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"Aquí reposan las cenizas de un filósofo, un balón del Mundial o un Pontiac"

El único cementerio de arte del mundo lleva 18 años inhumando creaciones artísticas en el municipio salmantino de Morille

"Aquí reposan las cenizas de un filósofo, un balón del Mundial o un Pontiac"

Germán Coppini compuso una de las canciones más conocidas e irreverentes de Siniestro Total: 'Bailaré sobre tu tumba'. Y bien podría servir como banda sonora para el cementerio de Morille en el que el propio Coppini decidió enterrar algunos de sus poemas poco antes de su fallecimiento en 2013. Esos versos son parte de las más de 200 creaciones que desde 2005 reposan bajo tierra en las tumbas y nichos del Museo Mausoleo de Morille. Un proyecto inclasificable del artista de vanguardia, Domingo Sánchez Blanco, que estrenó este singular cementerio de legados artísticos inhumando parte de las cenizas del conocido filósofo y teólogo francés Pierre Klossowski.

"Era una de las personas que quería visitar antes de que muriera y eso hice, cogí el coche y me fui a París a pedirle que sus cenizas reposaran en un Museo Mausoleo que rinde homenaje al legado artístico, al fracaso o al éxito, según se mire", ha contado Sánchez Blanco en 'La Ventana'.

Lo que iba a ser una performance puntual, que incluyó un entierro multitudinario con carroza fúnebre incluida, se convirtió para sorpresa del propio artista en una "idea de la que se apropió el pueblo de Morille hasta el extremo de que ha pasado a convertirse en un cementerio para la eternidad".

No esperen allí nada convencional porque la propuesta es todo menos eso. Y por arte entendemos el término en el sentido más amplio posible del término de la creación artística. Por eso, en el cementerio de Morille descansan bajo tierra desde una camiseta de la Selección de Fútbol y un balón del Mundial de Sudáfrica que acudió a enterrar Vicente del Bosque, a un piano del compositor Juan Hidalgo, manuscritos del dramaturgo Fernando Arrabal o, por rizar el rizo, varios rollos de la película 'Buried' (traducido al español, "enterrado") dirigida por Rodrigo Cortés, además de piezas variadas de hasta once premios nacionales de arte y cultura. También el coche Pontiac Gran Prix 1972 con el que el también artista Javier Utray, ya fallecido, conversaba sobre las obras de arte del Museo del Prado con sus amigos mientras circulaba dando vueltas a la pinacoteca.

De momento la ocupación de la parcela municipal cedida al efecto va a buen ritmo. "Tengo otros 200 entierros en lista de espera", cuenta Sánchez Blanco. Él se reserva el papel de enterrador. "Soy el que recibe y el que doy las primeras tres paladas, luego ya lo dejo que es muy cansado y para eso contamos con una retroexcavadora del ayuntamiento".