"Tenemos la tecnología y a los profesionales": un cardiólogo que regresó a España pone en valor la labor del Hospital 12 de Octubre
'La Ventana' se traslada al Hospital 12 de Octubre para celebrar sus 50 años

"Tenemos la tecnología y a los profesionales": un cardiólogo que regresó a España pone en valor la labor del Hospital 12 de Octubre
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'La Ventana' se traslada al Hospital 12 de Ocubre de Madrid. Lo hace por motivo de la celebración del 50 aniversario del hospital. Carles Francino ha estado acompañado de colaboradores, de gran parte del personal del hospital y de varios invitados muy especiales.
Además de esta celebración, la directora del hospital, Carmen Martínez, cumple 12 años al frente de este centro médico. Aniversario y mudanza porque este hospital está a punto de trasladarse a un nuevo edificio de hospitalización que es la segunda obra de ingeniería civil de España, solo por detrás, en tamaño, de la del Santiago Bernabéu. “Es un proyecto europeo, con fondos europeos y, por lo tanto, es un compromiso. Nos ha costado mucho trabajo conseguir el dinero para poder conseguirlo. Para nosotros ha sido una lucha titánica”.
Un hospital ha recordado sus 5 décadas con aquellos que estuvieron presentes en su inauguración. “Parece que hay un compromiso para mantener aquello que hace referencia a las señas de identidad del hospital. El hospital vive en una dicotomía que nos ha hecho crecer como profesionales y como personas. Por un lado, está la atención de los barrios que tenemos cerca con una situación desfavorecida, y, por otro lado, somos referencia nacional para todo lo que viene. Esa doble visión nos da riqueza y nunca se va a perder”, ha explicado la directora.
"Eso era lo único que sabía hacer"
En el 12 de Octubre hay alrededor de 7.000 empleados, y más de 4.000 de ellos son enfermeros y enfermeras. Emilia Hernanz ha trabajado como enfermera en quirófanos durante más de 40 años, inicialmente como asistente y luego como responsable de las áreas quirúrgicas. “Nuestro objetivo es cuidar, aliviar y acompañar al paciente y a su familia. Este ha sido el emblema de este hospital desde que lo conocí, que fue en 1977”.
Según Hernanz, desde que era pequeña tenía claro que quería ser enfermera. “Quería serlo porque a mí no me aportaba nada saber o diagnosticar una enfermedad. Lo que me aportaba era que la persona recuperase su salud para seguir con su vida”.
Cuando empezó trabajar en el hospital, en esa época no existía el transporte público, tan solo había una empresa de transporte que tenía contratada el hospital. “Nos recogía en diferentes puntos de la ciudad de Madrid. Había barro, casas bajitas y una población muy humilde, pero muy solidaria. Cuando vine me di media vuelta porque no quería trabajar aquí, pero mi padre me dijo que todo el mundo tenía derecho a que le pusiesen una inyección y eso era lo único que sabía hacer”.
En un hospital como este, todos los días se escriben pequeñas grandes historias. Una de ellas es la del poeta y cantautor Marwán que junto con su hermano Samir, que trabaja como enfermero en el hospital desde hace 26 años, han querido acercarse a dar las gracias. “Quería dar las gracias porque el año pasado tuve un accidente terrible en Nueva York donde me destrocé el codo. Tuve que volverme y me atendieron y operaron aquí. Estuve 10 meses. Me he podido recuperar bastante, no del todo porque estaba muy mal, pero lo que hemos conseguido es un milagro”, ha explicado Marwán.
"Somos pioneros a nivel nacional y en Europa"
Hablamos con demasiada frecuencia de la fuga de cerebros: el éxodo de profesionales que fueron educados en nuestro país y se mudan a otros en busca de mejores oportunidades. Sin embargo, hay casos en los que el talento regresa e instituciones como ésta son capaces de atraer y retener ese talento. Jorge Solís, cardiólogo, es un buen ejemplo. “Normalmente, siempre vuelves por dos motivos: personal y profesional. El doctor Valentín Fuster fue una pieza muy importante para mí vuelta. Nos ayudó, tanto a mí como a mi mujer, ha incorporarnos en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares. Ese fue el empujón que necesitábamos”, ha explicado el cardiólogo.
Solís dirige dos unidades en el hospital, una de ellas es la unidad de valvulopatía. “Nadie sabía quién era la valvulopatía. Suelen sufrirlo personas mayores y requieren de cuidados especiales. Aquí en el hospital habrá más de 4000 pacientes con valvulopatía. Somos pioneros a nivel nacional y en Europa. Me siento parte de este puzle. Tenemos la tecnología y a los profesionales”, ha comentado.
El cardiólogo ha querido destacar una anécdota de un paciente que solo quería poder bailar con su mujer los sábados. “No podía ni moverse, tenía, lo que nosotros llamamos, disnea cansancio. Le pusimos una válvula y a los tres días se recuperó y pudo bailar. Él decía que le habíamos dado vida”.




