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Sociedad | Actualidad

Olga Casal, experta en protocolo: "Estamos dando besos a todo el mundo sin tener que hacerlo"

España forma parte de los países pertenecientes a la cultura de contacto, que se caracteriza por acortar distancias en las relaciones interpersonales

Si los bígaros no son babosos, tú tampoco deberías serlo

Madrid

Damos muchos besos. Demasiados. Así lo ha manifestado la Doctora en Comunicación y experta en protocolo, eventos y etiqueta, Olga Casal. El beso -o, en este caso, los dos besos- suele ser la forma más habitual de saludarnos en España. Cuando nos encontramos a alguien por la calle. Cuando nos presentan a un amigo. Cuando llegamos a una comida familiar. "Los españoles pertenecemos a una cultura de contacto, igual que los italianos y los sudamericanos", ha expresado Casal. Esta cultura de contacto es la que nos lleva al acercamiento y a adoptar "una distancia muy corta en las relaciones interpersonales", según la experta.

Sin embargo, ha resaltado que este es un fenómeno "contradictorio" en relación con lo acontecido durante los últimos años. Recientemente se ha producido una reivindicación de lo íntimo, de la privacidad y del espacio propio, "sobre todo después del Me Too" ha asegurado Casal. En este sentido, se produce un choque entre la reclamación de este espacio más privado y la forma que tenemos de acercarnos a las personas con besos y abrazos: "No viene al caso esa intimidad".

La experta en protocolo y etiqueta ha recomendado pensar antes de actuar, tener en cuenta a quién y en qué contexto vamos a saludar a alguien, porque "llegará un momento en el que se interiorizarán esas actitudes". Aun así, ha recalcado el hecho de que "estamos dando besos a todo el mundo sin tener que hacerlo", dinámica que ha asegurado que va en aumento y en la que es muy importante diferenciar si nos encontramos dentro del ámbito profesional o personal. En cualquier caso, ha recordado que los dos besos siempre deben darse "mejilla contra mejilla" y que los abrazos deben corresponderse con la cercanía entre ambas personas, porque "coger a alguien de la cintura o engancharle del cuello puede ser muy invasivo."