Seminci inaugura con una historia sobre el poder del cine en tiempos difíciles con Antonio de la Torre

Valladolid

Nuevos tiempos para el festival de Valladolid. La Seminci arranca este año con nuevo equipo directivo que propone, por un lado el encuentro con el público y, por otro, la reflexión o escaparate para aquellas nuevas propuestas del cine y que dará más espacio al cine español. De hecho, con cine español ha arrancado el certamen. Primero, y antes de la inauguración con un precioso y lisérgico homenaje a uno de los directores malditos del cine español, Iván Zulueta. Y es que Jota, líder de Los Planetas, puso música anoche a las imágenes del archivo del director de Arrebato adquirido por Filmoteca Española. La característica voz del cantante granadino y la guitarra trasladaban al espectador al Madrid de finales de los setenta o al San Sebastián de los 50 y 60 gracias a unos cortos inéditos rodados por Zulueta.

Ese fue el aperitivo para una inauguración donde el cine español mostró que es capaz de trazar lazos con otras cinematografías, como la chilena. La contadora de películas, de Lone Sherfig. La danesa, autora de títulos como Italiano para principiantes o An Education, rueda un guion de Rafa Russo, Isabel Coixet y Walter Sales que adapta la novela del escritor chileno Hernán Rivera Letelier. Una historia basada en algo muy común en los pueblos rurales del Chile pre Allende, donde la pobreza era tal que solo uno en el pueblo podía pagar la entrada para el cine y contaba la película al resto. Homenaje al cine en una historia clásica que protagonizan Bérenice Bejo y Antonio de la Torre.

Cuenta el actor que la génesis del filme surge de un hecho real que presenció el escritor de la novela. "Me contó que se encontró a uno en el pueblo y que le decía que solo tenía dinero para comprar un boleto para el cine para uno de sus hijos. Entonces lo compró y lo mandaba al cine y a venir le pedía que contara la película a los demás. O sea que de pura pobreza solo uno podía verla y contar al resto de la familia. Es demoledor cómo la protagonista cuenta las historias y el resto, de repente, encuentran un marco donde trascender".

La historia sucede en los años 60, en desierto de Atacama. Allí vive María Magnolia, una mujer que a pesar de vivir bajo difíciles condiciones, trata de transmitir a su hija su pasión por el arte y se convertirá en la contadora de historias del pueblo, donde la mayor parte de sus habitantes no pueden pagarse una entrada de cine. "El pueblo en el que nos alojábamos, María Elena, es un pueblo privado. porque rodamos en un decorado real", incide el actor "Esto es importante. Todo está allí. San Pedro Valdivia, donde se supone que pasa la acción es ahora un pueblo abandonado, pero donde nos alojábamos en María Elena, que es un pueblo privado, pertenece a una empresa a la que se la vendieron. Hay mucho de ese modelo de Pinochet, sigue habiendo mucho", explica el actor malagueño sobre las huellas del pasado chileno en la actualidad", incide Antonio de la Torre.

"Eran pueblos que durante esa época vivían en un régimen de semiesclavitud, porque pagaban con puntos, o sea, no tenían dinero. Con esos puntos compraban en el economato. Estaban aislados de todo en el desierto y el cine era su salvación. Ya para nosotros lo es, pues para esa gente todavía más". De hecho, el filme propone un viaje de ida y vuelta desde los años 60 a la actualidad, unidos por una historia que tiene muchas conexiones con la historia española, como reconocía el actor. Para la directora danesa era importante que aquello que pertenecía a la idiosincrasia chilena y que podía conectar con otros países de la órbita se entendiera también en el mundo europeo y anglosajón. "Mi trabajo también es asegurarme de que esta película funcione en otros países, de que se dé por sentado que la gente sepa que hay que explicar ciertas cosas a un público que no tiene un conocimiento previo del contexto del país".

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El pueblo estaba casi abandonado pero muchos de sus habitantes regresaron para participar en el rodaje. "Algunas de las personas que habían vivido allí regresaron y vieron su escuela, por ejemplo, que habíamos reconstruido, y se emocionaron al ver que muchas cosas, volvían a funcionar. Y cuando nos fuimos, dejamos todo intacto, el supermercado, la escuela, que ahora es una especie de museo", explica la directora.

El cine como arma contra el desamparo y para cambiar la realidad es uno de los temas de una película que llega hasta el gobierno de la Unidad popular de Salvador Allende, cuando esos pueblos empezaron a levantar cabeza y colectivizarse, pero en seguida llegó el golpe militar de Pinochet y la represión posterior. De ahí el neoliberalismo que todavía hoy rige un país cuya constitución no se ha cambiado. "La propaganda ha sido clave en la historia, lo estamos viendo ahora en la guerra de Israel contra Hamas, y la de Ucrania y Rusia.

"La propaganda siempre ha sido la gran hegemonía del relato. En la época del contexto de la película eran los Estados Unidos los que cuentan sus historias. El cine es un elemento como otros para transformar la realidad, para reconstruir el relato o, en el caso de la película, para ilusionarte con un mundo mejor, porque el trasfondo de la historia es brutal", insiste el actor que se ha imbuido en el acento chileno para este papel, igual que hizo con el acento uruguayo en La noche de doce años, donde interpretaba a Mugica. "Primero fue por zoom que fui haciendo con una profesora todos los diálogos. Luego ya en Chile era todo el rato inmerso en ese acento y ese idioma. Me ponía la radio todo el rato para empaparme. Di todo lo que pude".

Antonio de la Torre ha sido uno de los protagonistas de esta jornada de inauguración de la Seminci, con varios proyectos en marcha el actor dice estar en un momento interesante donde llegan historias que le permiten conocer nuevas realidades. "Tengo 55 años y sigo teniendo hambre de trabajo, de seguir en esto y hacer cosas. Una de las cosas que más aterra a uno en la vida, me imagino que a cualquier trabajador de cualquier ámbito le pasa, es primero perder tu trabajo y luego dejar de tener esa ilusión por él. Vamos a empezar por el contexto de que yo soy de ese 8 por ciento de los actores privilegiados de mi oficio que sigo currando, y más en un contexto donde hay una huelga en Estados Unidos y, a lo mejor, aquí debería haber otra".