El president fugado ya está donde quería

La noticia hoy es una fotografía, la instantánea, del número tres del PSOE y secretario de organización del partido, Santos Cerdán, junto a Carles Puigdemont en Bruselas. Un claro mensaje de que las negociaciones para la investidura de Pedro Sánchez van por buen camino, porque el propio encuentro forma parte de estas negociaciones. Un encuentro que, como quería Puigdemont, legitima al expresident de la Generalitat, fugado de la justicia española desde 2017, después de proclamar ilegalmente la independencia, y le otorga las credenciales de interlocutor válido para el gobierno de Sánchez. Puigdemont ya tiene lo que quería.

Pero estas negociaciones siguen rodeadas de una gran incógnita, cuál es la cesión de Puigdemont, qué es lo que los independentistas y en este caso concreto Junts ceden y conceden para dar sus votos a Pedro Sánchez. Porque las cesiones de la otra parte ya las conocemos, algunas ya incluso aplicadas, como el uso de las lenguas cooficiales en el Congreso, algo que a mi parecer llegaba tarde, pero que no deja de ser una de las condiciones de los independentistas. Y el PSOE dijo que sí, como dice que sí a la amnistía, de la que renegaba hace tan solo cinco minutos, y que el sábado, con toda solemnidad, defendió el presidente en funciones. ¿Por parte de Puigdemont qué hay? ¿A qué renuncia? ¿Va a explicitar que si esta negociación llega a buen puerto se compromete a no hacer nada al margen de la Constitución y de las leyes? Porque no olvidemos que la reunión de ayer obligó al representante del PSOE a trasladarse a Bruselas porque Puigdemont tiene cuentas pendientes con la justicia aquí en España.

Puigdemont tuvo ayer la fotografía y el reconocimiento que lleva persiguiendo desde que se fugó de España. Un trato de igual a igual, ser él el interlocutor después de años denunciando el maltrato al que, según él, le sometían las instituciones del Estado, encabezadas por el Gobierno. Ayer todo esto se borró con el disparo del primer flash, el president fugado ya está donde quería. Y esta vuelve a ser una fotografía muy arriesgada para el PSOE del que cabe esperar que tenga bien atadas las condiciones del acuerdo. Es todo tan poco habitual, tan extraño e incluso, para muchos, tan incómodo que no se puede tratar solo de un acto de fe, de confianza en la otra parte. Pero claro, esto seguimos sin saberlo, porque seguimos sin tener ni una sola pista sobre los términos del acuerdo. Así que seguiremos esperando.