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Josefa Ros: "Cuando nos estamos aburriendo el cerebro se pone a trabajar para buscar una estrategia de huida de esa situación"

La investigadora especializada en estudios del aburrimiento analiza las claves para entender cómo nos relacionamos con esta sensación

Imposible aburrirse con el duelo Murcia-Cartagena

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Madrid

La Real Academia de la Lengua Española define en un su primera acepción la palabra aburrimiento como "cansancio del ánimo originado por falta de estímulo o distracción, o por molestia reiterada"; en la segunda simplifica el concepto: "persona, cosa o situación que aburre".

El aburrimiento ha estado habitualmente relacionado con la infancia y, por ende, con la creatividad y la imaginación. Hemos crecido con la idea de que era necesario para desarrollar el ingenio. Sin embargo, la autora de 'La enfermedad del aburrimiento' explica que hay cierto mito en esa relación ya que frecuentemente lo que hacemos es utilizar alternativas que ya sabemos que acaban con esa sensación. "La mayoría de las veces tiramos de lo que nos ha funcionado en el pasado para llenar esos momentos vacíos que nos está causando aburrimiento", añade Ros. En el momento en el que sentimos que algo no nos está satisfaciendo "tenemos que hacer cualquier cosa para salir de ese estado de malestar que nos causa una situación que no es suficientemente estimulante y que, además, no está en armonía con nuestras expectativas", puntualiza la investigadora.

Otro de los habituales es confundir aburrimiento con cansancio. La necesidad de "parar", sobre todo en la edad adulta, se asocia con la sensación de estar aburrido; en muchas ocasiones causada por la espiral de actividad continua en la que vivimos. La exigencia de ocupar la mayor parte del tiempo y demostrar un productividad constante también fomenta que relacionemos el necesitar descansar con requerir sentir aburrimiento. Por este motivo, Josefa Ros añade que, sin saber si es algo directamente de este siglo, "no paramos de escuchar por activa y por pasiva "tenemos que dedicar más tiempo a aburrirnos"". Ros explica que realmente el proceso es el contrario: "cuando nos estamos aburriendo, el cerebro lo que hace es ponerse a trabajar para buscar una estrategia de huida de esa situación, por lo que no descansamos". Finalmente, en la decisión está la diferencia ya que, según la investigadora, "realmente uno se aburre cuando está sin hacer nada porque le están obligando, pero si una persona decide estar sin hacer nada, eso no es aburrimiento, porque el aburrimiento duele siempre".

Con el paso de los años enfrentar el aburrimiento puede considerarse más complicado porque asociamos "el no hacer nada con perder el tiempo". La idea de explotar cada segundo hace que de cara a la sociedad "si te aburres, eres un vago", finaliza Ros.

 
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