Los móviles nos enganchan más por lo que prometen que por lo que dan
Jorge López Puga, investigador del departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de la Universidad de Granada, ha visitado 'La Ventana' para explicar los resultados de la investigación
Los móviles nos enganchan más por lo que prometen que por lo que dan
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En más de una ocasión hemos hablado del indeseable teléfono sonando en una sala. Es un hecho que se repite una y otra vez. ¿Qué nos hace estar permanentemente conectados al móvil? Un estudio reciente de la Universidad de Granada, que ha medido la actividad de la piel como indicador del sistema nervioso, ha descubierto que no son los teléfonos móviles los que nos hacen 'adictos', sino las interacciones sociales que estos dispositivos electrónicos permiten. Es decir, cómo se usa y para qué se usa.
Jorge López Puga es investigador del departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de la Universidad de Granada y uno de los investigadores principales. "Lo que registramos fue la respuesta electrogalvánica de la piel, una medida que pone de manifiesto cierto grado de actividad fisiológica de nuestro organismo. Mide la ansiedad, la emoción, el nerviosismo que experimentamos ante una situación".
"Interpretamos que lo que provoca esto no es el dispositivo"
Para llevar a cabo el estudio pidieron a varias personas que enviasen un mensaje a sus contactos indicando que estaban realizando un experimento con realidad virtual y luego describieran cómo fue la experiencia. Posteriormente, tuvieron que dejar de utilizar sus teléfonos durante 30 minutos mientras realizaban la actividad de realidad virtual. Tras pasar este tiempo, les permitieron emplear el móvil. Después de usar el dispositivo durante 2 minutos, les indicaron que lo desconectara nuevamente.
"Observamos que las personas que habían mandado el mensaje, frente a las que no lo habían hecho, tenían mayores niveles de ansiedad, nerviosismo... Interpretamos que lo que provoca esto no es el dispositivo, sino la expectativa de comunicación que genera", ha explicado el investigador.
Según López, la comunicación verbal es muy diferente a la de hablar por un dispositivo móvil: "La riqueza comunicativa del mensaje no es el mismo. Necesitamos estar constantemente conectados y tratando de enviar y recibir información cuando usamos los sistemas de comunicación instantánea".
Para medir la actividad en la piel se basan en la respuesta "eléctrica de la propia piel". "Cuando nos ponemos nerviosos nos sudan los dedos, las axilas... eso tiene que ver con la activación del sistema nervioso autónomo. Lo que detectamos con esos sensores es esa activación del sistema nerviosos que pone de manifiesto la ansiedad, nerviosismo, excitación...", ha explicado López.