Jenni Hermoso, ante la Fiscalía por el 'caso Rubiales': "En ningún momento fue consentido, no me sentí respetada"
Sobre el comunicado de la RFEF con declaraciones suyas tras el beso: "No escribí ni dije ni una palabra de ese escrito"
Mediaset ha publicado en exclusiva este lunes en el programa 'Código 10' la declaración de Jennifer Hermoso del pasado 5 de septiembre ante la Fiscalía tras el beso no consentido que le propinó Luis Rubiales tras la final del Mundial de Australia y Nueva Zelanda. En esta declaración, según las imágenes desveladas por Mediaset, la jugadora, que incluso se llega a derrumbar al explicar las presiones recibidas tanto directamente como a través de su entorno, insiste en que en ningún momento consintió el beso del ya expresidente de la RFEF y reitera que trató por todos los medios de mostrar entereza tras el beso no consentido para no empañar la celebración del título.
"¿Las bromas? En ese momento, la mitad ni había visto las imágenes. Yo no me sentí cómoda con eso, yo intenté evadirme un poco para que todas pudieran disfrutar (...) Yo no quise empañar el éxito, pero en el autobús estaba nerviosa, esas imágenes que estaban dando la vuelta al mundo eran conmigo... Yo no me iba a poner a llorar en una esquina y empañar esa celebración", llega a decir la futbolista, que no puede contener las lágrimas al explicarle a la fiscal cómo vivió todo. "Mancharon mi imagen. Yo, como jugadora, no fuí protegida. A mí ellos me pedían que les protegiera, pero... ¿y a mí? Eso me lo repetí mucho y se lo dije a ellos. A mí nadie me sacó la cara, nadie la ha dado por mí, yo no busqué nada de lo que había pasado", añade la jugadora, que llega a asegurar que fue un alivio para ella marcharse a México para evadirse de todo lo que estaba viviendo.
Un beso no consentido
En la declaración, Hermoso describe los instantes previos al beso. Su versión solo coincide con la de Rubiales en que ambos intercambiaron unas palabras antes de que Rubiales la besase. “Lo primero que le digo al abrazarle fue 'la que hemos liado'. El pega un salto sobre mí, yo me mantengo firme para sostenernos. A la que baja me dijo que 'este mundial lo habíamos ganado gracias a mí'. Lo siguiente que recuerdo son sus manos en mi cabeza y no recuerdo haber escuchado nada más”, asegura Jennifer Hermoso ante la Fiscal, que insiste en que ella solo le dijo "la que hemos liado". “Lo único que yo recuerdo decirle es 'la que hemos liado'. Él me dice que el Mundial lo hemos ganado gracias a mí y ya no recuerdo nada más, las manos en mi cabeza y me propia un beso”, reitera Jenni.
“No me lo esperaba, no me esperaba que en ese escenario… Era la entrega de medallas de un Mundial. Mucha emoción, mucha alegría, pero yo no busqué ese momento ni hice nada para que se llevase a cabo este acto”, lamenta la futbolista, que deja claro que tras recibir el beso se quedó en estado de shock. “En ese momento estaba en shock. Era un hecho histórico, nos había costado la vida, en ningún momento me podía esperar que pasara algo así. Yo abracé a la reina, a su hija… Rubiales era una persona de confianza, yo no pensaba que fuese a hacer algo así. No tuve tiempo de reaccionar, al instante me bajé a la tarima y lo primero que hice fue decírselo a mis dos compañeras a Alexia Putellas e Irene Paredes”, continúa la jugadora. “En ningún momento fue consentido. Me sentí no respetada, no se me respetó ni como jugadora ni como persona. Yo estaba viviendo algo histórico y pensé que algo así iba a acarrear consecuencias. Yo no hice nada para encontrarme con esa situación”, sentencia la jugadora sobre la acción de Rubiales.
Irene Paredes y Alexia Putellas, primeras en saberlo
Irene Paredes y Alexia Putellas fueron las primeras en saber que Rubiales había besado en la boca a Hermoso. La propia jugadora se lo dijo a sus compañeras cuando esperaban a recibir el trofeo de campeonas del mundo. "Lo primero que dije al ver a Alexia y Irene fue, 'oye que me acaba de dar un beso Rubiales en la boca", le dice Jenni Hermoso a la fiscal en la grabación, unas palabras que fueron ratificadas por ambas en su declaración judicial. "En ese momento de euforia... entendí mal y entendí que la reina le había dado un beso. Como era un momento en el que nos iban a traer la Copa no le hice mucho caso. Cuando llegamos al vestuario dije, eso no está bien", llegó a decir Irene Paredes en su declaración. Algo similar a lo que declaró Putellas, que asegura que fue en el autobús al ver las imágenes cuando realmente fue consciente de la gravedad de lo ocurrido.
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Jenni Hermoso, por su parte, trató de seguir adelante con la celebración, ya que no quería que nada "robase protagonismo" al triunfo. "Volvemos al vestuario en un ambiente de celebración por haber sido campeonas del mundo. Mi sensación en ese momento era de que no podía robar protagonismo de ningún tipo a lo que había pasado, porque era histórico. Yo seguí adelante para proteger a todas mis compañeras, no quise sentirme de otra manera porque era meterlas en algo en lo que no habían tenido culpa. Mi idea era tener que disfrutar de algo que nos ha costado tanto trabajo conseguir", dice Jenni Hermoso ante la fiscal. "El ambiente en el vestuario era enloquecido: champán, cerveza... En ese momento intenté hacer de tripas corazón y seguir disfrutando con mis compañeras. Obviamente estaba claro lo que había pasado y lo que había sentido en ese momento, pero no había visto la imagen del beso. No había visto nada de lo que ya se estaba hablando hasta que me lo enseñan en el vestuario. Cuando vemos las imágenes es como... esto ha sido real", lamenta.
Presiones en el vestuario y el autobús
"En el vestuario, entró Ana Álvarez, directora deportiva de la Selección, y me dice que me llama el presidente que necesita que salga. Él está fuera de la puerta del vestuario y me dice 'Jenni, se está hablando mucho del beso'. Yo ahí le dije que yo sabía cómo había sido, que no había estado bien y que él sabía que le iba a caer. 'Lo que has hecho lo has hecho delante de todo el mundo', le dije. Me intentó explicar los momentos del beso y le dije que no tenía que explicarme nada. Ahí, de repente, me dijo que necesitaba decir algo en el vestuario. Pasé con él y ahí ya era consciente de lo que estaba pasando. Desvió el tema y dijo que teníamos un viaje pagado a Ibiza por haber ganado el Mundial. Ahí ya estaba un poco nervioso. Yo estaba al lado de él y todo el rato me cogía. Me venía a agarrar del hombro y empezó a decirme lo del viaje y la gente empezó a gritar", desvela Jenni Hermoso.
Este no fue el único episodio de presiones que vivió la jugadora. El siguiente tuvo lugar en el autobús. "Para el autobús, se hace un silencio mortal y me empiezan a decir desde delante que baje, que baje rápido. Bajé y me enseñaron un escrito, yo no dije ninguna palabra de ese escrito. Tenemos que poner esto porque se está montando mucho jaleo y tenemos que quitarle hierro al asunto. Yo les dije que hiciesen lo que quisieran, pero no escribí ni dije ni una palabra de ese escrito. Me sentí coaccionada", asegura la jugadora ante la fiscal.
"Se escribió un texto que tenía que hacer solamente mío. Ni recuerdo bien lo que ponía, era que fue un momento de euforia, de alegría y que eso no tenía mayor consecuencia. Yo no dije ninguna palabra de ese escrito (...) Otra vez me estaba sintiendo como que estaba obligada a hacer algo. Me sentí coaccionada otra vez. Al final, pienso que ellos son trabajadores y tenían que hacer esto. Él no vino a decirme qué tenía que poner en ese comunicado. Ahí ya vi que él sabía que algo estaba mal. Yo dije que no y me dijeron 'míralo, que no va a pasar nada y lo mandamos a la prensa", añade.
Más presiones en el vuelvo de vuelta
De las presiones indirectas, a través de trabajadores de la RFEF, se pasó a una charla directamente entre Rubiales y Jenni Hermoso. Se produjo en un momento en el que Hermoso se levantó de su asiento para ir al baño. Ahí pasó cerca del sitio de Rubiales. "Ellos iban delante de nosotras, en el business, y estaban reunidos. Su jefe de prensa, su grupo de trabajo... todos. Ahí vimos que algo no iba bien. Recuerdo ir al baño y verle de pie. Ahí me llamó. Fuí y me dijo que se estaba formando una gorda con el beso y que le tenía que ayudar, que tenía que salir con él en un vídeo cuando parásemos en Doha. Decía que le estaban llamando acosador. Yo le dije que no, que ya le había dicho antes que se iba a liar. Yo me sentí muy incómoda. Ahí me dijo: 'he hecho muchas cosas por el fútbol femenino. Soy una buena persona y si ayudas a una buena persona...'. Yo me puse muy nerviosa, pero le dije que no tenía que salir en ese vídeo porque yo no había hecho nada. Él me dijo que tenía que hacerlo por sus dos hijas, que están ahí llorando en el avión. Le dije que quería hablar con mi gente. Él me dijo que ahora mandaría a alguien a hablar con mi hermano. Le pregunté que por qué con mi hermano. Que yo iba a hablar con mi agente y con mi agencia de representación", explica la jugadora.
Vilda habló con su hermano en el avión
"Él me estaba pidiendo que le ayudase a solucionar un acto que él provocó. Yo me sentía como una víctima. Yo no tenía por qué ayudar a nadie. ¿Si me sentí coaccionada? Claro. Yo en ningún momento me pude sentir bien. Estaba en shock de una celebración. Incluso una compañera mía me dijo que estuviese atenta porque Vilda estaba dando vueltas por el avión intentando hablar con mi familia (...) Me dijeron que había dado dos vueltas intentando hablar con mi familia. A la tercera vuelta vio que mi hermano estaba despierto y se puso a hablar con mi hermano. Ahí ella me dijo que estaba hablando con mi hermano", asegura la jugadora, que pone en el foco de las presiones a su exentrenador como último recurso de la RFEF.
"Le decían a mi familia que yo había sido muy importante, que me lo merecía y que me intentaran convencer para que ayudase a que se restara importancia al acto. ¿Si se utilizó a mi familia para convencerme? Claro. Ahí había 100-200 familiares, no sé por qué justamente se paró con la mía. Más luego lo que le diría a mi hermano, claro. Mi hermano me dijo que estaban dejándole caer que si yo ayudaba me podía ir bien y que era lo que tenía que hacer. Le dijeron que me convenciera de que les ayudase. Es lo que me dijo él, que le ayudase", sentencia.
Presiones en Ibiza
Las presiones no cesaron tras la llegada a España y la fiesta de celebración en Madrid. Las jugadoras se marcharon de viaje a Ibiza, pero la RFEF no cesó en su empeño de que la jugadora colaborase para hacer más pequeño el escándalo. "Nos fuimos a Ibiza y según llego a Ibiza estaba el director de marketing. Me pasa el teléfono de otra persona, del director de Integridad, que estaba haciendo un informe, y me dicen que tengo que hacer un Zoom. Yo les pregunté si estaba obligada, ellos me dijeron que era lo que había decidido la RFEF y que había que hacerlo, aunque no estaba obligada. Yo le dije que quería consultarlo con mi agente, más si me decían que estaba obligada de aquella manera. Eran muy insistentes, les comenté que no tenía batería en el móvil y ellos se ofrecieron a cargarme el teléfono. A los 10 minutos, este me dice que si puede pasarme ya el teléfono para el Zoom y le dije que no, que estaba comiendo y que me dejase tranquila (...) Después, este director de marketing, Rubén, me dice si puedo hablar con Albert Luque. Yo con Luque tenía buena relación personal, me había escrito para darme la enhorabuena y para ver si podíamos hablar. Yo le dije a Rubén que sí, que ya hablaría con él y que me había escrito. No le contesté en ese momento y seguí comiendo", narra Jenni Hermoso, que cuenta además que las presiones siguieron a lo largo del día.
"Por la tarde íbamos a un hotel a ver el atardecer. Rubén me seguía insistiendo en que hablase con Albert. Al final respondí a Luque y le dije que lo hacía porque tenía confianza con él, pero que no quería hablar de nada de lo que había pasado. Antes, él me había dicho que si no iba a hablar ni dos minutos con él solo por la relación de confianza que teníamos", apunta la jugadora, que desvela que, tras su negativa a hablar con Luque, la RFEF cambió de estrategia y el objetivo de esas presiones pasó a ser una amiga suya.
Cargos próximos a Rubiales comenzaron a acosar a su amiga Ana. "Estando en una hamaca tumbada, veo que Rubén llama a mi amiga Ana. Me dijo que le trasladó que Luque quería hablar conmigo. Yo le dije que no, que lo que quería era disfrutar. Ni en Ibiza estuve tranquila (...) Ella estuvo hablando con Luque un montón de tiempo por teléfono y me dijo que él se iba a presentar en mi hotel de Ibiza. Le dije que no, que no iba a hablar con él, pero él se presentó en el hotel. Fue mi amiga Ana la que bajó a hablar con él. ¿De qué habló con Luque? Hablaron durante mucho tiempo, yo le dije que ni me lo contara, que no lo quería escuchar. Insistió en que quería hablar conmigo, pero a día de hoy no sé la conversación entera, Intentó convencerla para que yo accediese a hablar con él, estuvo como media hora hablando con Luque", declara Jenni ante la fiscal.
Finalmente, Luque le transmitió este mensaje a Ana, la amiga de Jenni Hermoso. "Me parece tan injusto, tan injusto, lo que se le está haciendo a Luis. Me parece tanta bajeza humana la actitud de Jenni... Tan poca empatía y humanidad... Un simple gesto, quitarle a una persona el marrón más grande de su vida... Sabiendo ella que hay mala fe cero, subiéndose al carro de matarlo", le trasladó. Pese a las presiones tanto directas como a través de su entorno, la jugadora no accedió a los intentos de la RFEF.
Fernando Rodríguez
Coordinador del área digital de deportes de Cadena SER desde 2021. Previamente, estuve casi siete años...