Biden advierte de que estamos en un punto de inflexión en la historia y pone en el mismo plano a Hamás y a Putin
El presidente de EEUU compromete más ayuda a Ucrania y a Israel en un discurso a la nación poco habitual desde el despacho oval de la Casa Blanca
Washington
Joe Biden advierte de que estamos en un punto de inflexión en la historia que definirá las próximas décadas y sitúa en el mismo plano a Hamás y a Putin. No es un discurso habitual dirigirse así a la nación desde la mesa presidencial de la Casa Blanca. De hecho, es su segunda intervención de este tipo en lo que lleva de mandato. Biden ha comprometido más ayuda a Ucrania y también para Israel.
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Biden ha elegido el despacho oval, la oficina oficial del presidente de Estados Unidos, y un plano medio con escasas distracciones para dirigirse a la nación en un momento crucial, de aquellos en los que las decisiones "determinan el futuro de las próximas décadas". Con estas ceremoniosas palabras ha arrancado el mandatario su discurso a la nación, destacando la gravedad y la urgencia del momento, un mensaje en el que hizo una férrea defensa a la necesidad de ayudar a Israel y Ucrania para proteger la propia seguridad nacional.
Y es que aunque pueda parecer que esos conflictos están "muy lejos", son relevantes para el futuro de Estados Unidos porque sus adversarios están observando cómo reacciona el país, ha destacado el mandatario. El mensaje se emitió en horario de máxima audiencia y fue retransmitido por las principales televisiones nacionales. Un discurso en directo, de unos quince minutos de duración, en los que el presidente anunció que el viernes enviará al Congreso una solicitud presupuestaria "urgente" para a Israel y Ucrania.
Desde el despacho oval
"Es una inversión inteligente que pagará dividendos para la seguridad estadounidense durante generaciones", afirmó Biden, que eligió por segunda vez desde que llegó a la presidencia en enero de 2021 el despacho oval para dirigirse a la nación. La anterior vez que se dirigió a la nación desde este escenario fue en junio, cuando celebró la aprobación bipartidista del proyecto de ley sobre el techo de deuda de Estados Unidos que evitó la trágica insolvencia del Gobierno.
A sus 80 años, Biden apareció vestido con traje y corbata azules y camisa blanca y un gesto de notable consternación por los acontecimientos que se han vivido en los últimos días desde que el pasado 7 de octubre Hamás atacara Israel. También por la islamofobia despertada y por el antisemitismo. Los presidentes estadounidenses suelen pronunciar este tipo de discursos cuando quieren transmitir a la nación cierto sentido de gravedad y urgencia. Es raro que un mandatario elija como escenario el Despacho Oval, ubicado en el ala oeste de la Casa Blanca.
Mientras que el despacho oval sí fue un lugar muy usado por Ronald Reagan para emitir mensajes a la nación (lo usó en 29 ocasiones), ha sido empleado en escasas ocasiones por los mandatarios siguientes. Barack Obama, por ejemplo, solo pronunció tres mensajes a la nación desde allí y Trump dos. Haberlo elegido, señaló al diario Político Jeff Shesol, redactor de discursos del expresidente Bill Clinton, es una señal de que su mensaje era "realmente importante".
Algo incómodo
Los presidentes no suelen elegirlo porque es pequeño, de solo 75 metros cuadrados, y resulta algo incómodo. Hoy tuvieron que moverse los muebles para poder acomodar las cámaras, el teleprompter, y acomodar al equipo del presidente, que le aplaudió tras finalizar, según contó el "pooler", el periodista elegido para presenciar en vivo el discurso.
No es el lugar más cómodo de la Casa Blanca para ofrecer un discurso, señalan los expertos, pero Biden quiso aprovecharse de la solemnidad que da el lugar, retratado hasta la saciedad por Hollywood y presente en el imaginario colectivo de millones de ciudadanos en el mundo. Se dirigió a los ciudadanos sobre su escritorio Resolute, una pieza del siglo XIX utilizada por varios presidentes de Estados Unidos, que fue un regalo de la reina Victoria al presidente Rutherford B. Hayes en 1880.
Construido con vigas de roble del barco británico de exploración del Ártico HMS Resolute (pesa media tonelada), hoy Biden se apoyó sobre él para pedirle a los ciudadanos que presionen al Congreso para que se siga ayudando a Ucrania y no se deje avanzar al "tirano" de Vladímir Putin. Y también para que se manden fondos a Israel, para que luche contra los "terroristas de Hamás".
A la espalda de Biden, una de las tres ventanas que tiene la habitación de forma oval, como su propio nombre indica, sobre las que cuelgan las cortinas doradas que ya tenía Donald Trump y que puso en su día Bill Clinton. Y dos banderas, la estadounidense y la del sello presidencial. Bajo la ventana estaba también una mesa, en la que tradicionalmente se posan numerosas fotografías, distintas según la ocasión. Esta vez, solo se dejaron dos.
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Una foto familiar -probablemente de sus nietos- y una imagen que Biden siempre tiene, la de su hijo Beau, fallecido en 2015 por un tumor cerebral, cargando a su nieto, Hunter. Una fotografía de 2009 en la que Beau aparece con su uniforme de oficial del cuerpo de abogacía del Ejército. Un recuerdo a su hijo, al que menciona en numerosos discursos, y un guiño a las fuerzas de seguridad del país, a las que espera no tener que mandar a luchar en el extranjero.