan ocurriendo porque no solo la política, no sólo no ha mejorado sino que sigue en esa actitud securitaria", señala esta experta, que subraya además que en esta década Europa y países como Italia se han dedicado a firmar acuerdos con Libia( 2017) o el más reciente con Túnez (2023), que solo han empeorado la situación de los que se echan al Mediterráneo, "devolver a los puertos libios a los migrantes y refugiados es hacerlo a un lugar donde se vulneran sus derechos, un puerto no seguro, donde sufren malos tratos, detención o trabajo forzoso".
A esto se añade que 10 años después no hay una verdadera misión de rescate en el Mediterráneo Central, sólo políticas para fortalecer Frontex y campañas de criminalización de la solidaridad como las que sufren las ONG de rescate por parte del gobierno italiano.
Ni de izquierda ni de derechas, el fracaso de las políticas migratorias italianas y europeas
Después de aquel suceso fatídico el Gobierno progresista de aquel momento en Italia, dirigido por Enrico Letta, puso en marcha la llamada 'Mare Nostrum', una operación militar de salvamento que duró sólo un año. Luego llegó Frontex, que se centró en la vigilancia de las fronteras externas dejando las operaciones de emergencia y salvamento a la guardia costera, que aún sigue encargándose de la mayor parte de los rescates, coordinada por el ministerio de interior de turno y a las ONG.
Precisamente las ONG han sido también centrales, en muchos casos objeto de los discursos incendiarios de algunos gobiernos de derechas, como ocurre ahora con Giorgia Meloni y con su gran anhelo para frenar la inmigración: el bloqueo naval, pero también en 2019 cuando siendo Matteo Salvini ministro del Interior puso en marcha su famoso lema “puertos cerrados”, decisión política que le valió un juicio aún abierto por secuestro de personas por no haber dejado desembarcar en Italia una nave de la ONG Open Arms tras una de sus operaciones de salvamento.
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En definitiva, una secuencia de políticas de acogida y de salvamento insuficientes en los gobiernos de izquierda y de medidas y discursos incendiarios en los de derechas, como el actual, en este año en el que han llegado a Italia 130.000 personas migrantes. Mientras tanto, 22.000 vidas se han perdido en el Mediterráneo Central en esta década. Criminalizar a las personas que ejercen su derecho a emigrar no sirve ni para reducir sus llegadas ni tampoco sus muertes.