Aristócrata transgresora

Madrid

Los grandes de España constituyen el núcleo más selecto de la aristocracia doméstica. Ostentan bastantes privilegios. Los más curiosos y rancios son el derecho a llevar la cabeza cubierta ante los reyes, y el de que los músicos toquen el himno nacional a su entrada en establecimientos públicos, si es que disponen de orquesta. Por eso, porque gozan de tanto privilegio, extrañará al respetable la pasión igualitaria que demuestra ahora Esperanza Aguirre. A cuenta claro de que, dicen, una amnistía provocaría desigualdad, como si los que no han cometido delito se sintieran discriminados porque a ellos no se les conceda esa gracia: no la necesitan para nada.

Ocurre que la política conservadora comparte como consorte el título heredado por el conde de Bornos, y antes el de Murillo, su marido, ambos adornados con la “grandeza” que les encumbra a la cúpula de la aristocracia.

Pues bien, chirría un poco que gente de tal nobleza ocupe ilegalmente la calle, interrumpiendo el tráfico. Aunque en otros tiempos, Aguirre ya tuvo que dar cuentas a la justicia por acusaciones de infringir el Código de Circulación. Espe, la protectora y madrina de Isabel Díaz Ayuso, se manifestó enfáticamente este domingo frente a la sede del PSOE, al grito de “hay que parar el tráfico”. Como Bertrand du Guesclin, yo no quito ni pongo rey. Pero su colega, el presidente murciano López Miras ha reaccionado diciendo que es contrario a estas manifestaciones que considera fuera de la ley: “yo no lo apoyo”, ha precisado. A este ritmo solo falta pasar de paralizar el tráfico a los escraches. Entonces sí que nuestra elegante derecha se convertiría en zarzuela porno.