Así se negocian las localizaciones de las películas: ¿por cuánto se vendería en cine la redacción de la Cadena SER en Madrid?

Valladolid

Todo es muy confidencial. Nadie habla de los proyectos que se traen entre manos, pero todos están con los ojos bien abiertos. El 17 y 18 de Octubre se celebró en Valladolid la tercera edición del Shooting Locations Marketplace. Novecientas reuniones en dos días entre los profesionales de quince países.

La dinámica es tan sencilla como complejo es luego llevarlo a la práctica. Se distribuyen en círculo pequeñas cabinas, con una mesa y tres sillas, en las que esperan los localizadores y productores freelance o de conocidas plataformas. A las horas programadas los “vendedores”, empresas de servicios, cadenas hoteleras y Film Commissions regionales e internacionales van pasando por allí con sus catálogos y propuestas. España es un gran plató de cine en auge. Los incentivos fiscales, las facilidades para rodar en espacios públicos, el buen tiempo, la sostenibilidad, son factores que favorecen el interés.

Todos llevan los deberes bien hechos. Las “speed datings” duran lo justo para geolocalizar tu espacio y explicar sus posibilidades. Cualquier sitio puede ser una localización. Desde un callejón a una catedral, una cocina o un puerto de mar. Millás y yo intentamos vender la redacción de la SER: amplia, moderna, con mucha luz y figurantes jóvenes y guapos incluidos en el precio. No estamos seguros de si su interés es genuino o, simplemente, buena educación. Pero nos recomiendan mantener un seguimiento y recordar de vez en cuando que estamos ahí.

Tras el casting de lugares, como lo llama Juanjo, vendrán las negociaciones y los permisos. Unos trámites que podrían demorarse hasta un año para un rodaje que quizás solo dure un minuto en la película. Tate y Sabine son dos prestigiosos localizadores que han trabajado en películas como Fast and Furious, Terminator, El puente de los espías, Matrix… en el reportaje nos cuentan lo que han sido capaces de hacer para conseguir el sitio exacta que exige el director o directora. Ante tal trabajo, como para no quedarse a leer los títulos de crédito.