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Muere Chuck Feeney, el creador de Duty Free que donó en vida su multimillonario patrimonio a causas benéficas

Durante las últimas décadas de su vida, el empresario no tuvo casa ni coche, llevaba un reloj de 10 dólares y prefería los autobuses a los taxis. Vivía con su mujer en un modesto apartamento alquilado en San Francisco, donde ha fallecido a los 92 años

Charles Feeney sentado para una entrevista en el apartamento de su hija Caroleen Feeney en Nueva York en 2007 / Liz O. Baylen/Los Angeles Times via Getty Images

Madrid

El empresario Charles Feeney murió el pasado lunes a los 92 años en San Francisco. A mucha gente en España puede que ese nombre no le diga nada pero se trata del mayor filántropo en vida que ha existido jamás. "Chuck Feeney es un notable modelo a seguir y el máximo ejemplo de dar mientras se vive", dijo Bill Gates en una entrevista a Forbes en 2012. El también millonario estadounidense Warren Buffett aseguraba hace unos años que Feeney era su héroe y consideraba que debía ser el de todos. Tenía motivos.

Feeney nació en 1931 en Elizabeth (New Jersey) en el seno de una familia de clase obrera. Tras su paso por las fuerzas aéreas estadounidenses, estudió administración de hoteles en la Universidad de Cornell en la década de los años 50 y después se mudó a Europa. En Barcelona, coincidió con Robert Miller, también exalumno de Cornell y juntos empezaron a vender artículos de lujo libres de impuestos a los militares estadounidenses que volvían a Estados Unidos procedentes de Asia. Eran los inicios de Duty Free, la empresa que le hizo cosechar gran parte de su millonaria fortuna. Más tarde también se convirtió en inversor de empresas tecnológicas que estaban empezando y su olfato para detectar su futuro potencial haría el resto.

El cambio radical: de tener 7 mansiones a vivir de alquiler

Con 50 años, Feeney era multimillonario. Poseía mansiones en Nueva York, Londres, París, Honolulu, San Francisco y Aspen, Colorado, y en la Riviera francesa. Eran los años 80 y su vida transcurría entre cenas de gala, yates y limusinas pero esa vida no iba con él y decidió dejarla atrás. Fue deshaciéndose de todas sus posesiones y comenzó a volar en clase turista y a usar el transporte público. La separación de su primera esposa —la francesa Danielle Morali-Daninos, con la que tuvo cinco hijos— le ayudó a desprenderse de más patrimonio: le entregó sus siete casas y un importante acuerdo financiero.

Fue entonces también cuando tomó una de las decisiones más importantes de su vida: donar su fortuna en vida a distintas causas benéficas: "No puedo pensar en un uso más apropiado y gratificante de la riqueza que dar mientras uno está vivo, dedicarse personalmente a esfuerzos significativos para mejorar la condición humana", declaró a Forbes.

Sus donaciones siempre las hacía de forma anónima y las distribuía principalmente entre universidades, instituciones médicas y científicas, y asociaciones de derechos humanos por todo el mundo. Fundó la fundación Atlantic Philanthropies en los 80 para poder canalizar esas donaciones de forma anónima y en 2016, con los 7 millones de dólares que dio a la Universidad de Cornell para el trabajo de servicio comunitario de los estudiantes, Feeney vació oficialmente sus cuentas.

En 1995 se casó con su secretaria de toda la vida, Helga Flaiz, y con ella ha vivido en alquiler en un apartamento de dos habitaciones en San Francisco hasta su muerte.