Fred Uhlman nació en Stuttgart en 1901 y murió en Londres en 1985. Era un pintor y escritor de origen judío, que abandonó Alemania en marzo de 1933, poco después de que Hitler fuera nombrado canciller. Residió un tiempo en París y posteriormente en España de donde también escapó al estallar la guerra civil y finalmente en Londres, donde fundó el Comité de Artistas Refugiados y la Liga Libre para la Cultura, entre cuyos miembros se contaba Stefan Zweig. 'Reencuentro' se publicó en 1971. Es una novela corta escrita en estado de gracia. Emocionante pero medida, sin sentimentalismos. Una novela sobre la amistad, sobre la dignidad, que nos da una lección muy importante en los tiempos actuales.

Como indica Josep Lorman, 'Reencuentro', inspirada en la propia experiencia del autor, fue publicada por primera vez en Londres, el año 1971, con el título de 'Reunion', y pasó desapercibida. Pero seis años más tarde, la editorial Collins & Harvill la reeditó precedida de un prólogo del periodista y escritor Arthur Koestler y rápidamente se convirtió en un best seller mundial. El éxito y el reconocimiento le llegaron a Fred Uhlman a los 76 años y de la mano de la literatura, cuando toda su vida había luchado para triunfar como pintor.

Una pequeña obra maestra

Nos cuenta en la introducción Arthur Koestler que cuando leyó por primera vez 'Reencuentro', de Fred Uhlman, pensó que se trataba de una pequeña obra maestra porque en las reducidas dimensiones del libro, si bien su tema era la tragedia más espantosa de la historia del hombre, estaba escrito en un nostálgico tono menor. Le faltan el volumen y la cualidad panorámica de la novela, pero tampoco es un cuento, porque generalmente éste aborda un episodio, un fragmento de la vida. Fred Uhlman ha conseguido así un éxito admirable.

Fred Uhlman ha conseguido comunicar a su narración una cualidad musical que es al mismo tiempo obsesionante y lírica. Sus recuerdos están impregnados de añoranzas. La historia que cuenta es terrible, pero el regusto que deja la novela es el de la fragancia del vino local servido en posadas de troncos oscuros, sobre las riberas del Neckar y el Rin. No hay el menor rastro de furia wagneriana: es como si Mozart la hubiera reelaborado.

Señala Lucas Ferreira Hernández en su blog, que hay algo profundamente vivencial en la narrativa de “Reencuentro”. Su autor parece tener la intención de fijar en su mente todos los momentos y detalles que le permitieran tener un recuerdo completo de los aspectos materiales y sensoriales de los que fueron aquellos primeros años de la década de 1930. Las palabras que utiliza son las justas, los términos son los correctos, los adjetivos de una gran precisión. No hay fisura alguna en la propuesta de Uhlman, deja bien claros quiénes eran las personas y cuáles los lugares en los que se desarrollaron en su Stuttgart natal esos pequeños sucesos que, como señales de alarma, avisaban de lo que estaba por venir.

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