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Anna Castillo: "Veo avances en la industria del cine pero también veo a mucho guarro"

La actriz, ganadora del Goya por 'El olivo' y del Feroz por 'Viaje al cuarto de una madre', protagoniza 'Nowhere', su trabajo más duro hasta la fecha. Un thriller de supervivencia en el que pasa casi toda la película encerrada en un contenedor a la deriva en el mar

Entrevista | Anna Castillo, de su papel más kamikaze a la crisis de los 30 y la revolución feminista

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Madrid

Hay algo especial en cada papel de Anna Castillo (Barcelona, 1993). Está esa manida y viejuna expresión de 'la cámara la quiere', pero en el caso de la intérprete catalana su relación con la pantalla va más allá. En todos sus trabajos se percibe verdad, credibilidad y naturalidad. Como si fuera fácil, como si vieras la vida pasar ante esas imágenes. Lo demostró con El olivo de Icíar Bollaín, película con la que ganó el Goya a mejor actriz revelación, con La llamada de Los Javis, o con Viaje al cuarto de una madre, de Celia Rico. También la hemos visto en otros registros en comedias, en series como Arde Madrid o Fácil o en proyectos de madurez como Girasoles Silvestres, la última película de Jaime Rosales en la que interpretaba a una madre soltera lidiando con diversos tipos de masculinidades.

En los últimos meses ha encadenado varias ficciones más comerciales y ahora, dice, le gustaría volver al cine más independiente y a las óperas primas. Mientras gestiona la crisis de los 30 -los cumple el 9 de octubre-, ha rodado con Rodrigo Cortés y estrena en Netflix Nowehere, thriller de supervivencia que dirige Albert Pintó. Es su trabajo más duro y físico como protagonista absoluta de una historia en la que interpreta a una mujer embarazada que huye del totalitarismo y a la que separan de su marido. En su viaje a Irlanda acaba en un contenedor a la deriva en el mar. Y así pasa casi toda la película, mojada, casi sin comida, con una niña y tratando de sobrevivir a la desesperada.

¿Es lo más kamikaze que has hecho?

Sí, al 100%. Es que no puedo decir otra cosa. Cuando recibí el guión me pareció que era una oportunidad muy grande como para ponerme a prueba a nivel emocional y a nivel físico. Ayer estuve cenando con el director y estuvimos recordando muchas cosas. Yo me pasé el rodaje bastante enfadada. Hay algo que creo que tiene que ver con el personaje, esta cosa como de la angustia, el agobio y tal. Creo que había algo que se me pegaba un poco, pero sí estaba como enfadada en el sentido de que era muy duro. Eran muchas horas sola y yo era la jefa de mi propio departamento, entonces tenía que luchar mucho. Todos los departamentos luchábamos como para que las cosas salieran bien, pero yo tenía que luchar por mi departamento y era una peli tan técnica. Mucho más de lo que parece. Era un contenedor que se había construido encima de una piscina que se iba hundiendo a medida que iban pasando los días. Los ruidos, la cámara, el suelo, el agua, todo era muy técnico. Mi organicidad y mis emociones estaban siempre como muy condicionadas por lo técnico. Entonces yo estaba enfadada.

¿Eso te ayudó a la parte emocional? Hay una parte muy física pero luego vienen momentos en los que no puedes descuidar lo emocional

Lo emocional era constante. Con Albert hicimos una cosa, creamos un arco de personaje donde poder agarrarme al verme tan sola. Un compañero te construye el personaje también al escucharle, al reaccionar, al reaccionar a estímulos, a que te modifique. Estando sola me preguntaba,¿ cómo coño hago esto para sea interesante lo que estoy haciendo? Entonces construimos un arco donde agarrarme muy bien. Llevaba un pinganillo donde a veces él me iba diciendo cosas y así creábamos también un poco de cabeza de personaje, lo fuimos encontrando. A nivel emocional era tan exigente casi cada día, porque cada día había o pánico o miedo, o drama absoluto o dolor, o cada día había algo que era muy agotador.

Y luego todo el rato mojada en una película donde es muy importante el raccord, que no haya saltos en la evolución del personaje. El maquillaje, las prótesis de los pechos y la barriga, durante más de 20 días que esta mujer está a la deriva

Sí, como un mes en total. Toda la parte de dentro se grabó bastante en cronológico, que eso ayudaba mucho tanto a mí como a todos los departamentos. Arte estaba desesperado, o sea, el equipo de arte recuerdo que estaban desesperados porque claro, hay muchos objetos dentro del contenedor, muchas movidas, había que tenerlos por tres porque se podía estropear cualquier cosa, se podía romper cualquier cosa. Era bastante loco y el agua movía todos los objetos todo el rato. Era muy difícil mantener las cosas a raccord, pero por lo demás, yo creo que también estábamos tan metidos que era ir día a día, día a día.

Casi todo el rodaje fue en estudio, lo que has contado que montaron, pero también sales a mar abierto

Fueron como ocho semanas en plató y luego estuvimos como casi tres semanas o cuatro semanas en mar abierto. Llevaron contenedores a mar abierto y ahí nosotros con las barquitas íbamos para allá. Me subía encima y me lo pasé genial. Hay un plano en la peli que hacíamos al amanecer y tenía que estar como tumbada, y yo estaba dormida de verdad y, de repente Albert me decía por el pinganillo, venga, ahora abre los ojos. Yo estaba completamente sobada.

Como actriz, ¿has aprendido mucho en esta película? Además de que los tupper siempre te salvan la vida

Un tupper te puede salvar la vida, es muy importante tener unos auriculares porque puedes pescar. He aprendido mucho, sobre todo he aprendido a tener herramientas nuevas. Todas las secuencias de esta peli por separado, yo sé que soy capaz de llegar a un estado emocional concreto porque yo me concentro, hago lo que necesite y llego a un estado emocional. El tema aquí era si iba a ser capaz de llegar tantos días seguidos durante tantas horas tú sola. Entonces tienes que buscarte la vida para encontrar nuevas herramientas de las que ya tienes por si las que tienes en algún momento por agotamiento te fallan. Aprendí a llegar a emociones más allá de la cabeza, que es lo que siempre hago, a través del físico, a través del agotamiento, de la respiración, a través de la adrenalina. Tuve que aprender otras maneras de llegar.

Eres una actriz de la que siempre se ha destacado tu naturalidad, con una credibilidad enorme, una verdad en pantalla. También se dice eso como si no hubiera un trabajo detrás.

Igual hay actores que tenemos como una facilidad para entrar en un estado de verdad absoluto. Pero claro, para entrar en ese estado de verdad absoluto, yo necesito una concentración, un aislamiento. Cada uno necesita lo que necesita. Pero, por ejemplo, yo no sé llorar de mentira, no sé, y eso también es una putada porque cada vez que lloro es un desastre, es un desastre de cara, es un desastre de que me quedo hecha polvo, no me quedo hecha polvo de que me voy a mi casa triste, sino que me quedo muy agotada, como cuando los niños lloran que se cansan. Me gustaría poder hacerlo más superficialmente, pero es la única manera que reconozco de hacerlo, como desde la verdad, desde que me duela.

¿En eso estás también en un proceso de aprendizaje, a saber cómo separarte de los personajes durante el rodaje? ¿O no?

No. En rodaje desde que dicen acción hasta el corte, yo voy a muerte. Luego en rodaje me encanta estar con el equipo, me hago amiga de todo el mundo, no soy de quedarme el personaje durante las horas de rodaje y, luego cuando llego a mi casa, estoy feliz de no estar currando. Pero sí que desde la acción al corte voy a muerte. Mi manera de ir a muerte es ir a tope y si me tiene que doler, que me duela.

Estás a punto de cumplir 30 años. Y es la segunda vez que te toca hacer de madre después de Girasoles silvestres ¿Has notado ese cambio? ¿Cómo lo llevas?

Me encantan los niños. Fue muchísimo más agotador la peli de Girasoles en cuanto niños que en este caso, porque aquí todos los planos del bebé, casi todos, están rodados con una doble mía en una segunda unidad, mientras yo estaba rodando todas las otras movidas. Yo con el bebé estuve en realidad dos o tres días, muy poco. Entonces cuando estaba con el bebé, yo era feliz. A mí me encantan los niños y en la peli de Girasoles disfruté muchísimo de estar con niños, pero era agotador. Supongo también que hay algo de que me estoy haciendo mayor y también en mis personajes se empieza a notar eso, como que de repente ya me dan personajes un poco más maduros que trabajan la maternidad.

El periplo de Anna Castillo por las masculinidades

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En cierto sentido es una película de género, ese subgénero de encerrados en algún sitio minúsculo, que lo hemos visto también con Rodrigo Cortés con 'Buried', ¿acabas de rodar con él, no?

Sí, me ha gustado muchísimo. La película se llama Escape y el protagonista es Mario Casas, yo hago de su hermana y ha sido muy guay. Me ha encantado currar con Rodrigo y me ha encantado currar con Mario. Rodrigo es muy, muy inteligente, y muy buen director

¿Y en qué momento profesional estás? ¿Hay curro o no hay curro?

Este año he currado poquísimo, hice la peli de Rodrigo y ya. También creo que el universo es sabio porque el año pasado hice Nowhere, que en realidad me llevó de enero a julio entre la preparación y el rodaje. Fue un proyecto muy intenso y muy largo. Y luego hice Un cuento perfecto. Entonces fue un año de muchísimo curro, muy intenso y de estrenar muchas cosas. Este año ha sido un año de cambio en todos los sentidos. He estado sin currar mucho tiempo, pasando por estos 29 y una crisis muy cercana a los 30 que he tenido que surfear también. Entonces a nivel profesional creo que ahora voy a volver un poco a currar.

Y esa incertidumbre, ¿cómo se gestiona? Esa intermitencia del actor, ¿tiene que haber una gestión emocional de ese tiempo sin currar?

Sí, pasan muchas cosas. Yo, por un lado, soy muy privilegiada porque siempre he tenido mucho trabajo. Entonces quejarme porque de repente he estado cinco meses sin currar o cuatro meses sin currar, me parecería una barbaridad. Sí que hay miedos de, creo que ya no intereso, creo que ya no gusto, puede ser que haya currado tanto que ahora la gente se haya cansado de verme. Pero en realidad sé si es cierto o no, la gente está en su derecho a cansarse de mí, desde luego, pero también sé que esto es una cosa muy cíclica. Hay algo muy lógico y sabio en que esto sea cíclico. Si yo he estado una época currando muchísimo, tiene que haber un momento de parón también. Además, en este momento de parón se han estrenado varios proyectos del año anterior. Hay que tomarse también el tiempo para aterrizar y vivir. Le doy bastante más importancia a mi vida personal que a mi trabajo, porque soy una privilegiada y he tenido mucho trabajo. Si fuera distinto, igual sería de otra manera. Pero sí que es verdad que he aprovechado mucho este año para poner mi vida en paz, en salud mental y en orden, en estar tranquila, o por lo menos intentarlo. En eso estamos.

Para eso es importantísimo estar en un lugar sano desde el que se pueda trabajar. Los actores sois noticia desde que se anuncia un proyecto hasta que se estrena, da esa sensación de que no paras ¿Y ahora puedes decir con esto voy a tope y esto otro me lo pienso, puedes decir no porque no te ves implicada del todo?

Sí, sí. Y además confío mucho en decir que no. En este tiempo he dicho que no a algún proyecto y ahora también. Creo que las carreras se construyen a base de noes también. Y tampoco soy una persona que esté completamente obsesionada con un tipo de carrera. De hecho, siempre lo digo, yo decido los proyectos por intuición y por emoción, y por una cosa muy primitiva y muy básica de ilusión. He tenido la suerte de que me han llegado proyectos muy distintos y que he podido tener un equilibrio bastante guay hasta el momento. Ahora estoy diciendo que 'no' para volver un poco a ese equilibrio y volver un poco a hacer proyectos más pequeños, a volver un poco a las óperas primas, al cine indie, que también como espectadora es lo que más me gusta. He estado haciendo cosas más comerciales por amor y por ilusión y porque confiaba en que había algo que estaba bien, y ahora quiero redirigirlo un poco.

Han pasado cinco años ya desde el Goya a mejor actriz revelación por El olivo. Fue muy emocionante, te lo entregó tu amiga Macarena García y estabas nominada con Belén Cuesta, ¿cómo recuerdas ese momento?

No lo recuerdo. Lo sé porque lo he visto pero no me acuerdo. De hecho, alguna vez lo he contado, yo estaba con mi madre al lado y cuando dijeron las nominadas son, empezaron a decir los nombres, le dije a mi madre, se me ha dormido un brazo. Esta cosa de los nervios que se te nubla un poco todo. Yo recuerdo mucha alegría, mucha emoción y ya.

Y luego Belén Cuesta te entregó un Feroz, uno de los dos que ganaste en esa edición con Arde Madrid y Viaje al cuarto de una madre ¿Cómo te tomas los premios? ¿Son importantes o los ves, como dices tú, como el amor o el cariño de la industria y la prensa?

Creo que son como caricias. Eso me lo dijo una vez Gracia Olayo. Y es verdad. Los premios no te aseguran el curro, los premios no significa nada. Sí que es verdad que para mí, o por lo menos en el momento en el que yo estaba cuando recibí el Goya, sí sentí como un aval de confianza, digamos, porque yo tampoco era muy conocida en ese momento. Justo después se hizo la peli de La llamada, entonces sí que hubo como cierto reconocimiento y cierta confianza, pero luego para mí siempre es como un abrazo y ya. Y se pasa rapidísimo también lo de los premios. Además, los premios también tienen esta cosa de arma de doble filo, porque si te dan un premio, luego no te lo van a volver a dar rápidamente. Hay algo también de que la gente va compensando, los premios no son meritocráticos ni tampoco son súper objetivos. Pero cuando toca, pues hace mucha ilusión.

¿Y como actriz o en general necesitas una validación externa? En el fondo todos necesitamos esa palmadita en la espalda

Sobre todo porque creo que soy bastante malcriada en el sentido de que casi nunca o muy pocas veces he recibido lluvia de malas críticas. Siempre, o de manera general, los comentarios suelen ser buenos. Entiendo que no todos los trabajos llegan igual y yo pongo el mismo esfuerzo en hacer una cosa que en hacer otra, y eso no significa que llegue de la misma manera, pero me da pena cuando la gente no lo recibe bien. Tampoco me fustigó porque de verdad que yo intento hacer bien mi curro y por lo menos yo estoy un poco tranquila con eso. Entonces, cuando las pelis o el proyecto no llega bien y hay una mala crítica, me duele porque le he puesto mucho esfuerzo y le he puesto mucho trabajo, pero no me fustigó de más.

¿Lees las críticas? En estos tiempos hay algo de injusto, por la velocidad a la que va la información, en salir de una película y poner un tuit corriendo criticándola. Muchas veces no se le dedica el tiempo suficiente para pensar o procesar esa película. Es algo que, en parte, nos pasa en los festivales

Sí, se estrenan tantas cosas que es muy difícil digerir tanta peli y tanta ficción en tan poco tiempo y tener una opinión clara, construida y honesta. Es que es complicadísimo. Yo lo entiendo. Yo me leo las críticas, es verdad que también lo relativizo mucho todo, pero leo las críticas porque me interesa básicamente. También te digo que todo lo que hago en realidad lo hago para mis padres. Por ejemplo, con Nowhere, como yo no soy espectadora de este tipo de cine, decía, no sé si esto está bien, no sé qué está pasando, no soy nada objetiva. Me veo a mí durante mucho rato seguido. Yo no tengo ni idea de que está pasando. Se la enseñé a mi padre y me dijo, a mí me ha encantado. Y digo pues ya está, ya está.

¿Qué cine ves en casa o no ves?

Hombre, sí, claro que veo cine en casa, veo mucho Filmin. Y luego también intento ir bastante al cine. Depende un poco, veo de todo. Yo, por ejemplo, cuando necesito zona de confort tiro por comedias románticas, cuando de repente me dicen, oye, pues en Filmin hay una peli que tal, me la veo. O de repente, típico domingo por la tarde, que es mi peor día de la semana, me pongo una peli de terror un poco chunga. El último domingo estaba yo con un poco de resaca, un poco triste y tal, me vi una peli de terror que se llama It Follows con una pizza. Oye, pues me arregló la tarde.

¿Y alguna de las películas que has hecho te ha marcado especialmente?

Con el tiempo las pelis que haces las vas romantizando. Pero sí me han marcado, me marcó El olivo por lo que supuso, me marcó mucho Viaje al cuarto de mi madre, es de mis favoritas yo creo.

Esa peli creo que nos marcó a una generación.

La viví de una manera muy honesta y más en un personaje que para mí era muy distinto a lo que había hecho y muy distinta a mí, muy introvertida, muy poco expresiva, digamos. Y con Lola (Dueñas), a la que admiro muchísimo. Es de las que más me ha marcado, La llamada, por lo que representa también, Girasoles para mí fue una oportunidad increíble a nivel emocional y de personaje. Son proyectos a los que les tengo muchísimo cariño.

Y hablábamos antes de Macarena García, de Belén Cuesta, que son compañeras actrices, pero también amigas. Hay algo bonito en ver en redes sociales cómo os lleváis frente a otros tiempos en el que quizás las revistas ponían a las actrices de algún modo a competir. Vuestra generación sí que está cambiando de alguna manera el chip

Absolutamente. No sé si es por generación, no te sabría decir, pero sí. Mis mejores amigas son Maca, Belén, Claudia Traisac, Greta Fernández, Vicky Luengo... Ayer estaba comiendo con el grupito este de Maca, Belén y tal, y hablábamos mucho de la profesión. Yo de la peli, Maca, de La Mesías. Estábamos hablando y nos decíamos, yo no pienso en ti como actriz, yo pienso en ti como persona, pienso en ti como colega. Creo que somos mucho más que actrices. Te conozco a niveles mucho más profundos, a todas, entonces somos actrices, pero somos amigas y ya. Yo no siento ningún tipo de competitividad con ellas, de hecho, yo quiero que las cosas me vayan muy bien y me gustaría que me llegaran proyectos increíbles, pero por Dios, a ellas también.

Se ha hablado mucho en los últimos años del MeToo en Hollywood, del Se acabó ahora con las jugadoras de la Selección española, ¿en la industria has notado un cambio o has llegado también en un momento de la industria donde hay cosas que se estaban desterrando?

Yo creo que he llegado en un momento de la industria mejor que en los anteriores, pero yo sí he visto cosas y he vivido cosas como desagradables. No podría señalar un abuso concretamente, pero sí puedo señalar muchísimos comportamientos machistas de poder desagradables. Creo que por lo menos ahora, al ponerle nombre y al identificarlo, hay cierto pudor, y muchas veces, aunque sea teñido desde la risa, por lo menos ya se sabe que hay algo de esto que no está bien. Hablo desde la risa como esta cosa de ridiculizar nuestras exigencias o nuestra posición. Pero sí, veo avances, veo avance, pero también veo a mucho guarro. Esto va a ser el titular también, ya lo estoy viendo (risas)

Hace poco hablaba con Imma Cuesta de lo que hemos aprendido en los últimos años y de lo que seguimos aprendiendo ¿Tú también has vivido un proceso de transformación con el feminismo? ¿Cómo te ha cambiado en estos años la mirada con lo que has aprendido?

Es verdad que cuando te quitas la venda y te das cuenta de cosas, ya empiezas a verlo todo distinto y empiezas a reconocer muchísimas cosas. Yo, por ejemplo, he nacido en una generación o hemos nacido en una generación en la que de manera inevitable naces siendo machista, homófobo, e incluso ya no hacia los demás. Porque, por ejemplo, ahora voy a hablar de homofobia, que no era lo que hablábamos, pero yo siempre he tenido muchísimos amigos homosexuales. Yo crecí siendo heterosexual, pero todos mis amigos homosexuales cuando eran pequeños o adolescentes tuvieron movidas para salir del armario, que va la homofobia intrínseca en eso. Y es como, joder, ¿cómo puede ser? Tuve la suerte yo de enamorarme de una mujer con 23 y ya me daba igual, pero no me hubiera dado igual con 14, ¿sabes? Con el feminismo me pasa un poco igual. Cuando yo era adolescente tenía unas relaciones con chicos que eran bastante machistas y con comportamientos muy abusivos, y no era consciente porque se suponía que era normal. Y de repente cuando me he ido haciendo mayor y me he ido deconstruyendo, he dicho, no, esto era abuso, esto no estaba bien, esto tal. Y era yo la que lo permitía. Y esta cosa de la competitividad con las tías, que es una cosa que reconozco mucho más de cuando era adolescente que de ahora, es lo que decía Victoria Martín hace poco, no me tienen por qué caer bien todas las tías, pero sí que hay algo como de si necesitas algo, estoy aquí. Y es verdad, hay algo que se ha implantado y esta deconstrucción ha sido pues sí, desde cinco o diez años atrás.

José M. Romero

José M. Romero

Cubre la información de cine y series para El Cine en la SER y coordina la parte digital y las redes...

 
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