El iceberg de la deuda

Madrid

La deuda de los estados está en niveles de hace más de una década. Algunos, como estados únidos, están en torno al 4.8%, son cifras que no se veían desde el año 2007, cuando la crisis de las suprime. Otros, como Alemania, Francia, Italia y España, están en los niveles de 2010 y 2012, cuando la crisis financiera disparó las primas de riesgo en los países europeos. Los altos intereses están generando que la deuda de los estados se dispare, no por exceso de gasto, sino el aumento de los intereses de la deuda. Países como Francia y España tiene una deuda que supone el 110% de su PIB, pero otros países, como Italia, su deuda supone el 150% de su riqueza.

Para Salvador Jiménez, analista senior en el departamento de análisis económico y de mercados de Analistas Financieros Internacionales (AFI), "lo que ocurre es que aunque los tipos de interés han tocado techo, a largo plazo se espera que sigan altos, eso provoca que los estados tengan que pagar más y que quienes les prestan el dinero, pidan más dinero". Ante el aumento de la incertidumbre económica, con la recesión acechando a muchos países, se asume más riesgo y por eso, se pide un interés más alto.

Menos dinero para gasto público

El hecho de que se deba pagar más dinero por la deuda complica cuadrar las cuentas de los estados. Durante muchos años han recibido dinero casi gratis, además han llegado grandes cantidades de liquidez para resolver crisis como la del Covid, y ahora la deuda se está disparando. Eso fuerza a que los presupuestos dediquen una mayor porción de sus cuentas únicamente a pagar el interés de la deuda.

Y a eso le suman algunas circunstancias que agravan la situación. "Al estar en ciclo de retroceso se ingresa menos vía fiscal, mientras que la guerra obliga a gastar más en defensa y en otros productos", apunta Jiménez, "eso hace esperar que cuadrar las cuentas de 2024 vaya a ser complicado".

El dinero fluye a la renta fija

Y hay una derivada más: los mercados pierden liquidez. Ante un panorama incierto, de olor bajista, el dinero está marchándose del mercado para refugiarse en la renta fija. Los inversores están abandonando la bolsa para comprar deuda soberana. Ante el riesgo de pérdidas en las acciones, son muchos los que están prefiriendo invertir su dinero, unos bonos que les aseguran rentabilidades de hasta el 5%. Eso ha teñido de rojo las bolsas de todo el mundo en las últimas semanas.