"Su plan de viaje era emitir 400 kilos de dióxido de carbono frente a las 3,5 toneladas": la historia de un investigador que fue despedido por no llegar a tiempo

Gianluca Grimalda es un investigador del clima que trabajaba para el Instituto de Economía Mundial de Kiel, en Alemania. Se había desplazado a Papúa Nueva Guinea hace seis meses para estudiar los efectos del cambio climático en las comunidades indígenas. El científico tenía la intención de regresar a Alemania a trabajar, pero quería hacer el trayecto de vuelta tal y como lo hizo en el viaje de ida, es decir, cogiendo varios medios de transporte que no fueran aviones. Lo despidieron del instituto por no darle tiempo suficiente para regresar.

Carmen Viñas, corresponsal de Alemania, ha visitado 'La Ventana' para explicarnos todos los detalles de este despido. "Tenía por delante, más o menos, 35 días de viaje para recorrer 27.904 kilómetros, a través de cinco trenes, nueve autobuses, dos transbordadores, dos taxis, un auto compartido y un convoy policial, como mínimo. Su plan de viaje era emitir 400 kilos de dióxido de carbono frente a las 3,5 toneladas que supondría haberlo hecho en avión".

El centro de investigación ha decidido no hablar en público. "Se trata de un centro muy prestigioso de expertos independientes sin ánimo de lucro. Está situado como uno de los 15 mejores centros del mundo. No quiere hablar de cuestiones internas y confidenciales sobre el personal e indicen en que ellos apoyan a sus empleados para que sus viajes sean respetuosos con el medio ambiente como hicieron a la ida", ha informado Viñas.

"Aquí es donde se debería de actuar"

Javier Gregori, periodista científico de la Cadena SER, ha indicado que respeta todas las opiniones, pero que le parece un acto exagerado: "Realmente estando tan lejos, creo que un vuelo de un avión estaría justificado, aunque sea más contaminante. El problema es la gran cantidad de vuelos de menos de 500 kilómetros que se hacen y se podría sustituir por un viaje en tren de menos de cinco horas".

Según un estudio realizado por expertos de la ONG 'Ecologistas en Acción', cambiar el avión por el tren en trayectos de menos de 4 horas tiene muchos beneficios. "Generaría un ahorro de 50 millones de euros al año y se dejaría de emitir 300.000 toneladas de dióxido de carbono anuales en la atmosfera. Aquí es donde se debería de actuar", ha explicado Gregori.