Sonia Saiz, la mujer más joven del Reto Pelayo Vida: "El cáncer fue el toque de atención para volver a hacer deporte y cuidar mi alimentación"
Las cinco integrantes del Reto Pelayo Vida superan nuevos obstáculos entre los glaciares de la Patagonia argentina camino del Cerro de Gorra Blanca
El Chaltán (Argentina)
El Reto Pelayo Vida 2023 sigue adentrándose en las entrañas de la zona sur de la Patagonia camino del Cerro de Gorra Blanca. El terreno se vuelve cada vez más vertical e inestable, y el color marrón e incluso a veces rojizo de las rocas se torna en blanco de hielo y nieve ante la llegada de los glaciares. Kica, Laura, Sonia, Yolanda y Anna ya han dejado atrás el idílico paisaje de La Playita para sortear el río por medio de una tirolina. Las cinco integrantes de la aventura cruzan agarradas a la cuerda cargando con su propio peso más los 18 kg de sus mochilas. Este obstáculo en el camino lo preside el Glaciar Marconi, uno de los más de 40 que nacen del Campo de Hielo Patagónico sur, que anticipa la llegada de un lugar más inhóspito y desprotegido para las aventureras. Con la llegada a la ‘Laguna de los 14’ las mujeres supervivientes de cáncer culminan una nueva etapa, conocedoras ya de que la tregua concedida por el mal tiempo en forma de viento y nieve, está llegando a su fin.
“Tengo miedo del frío y el viento, porque es una preocupación más individual. A cada una nos afecta de forma distinta y es más complicado de sobrellevar como grupo”, confiesa Sonia Saiz, la participante más joven de la presente edición del Reto Pelayo Vida. Natural de Reinosa (Cantabria), a Sonia la enfermedad le sobrevino con tan solo 29 años, una edad fuera del rango habitual para este tipo de cáncer, y de forma muy fuerte. “Lo mío fue una autoexploración, un poco aleatoria en mi casa y donde detecté un bulto que ya era bastante grande. Resultó ser un tumor de 4cm, otro de 2cm, más una metástasis. Al cumplir los 30 empecé el tratamiento, fueron ciclos muy duros más un tratamiento hormonal de cinco años más”.
Enfermera quirúrgica de profesión, Sonia ha estado casi toda su vida ligada al deporte. De niña practicaba fútbol o kárate, y ahora hace barco dragón, espeleología y actividades en la montaña.”Cuando acabé la carrera y empecé a trabajar me relajé. Fue el toque de atención. Cuando llegó el golpe del cáncer, empecé a cuidar toda la alimentación y volví a hacer deporte”. El deporte primero y su trabajo en el hospital después deben ser fundamentales para completar el desafío. “Mi profesión me ayuda mucho, me viene muy bien porque soy bastante cuadriculada, ordenada… Todo esto me beneficia en las labores del día a día en la montaña con los materiales y el resto de obligaciones”, explica la campurriana.
Señalada como la deportista del grupo, Sonia sueña con celebrar este chute de vida en la cima del Gorra Blanca antes de que acabe esta semana. “Mis compañeras me llaman la ‘fuertaca’ y 'la de los abrazos', así que me imagino con todas ellas en la cima muertas de frío pero abrazadas, saltando y cantando ‘Flying Free’, nuestra canción de este viaje”.