Biden abrazó a Netanyahu pese a los 500 palestinos muertos en un hospital

¿Queda alguna esperanza para los palestinos atrapados en la Franja de Gaza? La inmensa mayoría ya han huido de sus casas, Israel les ha cortado la luz y les impide el acceso a los suministros más básicos. No les queda agua, no les queda carburante y apenas alimentos. Lo que creían refugios seguros están siendo bombardeados sin piedad, hospitales donde la gente se hacina confiada en que allí no les pasará nada o escuelas de la ONU que son también objetivo de esta guerra cruel.

Ayer, Joe Biden estuvo en Israel, solo en Israel, se subía al avión en Washington cuando le dijeron que una bomba había matado a 500 palestinos en un hospital, pero no se cuestionó el viaje, llegó, abrazó a Netanyahu, dijo que a él le parece que el ataque vino de otro equipo, no de Israel, sin tener clara ni qué ni quién forman este otro equipo, y se fue seguro de un acuerdo para la entrada de algo de ayuda humanitaria a Gaza. ¿Cuánto de ayuda? Pues solo 20 camiones. ¿Cuándo, pues como pronto mañana, y con tantas condiciones que ni eso parece seguro? ¿De verdad creen que los palestinos pueden esperar a mañana? ¿A que se abra una pequeña rendija de un paso fronterizo para que entren 20 camiones?

Desde el ataque terrorista de Hamás a territorio israelí hasta ayer, buena parte de la comunidad internacional ha ido modulando su discurso, condena al ataque sin paliativos, sí, pero también petición de proporción en la respuesta, o, como mínimo, cumplimiento de la legalidad internacional, algo que está claro, al margen de la autoría de la matanza del hospital, que Israel no está cumpliendo. Pero las declaraciones bien intencionadas, lleguen de donde lleguen, no se traducen en hechos concretos. No le dan a la luz, ni sale agua del grifo, ni convierte a los refugios en seguros. Todo sigue exactamente igual para los gazatíes.

Igual o peor, porque cada día que pasa tienen más complicada su supervivencia. Todo el tiempo que parece requerir la diplomacia es el que ellos no tienen.