Gabi Martínez: "Está pasando, 30 grados en octubre, el cambio climático debería ser prime time"
Recorremos la isla de Buda, en el Delta del Ebro, el segundo humedal más importante de España y condenado a desaparecer por el cambio climático. El escritor nos presenta 'Delta', una apuesta desde el arte y la movilización ciudadana para evitar la destrucción de otros territorios
Gabi Martínez: "Está pasando, 30 grados en octubre, el cambio climático debería ser prime time"
Delta es el nuevo libro de Gabi Martínez (Barcelona, 1971). Publicado por Seix Barral y en catalán por Ara Llibres, es una novela a caballo entre el reportaje y la mejor ficción para abordar la situación del Delta del Ebro, uno de los primeros lugares del mundo que quedarán enterrados por el agua a causa del cambio climático. "Los primeros refugiados climáticos de Europa podrían ser del Delta del Ebro", nos advierte el escritor. Nos hemos desplazado a la isla de Buda, donde Martínez se instaló durante un año para conocer de primera mano las tensiones entre la administración, los vecinos, los turistas, ecologistas, cazadores y pescadores en este territorio que respira biodiversidad. Todavía, cada vez menos.
Llegamos con una hora de retraso por una avería en la infraestructura del AVE, nos dijeron por megafonía. Ave Madrid - Camp de Tarragona y de ahí un coche hasta la isla de Buda, a una hora de la estación. Justo antes de llegar, vemos un cartel: "benvinguts a la terra del arroz". Enfrente el Tanatorio de Deltebre. No podía ser más gráfico el recibimiento.
Gabi Martínez está con Guillermo Borés, arrocero propietario de La Pantena, el terreno y la casa donde el escritor barcelonés ha pasado un año. Como Henry David Thureau en Walden, solo que los humedales se están perdiendo a un ritmo tres veces superior que el de los bosques, como advierte Gabi en su libro. Guillermo lleva años defendiendo y dando a conocer la problemática que sufre el Delta del Ebro, el humedal más importante de España después de Doñana. "Sufre las consecuencias de dos fenómenos: primero la falta de sedimentos, como consecuencia de la construcción de pantanos, pero sobre todo por el cambio climático, que ha hecho que el nivel del mar haya subido. Y la frecuencia con que se dan los temporales, cada vez más devastadores, es muy alta.
Estamos en octubre, a 30ºC, un clima más propio de Sevilla, advierte el agricultor. "Está pasando, no podemos negarlo, el cambio climático es un asunto que debería ser prime time en los medios cada noche", añade el escritor. ¿Podría Antonio Vivaldi componer hoy Las cuatro estaciones? El libro propone una única estación, vivir en una era en la que sólo exista una estación. "Cuando hablamos de diversidad, de pluralidad de lenguas, me parece que si tuviéramos una sola sería esto todo un poco aburrido. Pues cómo vamos a vivir con una sola estación", se lamenta Martínez.
La isla de Buda es un terreno fértil y lleno de biodiversidad. Pero es cada vez más silenciosa. Hemos visto aves de todo tipo, moritos, gaviotas, garcillas, pero cada vez menos. "Las aves están desapareciendo los fenómenos atmosféricos adversos. Los temporales de mar producen por un lado inundación, por otro lado regresión de la costa y finalmente intrusión de agua marina dentro de una laguna que es de agua dulce".
Delta es un libro que nos expone a este territorio de intereses enfrentados desde un punto de vista literario y muy sensual, a la vez que también aportando mucha información. Los orígenes del Delta, otros ríos intervenidos como el Ebro, el segundo más intervenido del mundo después de El Nilo. "Creo que uno de los papeles de la literatura es precisamente trabajar con esas tensiones, acercarnos a ellas y hacer que las entendamos un poco. Y a partir de ahí animarnos al diálogo", dice Gabi. "El libro arranca después de hablar con una persona del Delta, que había leído libros anteriores, y de decirle que a mí me gustaría explicar cómo es la luz del Mediterráneo en el que yo crecí con mi padre, que era pintor de paredes, con el que estuve trabajando y al que vi mezclar los colores y usar la luz". Guillermo, heredero de la isla de Buda, ha acogido en su casa a escritores, pintores, poetas y músicos que salen difundiendo esta realidad. Gabi pasó un año entero documentándose y escribiendo, entre febrero de 2021 y febrero o marzo de 2022.
Es la isla más grande de Cataluña y aunque solo vaya a quedar el recuerdo, el escritor apuesta por el arte para comunicar la belleza de este enclave y prevenir de que pueda reproducirse lo mismo en otros lugares. El arte y la movilización de la sociedad civil son las herramientas de cambio, "el arte porque transmite relato, es uno de los grandes movilizadores que tenemos, expresar con historias humanas y de seres vivos no humanos también, la grandeza del planeta en el que vivimos".
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Guillermo Borés se declara ecólogo, no ecologista, un debate que leemos también en la novela, el de defender el medio ambiente sin ideología. Se lamenta de que hoy un agricultor necesita una oficina para mover papeles, dice. Como amante del medio ambiente, Borés se confiesa de acuerdo con que el Delta vuelva a ser lo que era, un humedal sin arrozales, sin la intervención del hombre, "pero sin tener que ceder a cambio de nada ni dejándolo a su suerte hasta que quede devastado y la administración se haga con él", añade. La Administración es casi otro de los personajes del libro, "la administración es la ola que repite y repite erosionando a los habitantes del Delta", podemos leer. "Si se salva el Delta y particularmente la isla de Buda, no va a ser por la voluntad política, que no la hay, sino que será por la decisión de la ciudadanía", denuncia Borés, aunque aquí no vota nadie y cada vez quedan menos jóvenes que trabajen los arrozales. "Los políticos hacen lo posible por evitar que se conozca este problema en el territorio, pero el problema es también de las entidades que defienden la conservación de un ecosistema". Borés ha sido muy crítico con los ecologistas durante nuestra vista. "Es una de las partes que aparecen en el libro reflejadas", advierte Gabi, que recoge en el libro ese intento de diálogo o ausencia del mismo.
Delta recoge el antes, el ahora y el después, el futuro. El antes: los orígenes de este territorio fértil, la pesca y la caza, la tradición. "Debates que son interesantísimos, porque estamos hablando de cómo alguien quiere matar a un flamenco y cómo alguien dice que a los flamencos no se les toca, es muy gráfico", explica. El ahora: la gestión del ahora el turismo y la cantidad de especies invasoras que están acabando con la biodiversidad, como el cangrejo azul que ha arrasado con los berberechos, por ejemplo. También el uso de animales como los bous para festejos taurinos.
Todo esto en un territorio en guerra. "El mar nos ha declarado la guerra y la primera batalla, las trincheras, están aquí, en la isla de Buda". Una guerra a priori perdida, es la sensación que uno se lleva después de leer las más de 450 páginas que tiene el libro. "Buda va a morir como todo". "El Delta muere, el libro acaba, la vida sigue". La muerte y cómo hablamos y nos relacionamos con la muerte, es otro de los asuntos que obsesionan al escritor.
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Gabi Martínez cree que hemos llegado a este punto de estar acabando con nuestro entorno por no aceptar que las cosas tienen un final y que debemos asumir los ritmos naturales de la vida. "Por eso la muerte es importante, hablar de la muerte como hablaban nuestros mayores, de cómo se han relacionado con ella los mayores y cómo se han relacionado las culturas ancestrales, que han entendido que eso formaba parte de la vida y que había que disfrutar el hecho de haber vivido".
Con una belleza y crudeza desgarradoras, la novela abre unos temas que son apasionantes y de una actualidad absoluta, que nos interpelan a todos, porque nuestra vida está en juego. El Delta, como a Mateo, otro de los personajes del libro, nos ha absorbido. Nos ha sustraído de todo lo demás. "Espero que este diálogo que propone el libro trascienda, que no se quede solo en las personas que forman parte del territorio, sino que se sientan en las grandes ciudades", concluye el escritor.