Ante la tormenta anunciada por la derecha, me declaro español, patriota y andaluz tranquilo

Madrid

Hoy me he levantado con el deseo de no alterarme por nada. Cuando yo era adolescente, la diversidad territorial y las desigualdades económicas de España se explicaban por la variedad regional del carácter. Los andaluces éramos pobres porque no nos gustaba trabajar. ¡Vagos y demasiado tranquilos antes los acontecimientos del mundo! Yo me acojo estos días a mi condición de andaluz para tomarme con tranquilidad muchas cosas.

Por ejemplo, que el líder de la oposición anuncie la desaparición de España por una medida y una investidura que deben votar en el Congreso los diputados elegidos por los españoles. Por ejemplo, que Esperanza Aguirre acuda a una concentración delante de la sede del Partido Socialista y corte el tráfico para gritar "Franco, Franco, Franco". Por ejemplo, que los representantes del Partido Popular en el Consejo General del Poder Judicial, después de muchos años de mandato caduco y de militancia anticonstitucional, sean capaces de degradar todavía más la justicia española metiéndose en la polémica de la amnistía y juzgando una ley que todavía no conocen. Por ejemplo, que se llame fascista a Patxi López por defender la dignidad de la democracia española y la tranquilidad, y eso que él no es andaluz. Este Patxi, con su parsimonia, representa un buen ejemplo de diálogo entre el norte y el sur.

Por eso, mientras la derecha solivianta España y anuncia la tormenta, yo decido declararme español, patriota y andaluz tranquilo. Y no pienso tirarme por la ventana si recibo pronto la noticia de que tendremos un presidente de Gobierno traidor, desvergonzado, mafioso y partidario, qué barbaridad, de la sanidad pública, la educación pública, la subida de los salarios y la dignidad laboral de los españoles.