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Cuatro historias de terror que no te dejarán dormir en la noche de Halloween

¿A quién no le gusta pasar un poco de miedo en una noche tan especial y dormir con la luz encendida?

Truco o trato: Terror en Halloween de Michael Dougherty.

Madrid

Contar historias terroríficas a las noches es un clásico, pero en Halloween adquieren más relevancia porque da más miedo. Por ello, hemos querido recopilar cuatro historias, de libro y de curiosos que han acudido a ciertos lugares paranormales, para no dormir durante el 31 de octubre.

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¿A quién no le gusta pasar un poco de miedo en una noche tan especial y dormir con la luz encendida? La primera de las historias se llama El desafío del cementerio y es del libro Tened miedo… Mucho miedo. El libro de las leyendas urbanas de terror de Jan Harold Brunvand. Al igual que la segunda, Un cadáver en la cama.

El desafío del cementerio

La obra relata cómo varias adolescentes fueron a pasar la noche a casa de una amiga y cuando apagaron las luces comenzaron a hablar sobre un señor que acababan de enterrar en el cementerio del barrio.

Según la leyenda, lo habían enterrado vivo y se le oía rasgando el ataúd. Una de ellas decidió no hacer caso y burlarse de la idea, por lo que las otras amigas le retaron a visitar la tumba sola mientras las demás se quedaban en casa.

Sin embargo, pasó mucho tiempo y no tuvieron noticias de su amiga. Como a la mañana siguiente seguía sin aparecer, sus padres y los de sus amigas acudieron al cementerio, donde se encontraron a la joven muerta encima de su tumba.

Un cadáver en la cama

Esta vez, un grupo de amigas marcha de vacaciones. Cuando suben a la habitación del hotel notan un olor raro y asqueroso, aunque no le dieron más importancia. Cuando regresaron a última hora de la noche el olor se había intensificado, así que llamaron a los responsables del hotel para que comprobasen de dónde venía. Pero no se logró saber el origen. Se fueron a dormir y una de ellas escondió su cartera bajo el colchón.

Como el olor no había desaparecido pese a que lo estuvieron camuflando con perfumes y productos, una de las amigas decidió volver a llamar a los de limpieza. Finalmente, decidieron cambiarlas de habitación porque el olor se volvió insoportable.

Al recoger sus pertenencias, la amiga que escondió la cartera hurgó bajo el colchón y tocó una mano humana. Cuando quitaron el colchón se encontraron con un hombre asesinado.

Los fantasmas del Reina Sofía

El Museo Reina Sofía, construido en el siglo XVI, antiguamente fue un albergue o sanatorio donde llevaban a enterrar a los pobres. Recluían, asimismo, a dementes y a niños abandonados. Durante la Guerra Civil pasó a ser un hospital en el que hubo torturas y asesinatos. Al finalizar la guerra se convirtió en el Hospital General de Madrid hasta 1965, año en el que cerró.

Iniciaron con su restauración para convertirlo en museo años más tarde, ya que querían reabrirlo en 1990. Sin embargo, en cuanto empezaron con las obras se toparon con huesos humanos, cadenas y grilletes, entre otros.

Varios han sido los testigos que han sentido cosas, como los obreros, que escucharon ruidos, o los trabajadores nocturnos y visitantes del museo. Lamentos, pasos, figuras andando por los pasillos captados por las cámaras, alarmas que saltaban y ascensores que se ponían en marcha, entre otros. Los visitantes, incluso cuando tomaban fotos a los cuadros y miraban la foto veían figuras extrañas.

Pero las protagonistas son tres monjas que fueron enterradas en el lugar y que las encontraban andando lentamente y cantando por los pasillos, las Hermanas de la Caridad. Estas desaparecen entre el sonido de unas campanillas al final del pasillo.

Estación Tirso de Molina

Donde se sitúa la estación de metro madrileña de Tirso de Molina se derribó el convento de la Merced, que existió hace 150 años. Al realizar las obras de la estación de metro, los obreros encontraron huesos de los monjes del convento. Como nadie supo lo que hacer con los restos se quedaron en los andenes cubiertos con azulejos. Por ello, la leyenda cuenta que cuando cae la noche se pueden escuchar los gritos de los monjes.

Otra leyenda cuenta que una joven se subió en el último vagón del metro a última hora de la noche. Dentro solo se encontraban una mujer y dos hombres. La joven notó que la mujer no paraba de mirarla y lo mismo le ocurrió al hombre que entró en la siguiente parada. El señor le dijo a la joven que no se moviera, no la mirase a la cara y que se bajase con él en la próxima parada. Le hizo caso.

Cuando ambos bajaron, el hombre le dijo que era médium: "La mujer que teníamos enfrente estaba muerta". Hay muchas personas que, desde entonces, confiesan haber observado a fantasmas por la estación o en los vagones.

 
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