Normal Meloni

Barcelona

Tras diez años de convivencia, Giorgia Meloni se separa de su pareja, un prenda. El episodio demuestra que la familia tradicional tiene límites. Por ejemplo, cuando resulta incompatible con la dignidad. Límites incluso para los más guerreros. O guerreras. Aquellos y aquellas que convierten su defensa en una cruzada contra opciones diferentes, como las de los homosexuales, los trans y todas las demás minorías.

Lo de Meloni es bastante nuevo. No es frecuente. No lo es porque a los personajes públicos les gusta presentarse como esposa o marido feliz, incluso aunque no lo sean: creen que eso da votos, o respetabilidad. Y porque en el caso de los ultracatólicos, ultraderechistas y ultracarcas se solía acudir a otras conductas. Como aguantar lo indecible. Como hacer sufrir lo incalculable. Como disimular lo incontable. O como hacer de su capa un sayo y montárselo con sexo de pago. Y también es destacable que lo haya hecho público mediante un comunicado sobrio y elegante.

Así que esta vez la ultra Meloni se ha portado como una persona normal. Es de celebrar, sobre todo si su propia experiencia le provoca un cambio de conducta y deja de hostigar a los demás, incluidos los que se juntan de forma que le disguste.