Borja González: "Me identifico con la pulsión entre la emoción y el terror que se siente en la adolescencia"
El Premio Nacional de Cómic publica 'El Pájaro y la Serpiente' con la editorial Reservoir Books y cierra la trilogía que comenzó hace cinco años con 'The Black Holes'
Borja González, Premio Nacional de Cómic: "Me identifico con la pulsión entre la emoción y el terror que se siente en la adolescencia"
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Borja González (Badajoz, 1982) nos recibe en la sede de su editorial en Madrid, todavía abrumado por el premio nacional, que recibió unos días antes de la entrevista. Un galardón que nos da pie para comentar la situación actual del cómic y la presencia de las mujeres ilustradoras, "a nivel creativo yo creo que difícilmente podríamos estar en un estado mejor. Hay una grandísima variedad de cómics y no creo que haga falta que yo diga absolutamente nada sobre las autoras de cómic nacionales. Ellas ya están hablando por si mismas a través de su obra. Evidentemente hay un camino que recorrer pero más allá de eso, creo que ahora mismo lo que tenemos que hacer los autores de cómic es callarnos y escuchar un poquito".
Reservoir Books acaba de publicar 'El Pájaro y la Serpiente', con este cómic Borja González cierra el ciclo 'Las tres noches', que comenzó en 2018 con 'The Black Holes', una historia que se ha convertido en una novela-río que tiene como protagonista a Teresa. "Es una chica que no entiende el tiempo que le ha tocado vivir, ni el espacio que le ha tocado vivir. Y esto le lleva a perder la empatía con la gente que tiene alrededor. De hecho, en la secuela, en 'Grito Nocturno' -que le valió el premio nacional-, deja de ver a los demás hasta el punto de que se convierten en fantasmas". A Teresa le acompañan otros personajes femeninos como Matile y Laura que el autor concibe no como personajes tridimensionales, sino "como emociones concretas. Son personajes que no tienen pasado ni futuro, que únicamente habitan las páginas del cómic". Son personajes que a lo largo de la historia y de los años apenas han evolucionado pero a las que empuja de manera violenta, según González "de una manera tan violenta que, a veces, incluso las muevo de épocas. Al principio sitúo a Teresa en el siglo XIX. Pero en la siguiente novela es una librera en una ciudad en la actualidad. Y en 'El pájaro y la serpiente' la devuelvo otra vez al siglo XIX, un lugar que es muy difícil discernir si es presente o pasado".
El jurado del Premio Nacional destacaba "la fuerza y la vitalidad de sus protagonistas femeninas" y, sin duda, el autor se siente mucho más cómodo hablando a través de ellas que si lo hiciera a través de personajes masculinos. Y se explica, "al principio no fue algo que me planteara. Apareció el personaje de Teresa y cuando empecé a colocar el resto de personajes siempre eran chicas. Fue algo inconsciente pero que me resultaba mucho más fácil. Hay algo de libertad para mí como guionista, sobre todo, a la hora de expresarme. Si el protagonista de estas novelas hubiera sido un chico, hubiera sentido algo de pudor". Entenderlo le ha llevado tiempo, "ahora soy consciente de que me gusta generar una cierta fricción entre el concepto del espacio seguro y la violencia que rompe de golpe".
Temas como la identidad están muy presentes en las historias de Borja González, un particular universo que comenzó a esbozar con 'La Reina Orquídea' (2016), cuentos neogóticos de trazos elegantes, con personajes sin rostro que habitan lugares que deja descubrir a sus lectores. "En mis cómics me gusta dejar puertas abiertas para que el lector o la lectora encuentre esos lugares a los que me refiero en la historia". "Una de las ideas fundamentales de esta serie de libros es el misterio. Y el misterio no debe resolverse nunca, porque ésa es la belleza que tiene. Siempre está esa pulsión de avanzar. Si ves un lugar oscuro, meterte en él. Pero no me interesa lo que hay dentro".
Lugares como el bosque, que es otro de los grandes protagonistas de la historia, igual que el lago, por esa querencia que González tiene por los espacios naturales salvajes y decadentes y que aquí convierte en "portales de distintas dimensiones y entre distintas épocas", que observan los dramas de las protagonistas sin que les importe cuál sea la tragedia, meros observadores que son los mismos en el siglo XIX o ahora. Y que miran a unos personajes que suelen ser jóvenes, un punto de vista con el que se identifica el autor y con el que identifica ese misterio del que hablábamos, "esa pulsión de la emoción y el terror que se siente en la adolescencia".
Sobre el proceso creativo, Borja González nos cuenta que siempre empieza escribiendo mucho, construyendo muchas escenas y que su trabajo, al final, termina consistiendo en eliminar. "Mi trabajo es pulir, es como ir cortando ramitas que están secas hasta dejarlo en la mínima expresión. De hecho, mis cómics se componen de muy pocas escenas, no ocurren muchas cosas, los dejo en lo mínimo, por esa intención de empujar a los lectores a un lugar donde puedan perderse y construir ellos mismos la historia en su cabeza".