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"Sé que ya no voy a ver a ese Tamariz": el mago Jorge Blass se rompe en 'El Faro' al recordar a su maestro

El ilusionista está en plena gira con el espectáculo 'Flipar', en el que las desapariciones y las teletransportaciones desafían la lógica de los espectadores

Jorge Blass: "No creo que volvamos a ver a Tamariz haciendo magia"

Madrid

A Jorge Blas le flipan muchas cosas, pero las auroras boreales y la magia merecen una mención especial. Lo del cielo iluminado de colores posiblemente no necesite explicación, debe ser de los pocos fenómenos atmosféricos universalmente apreciados, pero lo de magia tiene su historia. "El día que vi a Tamariz haciendo magia cambió mi vida", ha contado el ilusionista, visiblemente emocionado, al recordar esas noches viendo en casa el Un, dos, tres y ser consciente de que ya será complicado verle de nuevo haciendo trucos sobre un escenario: "Sé que no voy a volver a ver a ese Juan".

Juan Tamariz es uno de los magos españoles más reconocidos, nacional e internacionalmente. Mentalista, experto en cartas y en magia de cerca, pero también es el creador de una corriente de pensamiento. "Sabemos que es gracioso y divertido, pero no somos conscientes de la aportación que ha hecho, del genio que es. Es un pensador que ha transformado la magia a nivel mundial y que ha cambiado el rumbo de este arte, como Paco de Lucía con la música, Dalí con la pintura o Buñuel con el cine".

Flipa con Jorge Blass

Tamariz tiene hoy 81 años y está apartado de los escenarios, en los que lo fue todo para varias generaciones de españoles. Pero sigue creando, como él mismo dijo en enero de este año, cuando fue entrevistado por el estreno de un documental sobre su figura. "Aún me queda todo por aprender de la magia", dijo entonces. Jorge Blass lo ha aprendido casi todo de la magia de él.

Discípulo eternamente agradecido de Juan Tamariz

"Me aficioné a pintar, a tocar el piano, al fútbol, a cosas variopintas... pero yo tenía la magia ahí, en mi memoria. No sabía como empezar: me regalaron alguna de esas cajas de Navida y no servía para nada. Fue a los 12 años cuando descubrí unos fascículos en los quioscos. Eran, otra vez del gran Juan Tamariz. Y en cuanto vi anunciado eso, lo empecé a coleccionar. Y en uno de los fascículos, en el primero o el segundo, decía hay una tienda en Madrid, Magia Estudio, en la calle San Mateo. Entonces yo fui directo".

En esa tienda de magia, le recomendaron que fuese a una escuela, regentada entonces por la hija de Juan Tamariz. Cuando llegó, ella no estaba, pero sí estaba el gran mago, dibujando. "Me quedé impactado, porque fue la primera vez que lo vi y le hice muchas preguntas", ha recordado. Tamariz le recomendó ir a la Sociedad Española de Ilusionismo, que estaba en el Hogar Canario.

"Yo fui un día acompañado de mi madre, me dejó allí. Era un ambiente de humo, de puros, sofás de cuero, gente mayor... Era como un club de jubilados. Había magos muy mayores y yo tenía 12 años. Entré allí, me senté en una mesa y empecé a alucinar con lo que todos hacían y de alguna manera me adoptaron. Me ayudaron a evolucionar, fueron muy generosos conmigo. Yo creo que la magia es de esas artes que se aprenden todavía de maestro a alumno y ahí es necesaria esa generosidad por parte del maestro".

"Gracias, Juan, gracias, porque gracias a ti, muchos magos en todo el mundo nos ilusionamos con la magia y hemos conseguido ilusionar a miles de personas. Gracias infinitas", le ha lanzado Blass a su maestro.

Un mago puede parar una guerra

"¿Cuántas veces te han preguntado los niños si puedes parar una guerra por arte de magia?, le ha dicho Mara Torres. Y aquí viene una de esas historias que te hacen creer que, cuando tu herramienta de trabajo es la ilusión, todo es posible: