El pacto migratorio alcanzado por los países de la Unión Europea horas antes de la cumbre de Granada va a estar sobre la mesa en la reunión que están ya celebrando los dirigentes de los 27 durante este viernes. Un acuerdo que fue recibido con alivio por las instituciones europeas, pero que no tiene por delante un camino sencillo para entrar en vigor. Hungría y Polonia ya votaron en contra del acuerdo el miércoles y hoy han confirmado esa oposición que, si bien no bloquea el pacto, sí puede hacer mucho más complicada su entrada en vigor. «Es imposible que haya un acuerdo hoy y en los próximos años», ha dicho el primer ministro húngaro Viktor Orban en Granada, quien ha llegado a comparar la aceptación del pacto con una violación. «Legalmente se nos ha violado, se nos ha forzado a elegir algo que no queremos». En la misma línea se expresaba minutos antes el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, quien lleva semanas endureciendo su discurso contra la migración a las puertas de unas elecciones en su país en las que puede depender del apoyo de la extrema derecha. «Polonia mantendrá su veto a medidas draconianas», ha dicho también en la ciudad andaluza. Dice Morawiecki que no tiene miedo a lo que ha llamado «dictados de Bruselas». En Granada también, la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, ha asegurado que a pesar de las palabras de Orban ella es «optimista» y ha contado que ha hablado con Morawiecki y que Bruselas admite que «cada país tiene una situación diferente». Metsola cree que la propuesta del pacto es equilibrada y que «no existen soluciones individuales». A pesar de la oposición de Hungría y Polonia, y en el mismo día en el que la ultraderechista Giorgia Meloni firma junto con Riski Sunak una carta en la que se congratulan del endurecimiento de las medidas contra los migrantes en Europa, los dirigentes comunitarios insisten en la necesidad de llegar a un acuerdo cuanto antes. «No sé lo que va a hacer cada país en particular, pero Europa necesita un acuerdo que nos permita no solamente parar a los inmigrantes cuando ya están poniendo en riesgo sus vidas, sino antes, y atacando las causas profundas de la inmigración», ha explicado el Alto Representante de la UE Josep Borrell, quien además ha recordado que a las personas migrantes «se las utiliza como armas» para presionar a terceros países en las fronteras. La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, ha defendido el pacto alcanzado el miércoles como «un gran éxito». Hungría y Polonia en todo caso mantienen su oposición al mecanismo de cuotas de acogida obligatorias. El pacto establece medidas de solidaridad para los países que no quieran asumir esas cuotas, pero para estas naciones tampoco son adecuadas. Bruselas defiende la creación de corredores humanitarios y una mayor cooperación con los países de origen y de tránsito, pero al mismo tiempo los 27 se han mostrado dispuestos a endurecer las condiciones y métodos de asilo para reducir el número de personas que puedan acceder a las ayudas y protección en territorio comunitario.