Felipe VI ha pronunciado un discurso con alusiones directas al conflicto entre Israel y Palestina, tras la entrega de galardones de los Premios Princesa de Asturias, en el Teatro Campoamor de Oviedo. «Este siglo XXI nos ha traído el regreso terrible de la guerra, de los conflictos bélicos en su versión más descarnada y brutal; así como del vértigo ante el riesgo de su extensión. Como si las lecciones severas de un pasado no tan lejano hubieran caído en el olvido, proliferando de nuevo los enfrentamientos, causando auténticas tragedias de gran magnitud y alcance global, llenas de horror y devastación que ignoran y desprecian la vida, la dignidad, los derechos humanos de millones de personas», ha subrayado. El rey ha hecho un llamamiento a la paz y a la cooperación, y ha recordado cuando en 1994, el Premio a la Cooperación Internacional de los Premios Princesa de Asturias, fue otorgado al primer ministro de Israel, Isaac Rabin, y al presidente de la Autoridad Nacional de Palestina, Yaser Arafat. «Ese reconocimiento se debió a su decisivo esfuerzo para crear las condiciones de paz en la región, siguiendo el proceso iniciado en la Conferencia de Madrid de octubre de 1991, que debe conducir a la pacificación definitiva del Próximo Oriente», ha dicho, citando el acta del jurado. En este sentido, ha insistido en que las guerras y conflictos ponen a prueba «el orden internacional y sus reglas, cuestionando el consenso necesario para mantenerlo» y también tienen un impacto en las economías, que «se resienten con efectos muy dañinos para todos, especialmente para los más vulnerables». «Esta deriva nos aparta de la noble idea de que las naciones debemos darnos mutuamente garantías de respeto y seguridad y que necesitamos cooperar seria, profunda y sinceramente para abordar los grandes retos globales», ha reclamado. Además, ha añadido, hay una «sombra» que se está extendiendo «sobre las democracias, sobre los principios y valores que inspiran y garantizan nuestra convivencia». «Su fragilidad es un recordatorio para no caer en la pasividad», ha advertido, incidiendo en que «es preciso defenderlos con firmeza y sin descanso». Sobre la situación de España, el rey ha subrayado que en España «tenemos que ser muy conscientes de todo lo que hemos alcanzado como nación, de todo lo que hemos construido y prosperado, con tanto esfuerzo» pero también «de lo necesario que es conservarlo y preservarlo de aquello que lo pueda erosionar y de que debemos cuidar lo mejor de nuestra historia». El monarca ha reconocido que «son muchos nuestros problemas», pero ha defendido que «las soluciones llegarán como siempre ha sucedido y demuestra la historia de España, de la unidad, nunca de la división», palabras que se han recibido con un fuerte aplauso de los asistentes. «Si queremos construir algo que trascienda y tenga sentido, la colaboración y el compromiso de todos es más imprescindible que nunca», ha defendido. Como también lo es, ha proseguido, «una voluntad integradora si queremos edificar algo sólido, duradero y permanente». «Es con la unión, con el esfuerzo colectivo y las actitudes solidarias, como se construyen las grandes obras» y es así, ha recalcado, «como surgen las respuestas que realmente nos permiten avanzar». «Fortalecer lo que nos une nos permitirá, sin duda, seguir recorriendo nuestra historia e iluminar los caminos que hemos de transitar», ha abundado el monarca, que se ha mostrado convencido de que de este modo se logrará «encarar el futuro con mayor confianza, con una bien fundada esperanza». Por último, ha reconocido la labor de los premiados, y ha pedido más colaboración y «garantías de respeto y seguridad».