Sánchez y Scholz abordan en Málaga la migración y las guerras en Ucrania y Gaza
Cientos de personas han protestado en los alrededores de la Subdelegación del Gobierno en Málaga, donde se ha producido el encuentro
Málaga
El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ha mantenido este viernes un encuentro bilateral con el canciller federal de Alemania, Olaf Scholz, con quien ha abordado cuestiones como la migración, el apoyo a Ucrania o la "urgencia" de encontrar soluciones de paz en Oriente Medio.
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La reunión se ha celebrado en la sede de la Subdelegación del Gobierno en Málaga, donde se han concentrado medio centenar de manifestantes en protesta por la amnistía. Una cita que se ha producido justo después de que Sánchez haya garantizado los apoyos para su investidura la semana que viene.
Sánchez y Scholz se han reunido en Málaga porque ambos participan en el Congreso del Partido Socialista Europeo (PSE), que hoy y mañana se celebra en el Palacio de Ferias y Congresos de la ciudad.
Según ha informado Pedro Sánchez a través de la res social X (antes Twitter), en el encuentro han analizado los avances de la presidencia española del Consejo de la UE y asuntos relativos a la migración y la revisión del presupuesto de la UE hasta 2027.
Los dos mandatarios han coincidido en la necesidad de encontrar soluciones de paz en Oriente Medio y en el apoyo a Ucrania frente al ataque de Rusia, señala Sánchez en su mensaje.
Las personas que se han concentrado en los alrededores de la Subdelegación del Gobierno portaban numerosas banderas de España, algunas de ellas con el águila franquista o con la Cruz de Borgoña carlista, y mostraban carteles con la frase "Se vende España por siete votos" o en los que se tildaba a Sánchez de "traidor".
Tras este encuentro bilateral, los dos gobernantes tienen previsto dirigirse al Palacio de Congresos de Málaga, donde prevén cenar con algunos de los dirigentes socialistas que participan en el evento del PSE, entre ellos el presidente del Partido Socialista Europeo, Stefan Löfven; la primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen, o el de Rumanía, Marcel Ciolacu.