Lolita Flores: "Soy La Vengadora, la Spiderman gitana contra las injusticias"
La actriz protagoniza 'Poncia', un spin-off de La Casa de Bernarda Alba, escrito y dirigido por Luis Luque. Lolita es la voz silenciada y maltratada de una mujer, que rompe su silencio tras un suicidio por amor
Lolita Flores: "Soy La Vengadora, la Spiderman gitana contra las injusticias"
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"Me tiemblan las piernas", decía Lolita Flores (Madrid, 65 años) justo antes de comenzar la rueda de prensa de Poncia. Mucha expectación en el Teatro Español, que coproduce junto con Pentación este montaje, "un spin-off" de La Casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca, en palabras de la actriz. Lolita regresa al Español con miedo, mucho honor e ilusión, confiesa. Guarda muchos recuerdos de pequeña en el teatro y en la Plaza de Santa Ana, en concreto en el Viña P, un templo taurino, que ya cerró y al que venía con sus padres.
Después de un estreno absoluto en Segovia, Poncia llega ahora al Teatro Principal de Zaragoza y el 3 de noviembre lo hará en El Español. Poncia es un texto escrito y dirigido por Luis Luque (Madrid, 1973), quien ya había trabajado con Lolita en Fedra. "Poncia nace de la herencia recibida, nace de mi madre, nace de mis tías y nace de lo que yo imagino que fueron mis dos abuelas, porque no las conocí", dice. Esa herencia es la educación en el amor, en la verdad y en la valentía, algo que ha destacado también Lolita, frente al "la letra con sangre entra, porque sí, porque no, porque lo digo yo". Y Poncia también nace de una casualidad, de haber encontrado un vídeo donde Lola Flores se lamentaba por no poder hacer la Poncia que le había ofrecido Miguel Narros.
Poncia es un monólogo que parte del hecho traumático de la muerte de Adela. "Es una pieza que habla sobre la culpa, qué le ocurre a una familia cuando se le suicida uno de sus integrantes, qué preguntas sin contestar se quedan cuando alguien se va de esa manera tan traumática. Cómo podemos sanar la herida, porque lo importante no es lo que nos pasa, sino qué hacemos con lo que nos pasa. Y eso se pregunta Poncia", advierte Luque. "Todos hemos pasado por una tragedia -añade Lolita- todos conocemos alguna historia, si no en nuestras carnes, en las vidas de otras personas: suicidios por amor, que no te dejen amar en libertad, que te tengan encerrada en una casa, que no puedas abrir las ventanas. Sobre todo en los pueblos más raciales de la Andalucía antigua, que es donde sucede esto, aunque no se dice, pero es ahí de dónde viene".
Un 80% del texto proviene de La Casa Bernarda Alba, pero también hay fragmentos Doña Rosita la soltera y un par de poemas. La pieza aborda el suicidio, la libertad y la justicia, la culpa, la conciencia de clase, la educación, el sexo y el placer de la mujer. Todo a través de una voz, la de Poncia, silenciada y maltratada. Poncia rememora todo lo que se ha dicho y ha vivido dentro de la casa, todas las advertencias que le ha hecho a Bernarda. "Poncia conoce, como los grandes personajes de los criados y de las criadas, conoce los entresijos de la familia, los secretos, Poncia es un puente entre Bernarda, que es el gran poder, y las hijas", explica el director.
Dice Lolita que respira Poncia por todos los poros de su piel y que es un orgullo muy grande, a sus 65 años, pisar el Teatro Español con este texto. Confiesa que le ha costado mucho aprenderse el texto porque es muy poético. "Pero tienes que quitarle la poesía, no lo puedes recitar como mi madre recitaba a Lorca, le tienes que poner la verdad, el peso de lo que está pasando en ese momento y la realidad, para que llegue a la gente". Dice que de Poncia se queda con su libertad, "me quedo la libertad de una mujer de una época, porque en mi casa las mujeres han sido siempre muy libres".
A pesar de los temas que aborda, a través de una voz "silenciada y maltratada", a pesar de frases que dice, como "no quieres que nadie entre en tu casa para que no vean que en tus dominios educas a tus hijas para que sean bueyes y Dios no ha querido que las mujeres seamos bestias ignorantes", a pesar de todo esto la actriz ha subrayado en la rueda de prensa que esto no es un alarde de feminismo. "No tiene nada que ver ni con la política, ni con el feminismo ni con el machismo, que tanto ahora se puede hablar. Simplemente se habla de una realidad, hay mujeres buenas, mujeres malas, hay hombres buenos, hay hombres malos. Hay niños que desgraciadamente se crían sin amor y los que se crían sin amor y sin cariño, es muy difícil que luego lo puedan sentir".
Después de la rueda de prensa, nos han concedido diez minutos para hablar con Lolita Flores.
Qué casualidad que Meryl Streep, en los últimos Premios Princesa de Asturias, se acordaba de Lorca y de La Casa de Bernarda Alba. La actriz lamentaba que la historia se repitiera o que no avanzara. ¿Cuál es tu relación con Lorca, con La Casa de Bernarda Alba y por qué sigue siendo tan atemporal?
Hombre, es que Lorca es internacionalmente, mundialmente, planetariamente conocido. Yo creo que por todas las cosas que están pasando en la actualidad, estas guerras que suceden, absurdas, porque para mí todas las guerra son absurdas. La que sea, incluso la que tienes con el tendero de tu casa, las discusiones y los enfados y todo ese tipo de cosas. Dicho eso, lo de Meryl Streep me sorprendió muchísimo porque en ese momento yo estaba estrenando Poncia. Yo conocí a Lorca por mi madre, en el colegio no nos daban Lorca, como no nos daban Alberti, como no nos daban a todos los que estaban exiliados. Tengo 65 años, échate, casi 60 años atrás. Y mi madre tenía el libro de Lorca del año 60, lo tenía en la mesita de noche y ella leía todas las noches. Hablaba con Rafael de León por teléfono y yo la escuchaba hablar a su lado, me tiraba con ella en la cama y ella me leía cosas de Lorca y así conocí a Federico García Lorca.
Poncia es un papel que se quedó con ganas de interpretar Lola Flores, cuéntanos eso.
Sí, como muchísimos que se quedó con ganas de interpretar, como la Rosa tatuada, que lo quería hacer con Almodóvar. Esta Poncia la iba a hacer con Miguel Narros, pero mi madre era una mujer que no paraba de trabajar. Ella, su bata de cola y su arte y muchas bocas que alimentar. Y el teatro en aquella época era mucho más duro que ahora, se hacían muchas funciones y no se pagaba tan bien como se puede pagar, que todavía se sigue pagando, el cine. Quizá es el trabajo más con más trabajo y es lo que realmente está menos remunerado. A los actores les pagan mucho más por una película, que si te equivocas, vas para atrás y se repite, ¿no? O por una serie. En el teatro no hay trampa ni cartón. Entonces bueno, yo creo que tuvo muchas cosas en contra, la época, porque tenía cosas que hacer en América, cantar y no lo pudo hacer.
Te hemos visto mucho en televisión, eres muy querida por el público y además particularmente cómica y en teatro hemos visto de todo, pero eres particularmente dramática. ¿Cómo te mueves en un género y en otro y qué te aporta a ti el teatro?
Bueno, en televisión soy como soy. Es que en mi vida, en mi vida real, yo soy muy graciosa, soy muy cómica y soy como soy, no puedo ser de otra manera. Donde sí me ciño a un texto y a un director es cuando toca hacer una película o cuando tengo que hacer una serie o cuando tengo que hacer teatro. Confío en ese director como confié en Joan Ollé con todos sus defectos y todas sus virtudes. Como confíe en Juan Carlos Rubio, en Tamzin Townsend, en Víctor Conde, en Nilo Cruz, en Luis Luque o Juan Echanove. Yo confío y me dejo, me entrego y dejo que me manipulen y que me manejen, porque creo que ellos saben lo que tienen que hacer y yo lo único que tengo que hacer es transmitir lo que ellos me piden.
Decías que Luis Luque es el que ha tejido esta ponencia, pero tú también. ¿Qué ha aportado Lolita a esta Poncia? ¿Cómo era aquella Poncia y cómo es la que se dirige al público de 2023?
Creo que es la misma Poncia, ya en La Casa de Bernarda Alba se ve cómo Poncia habla de Bernarda, se ve perfectamente el carácter que tiene y yo soy una mujer de carácter, soy una mujer que siempre estoy a favor de la justicia y a favor de la libertad y, sobre todo, de amar con libertad. Hay dos cosas que no se pueden esconder, el amor y el dinero. Y cuando uno se enamora o cuando yo por lo menos me enamorado, se me ha notado y me ha gustado pasearlo y decirlo. Y se nota el brillo de los ojos, como decía mi madre. Y cuando hay una injusticia, también por eso muchas veces escribo esas buenas madrugadas que yo escribo, porque me entero de injusticias que me duelen. Soy un poco como La Vengadora sin serlo, como la Spiderman gitana, porque estoy en contra de muchas injusticias. Ayer en el AVE, por ejemplo, veníamos de Segovia y había una niña llorando, pero llorando terriblemente. Y yo iba con Javier Zapardiel, que es mi mano derecha, y él me sujetó, porque me quería levantar a ver qué le pasa, si le estaban haciendo. No puedo con las injusticias. Siempre quiero saber qué es lo que está pasando, porque creo que la vida es mucho más bonita, mucho más sencilla y mucho más tranquila. Hay que tener coraje para vivir y hay que tener coraje para seguir andando por la vida, pero no coraje para matar ni y mucho menos en nombre de nadie.
Poncia habla de justicia, de libertad, de suicidio, de culpa, de clase, de educación, de sexo.. y lo hace "con la fuerza de una voz" -leo- "que ha sido maltratada y callada". Has subrayado en la rueda de prensa que esto no va de feminismo ni de política, no sé si es porque tienes miedo a que hoy con tanta crispación se politice y que pueda causar rechazo o pereza en algún espectador.
Es que yo creo que la política para los políticos, ¿vale? Y las causas sociales están muy bien y hay que luchar por lo que te he dicho, por la justicia. Hay que luchar por lo que uno crea que realmente se merece o que debe tener, pero no es una obra feminista que va contra el hombre, no es una obra machista que va contra la mujer, no. Se expresa simplemente una realidad que había en el año 35, que fue cuando se escribió esta obra y que simplemente se expone. Son siete, ocho mujeres encerradas ocho años en una casa porque están de luto, ni siquiera se pueden asomar a las ventanas. Poncia espía a los vecinos por las rendijas para luego traerle el cuento a Bernarda, que es una mujer muy austera, con muy poco amor en el pecho, como dice Luis Luque. Eso es lo que se reivindica, yo creo que la única reivindicación que hay en esta Poncia es que el amor siempre tiene que vencer. El amor a todo: a los hijos, a la pareja, a la vida, a la casa, a los amigos.
Que se hable de deseo sexual, de placer femenino, tenga Poncia 45 o 65 años, es un espacio que ahora también está abriendo cada vez más el teatro. ¿Es el teatro esa tabla de salvación para las mujeres mayores, como nos decía, por ejemplo, Magüi Mira?
Es que la mujer sigue siendo mujer a cualquier edad, a los 80 a los 70. Yo sé que mi abuela y mi abuelo, los padres de mi madre, tenían relaciones hasta que se murieron y se murieron con 80 y pico de años, ¿eh? ¿Qué harían? No lo sé, ni lo quiero pensar, pero porque eran mis abuelos, pero no dejan de ser una mujer y un hombre que se aman. Yo creo que el amor está y que una mujer tiene derecho a amar a los 80, a los 30, a los 20, a los 15 y a los ciento y pico. Las mujeres y los hombres, claro.
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