El hijo de Lucía Berlín explica su libro inédito de relatos y la reivindica como autora obrera y feminista
'Una nueva vida', es el libro de relatos que publica Alfaguara y que contiene textos inéditos de la escritora americana, uno de los fenómenos de los últimos años
Fotografía tomada por Budd Berlin de su esposa la escritora Lucia Berlin y su hijo David en Alburquerque en 1963. / CEDIDA
Lucía Berlín se convirtió en una escritora famosa diez años después de su muerte. Fue en 2014 con el éxito de Manual para mujeres de la limpieza, un libro de relatos que mezclaba su propia vida con la ficción y que nos llevaba por la vida y sentimientos de mujeres trabajadoras, como ella lo había sido compaginando diferentes empleos precarios con la maternidad y la escritura. Pedro Almodóvar se enamoró del libro. Compró los derechos, hizo un guion que, finalmente no rodará. El libro fue un éxito no solo en Estados Unidos, país de la escritora, sino en América Latina y en España. Berlín hablaba español, había vivido en Chile en su infancia y parte de su vida la pasó en la frontera con México.
Sus hijos han ido editando su obra que en España se ha encargado de publicar Alfaguara. Bienvenida a casa, Una noche en el paraíso y ahora Una nueva vida, un libro de relatos inéditos que llega a las librerías y que su hijo Jeff se encarga de explicar. "Si volviese a reeditar todas sus historias, lo volvería a hacer con todas", explica sobre las acotaciones que ha introducido al final de cada uno de los relatos que componen este nuevo volumen. "A la gente le interesa ver si las cosas que escribía encajan en algún punto de su vida real. Es verdad que algunas son completamente ficcionadas, pero siempre hay algo que añadir a lo que escrito, algo que contar de cuando sucedieron esas cosas o de cuando las estaba escribiendo", añade.
Precursora de este auge de la autoficción, la escritora contó sus vivencias de una manera única, adelantándose también a muchos de los temas que hoy están presentes en la literatura, como la maternidad, el deseo femenino, la amistad entre mujeres o la reflexión sobre la propia escritura. Pero además, por su propia vida, habló de una clase trabajadora que pocas veces se había contado de esa manera. "El hecho de escribir sobre sus trabajos era algo bastante poco común en esa época", indica su hijo.
Nacida en Alaska en 1936, hija de un ingeniero de minas y un ama de casa, Berlin tuvo una infancia itinerante por Idaho, Kentucky, Montana, Arizona y Texas, donde pasó la Segunda Guerra Mundial con su madre y sus abuelos, antes de recalar en Chile en la adolescencia. Todos esos lugares han aparecido en sus relatos. También sus vivencias en la Universidad de Nuevo México, donde fue alumna del novelista Ramón J Sender. Tuvo un novio mexicano y eso hizo que sus padres la sacaran de allí y la llevaran a Europa. Lo evitó casándose con un escultor, Suttman, con quien tuvo su primer hijo.
Después se casaría con Race Neton y Buddy Berlín, con quien tuvo otros dos hijos y donde conoció de cerca la adicción a la heroína. Ella siguió viajando y cayó en el alcohol, algo que también ha marcado su obra. Fue cuando pudo dejarlo cuando logró plaza como profesora en Colorado, pero antes trabajó limpiando casas de mujeres ricas, como telefonista en una centralita de un hospital, rodeada de mujeres negras, donde comprobó de cerca el racismo de la sociedad americana. Toda la verdad de su vida aparece a través de la ficción en su obra, como explica su hijo y albacea. "Llevamos acostumbrados a esto muchísimo tiempo, a pesar de que no tuve ese éxito al principio, sabíamos que escribía sobre su vida", dice sobre el hecho de ver publicados detalles de su infancia y su adolescencia, que se cuelan en las páginas que firmó la autora, aunque reconoce que durante años le costaba leer algunos de sus escritores. "Yo me negaba a leer algunos, porque sabía de lo que iban. No era difícil, pero estábamos todos bastante acostumbrados a lo que pasaba", cuenta sobre la adicción de Berlín al alcohol.
"Normalmente empezaba a escribir por la noche y a veces se quedaba en vela sin parar. Era una locura. Se ponía ahí en la mesa del comedor y se ponía a garabatear y a escribir cosas y notas. Luego las pasaba a máquina de escribir mientras escuchaba música. Si había estado bebiendo, entonces escribía como una loca, sin parar, tecleando. Esos son los primeros recuerdos que tengo de ella escribiendo. Además, siempre tenía un cuaderno en la mano. Escribió millones de cartas. Era difícil saber si estaba escribiendo un cuento o una carta", cuenta sobre los recuerdos de su madre.
Sensible, inteligente, valiente y sincera, así es la fantástica prosa de Lucía Berlín que nos sumerge en vidas imperfectas, tristes y alegres, bellas y dolorosas, como cuenta en Suicidio o en Manzanas, el que fue su primer cuento. O en Las aves del templo, retrato de la vida en pareja. También fue capaz de mirar a su alrededor, de contar su vida mientras contaba el contexto social de un país. Lo vemos en Centralita, un relato que rememora su época como telefonista en un hospital, un trabajo mal pagado donde trabajaban muchos afroamericanos y donde Berlín constató y reflejó el racismo que había en Estados Unidos. "Es un retrato interesante de sus compañeras y ese enfrentamiento que vivían".
"En ese momento Oakland era una población mitad blanca, mitad negra. Había una intersección. Ella estaba en ese cruce, estaba en el medio de absolutamente todo y estaba como atrapada entre las distintas sociedades y podía podía ver las dos caras de la moneda y siempre podía entender a los dos lados de la historia", cuenta su hijo que fue difícil lograr que se publicara ese texto, pues no querían que se hablara de racismo. "Su editor decía que era un tema difícil. Lo es. De hecho es interesante ver cómo sucedía hace tantos años y cómo sigue sucediendo".
En la obra de Lucía Berlín hay temas oscuros, como el alcoholismo o la violación que sufrió por parte de un amigo de su padre que aparece en el relato de La doncella. "Es algo que escribió dos veces. Quiso que fuera una novela, pero siempre le rechazaron ese proyecto. Después el relato se quemó en un incendio y en los ochenta volvió a reescribirlo. Creo que ella quería contar esta historia de una mujer que intentaba darle algún tipo de sentido a lo que le había sucedido con este hombre mayor que fue una figura muy importante en su vida. Porque no era algo fácil, ella sentía admiración por ese hombre y, además, se lo encontraba en sitios público. Fue difícil esa situación. Tenía un conflicto interno sobre este sentido. Igual que tenía un conflicto interno también sobre su padre".
La dureza y el dolor siempre contados por el humor, como dice uno de sus personajes en el cuento El silencio. "Es clave en su narrativa el humor. También en su forma de entender la vida. Pasase lo que pasase, ella siempre intentaba hacer reír. Y entre siempre estaba intentando hacer juegos y chistes y las cosas oscuras las cogía, las retorcía y les daba luz", explica emocionado Jeff Berlín que recuerda algunos de los relatos que más le han emocionado, como Manual de mujeres para la limpieza, uno de los más conocidos, que emocionó al mismísimo Pedro Almodóvar. Su guion sobre algunos de los relatos de Berlín sigue ahí y podría llevarse a la gran pantalla. "Ojalá se acabe la huelga y podamos avanzar, ojalá veamos algo bonito", augura.
Lucia, Lusshiia, Luchia... es así como la llamaban dependiendo del lugar donde se encontraba. Diferentes maneras de dirigirse a una mujer que tenía múltiples vidas y vivencias. Quizá sea esa doble vida la que la haya convertido en una autora querida en el mundo anglosajón, pero también en el mundo hispano. Vivió en Chile y México, hablaba español y entendía la cultura latina como pocos autores. "Las historias que más me gustan son aquellas que escribió cuando estaba en una encrucijada, eran historias que surgieron de las cenizas y ella acabó triunfante, contando historias preciosas que fueron un punto de inflexión". Se refiera a Suicidio, cuando la autora estaba bebiendo y sumida en el desastre. "Era entonces cuando su única vía de escape, su única línea de vida, era escribir. Por eso son historias maravillosas".
Entre los relatos hay dos rara avis. Uno es una crítica sobre una exposición de arte, de una instalación de Judy Chicago. Fue una de las primeras obras de arte feministas que consistía en un banquete donde acudían mujeres importantes. Lejos de ser una crítica común, la de Lucía Berlín es un relato histórico sobre esa obra. "Es una historia extraña. No es un cuento, no es una crítica, no es una memoria. Es como un ejercicio divertido que hizo y que incluso si no conoces la obra de Chicago te puede interesar. Yo la descubrí tarde, porque a ella le daba vergüenza enseñármela, creo que era consciente de su rareza". El otro relato que rompe el estilo es un diario sobre sus primeras impresiones de París, ciudad que visitó sola y que la hizo feliz. "No recuerdo mucho aquel viaje, pero la descripción que hace parece como uno de sus recuerdos más felices", explica sobre ese diario en el que visita el cementerio de Père Lachaise, con la tumba de Jim Morrison. Callejea por el centro, por Nôtre Dame y menciona a Sartre y a Simone de Beauvoir.
El volumen también reúne una serie de artículos, ensayos y extractos de sus diarios que nunca antes publicados. Jeff Berlin nos brinda información privilegiada sobre los textos y su génesis, además de un breve recorrido final por la vida de Lucia imprescindible para leer el resto de sus relatos.
Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada...Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural y de Género, dirige el programa de cine y series El Cine en la SER. Es autora de 'Abre los ojos, películas y series para entender el mundo'.