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Ocio y cultura

Una celebración de la carne entre la violencia del deseo y la violencia de la guerra

Un alegato antibelicista atraviesa la cultura. La literatura y el teatro exploran la violencia del deseo en un contexto de violencia bélica. Desde un thriller almodovariano, a una Nobel austriaca y las mejores propuestas teatrales del Festival de Otoño

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Infidelidades, celos, deseo, cuerpos, fluidos... de eso está lleno este episodio de La Hora Extra. Nadie como Pedro Almodóvar para retratar todas esas pasiones encendidas los celos. Hay una escena en 'Mujeres al borde de un ataque de nervios' entre Julieta Serrano, pistola en mano, y Carmen Maura, con un vaso de gazpacho en la suya, que describe muy bien la situación. "Solo matándole conseguiré olvidarlo", dice el personaje de Lucía.

El hombre de nuestra recomendación literaria de hoy es un infiel que acaba precisamente asesinado por su novia y por la madre de su novia, que pasean su cadáver por Garrucha, en Almería. Carla Nyman ha escrito poesía, teatro, ha dirigido y actuado. 'Tener la carne' es su primera novela con Reservoir Books, un thriller delirante y almodovariano, en el que aborda el asunto de los celos. "Me interesaba mucho abordar los celos en esta novela, creo que estamos en un momento con esta cultura de la cancelación y estas frases míticas de responsabilidad afectiva, que a veces resulta algo conflictivo a la hora de una manejarse públicamente o en sociedad", explica la escritora.

Cubierta de &#039;Tener la carne&#039;, de Carla Nyman

Cubierta de 'Tener la carne', de Carla Nyman / Reservoir Books

En la entrevista hemos abordado el cuerpo y los fluidos, la culpa, la vergüenza y el deseo sexual, cómo nos relacionamos -o no- con lo que forma parte de la naturaleza humana.

Elfriede Jelinek, la Nobel austríaca referente de las jóvenes creadoras españolas

Elfriede Jelinek (Austria, 77 años) es una premio Nobel que ha ejercido una fuerte influencia sobre jóvenes creadoras como Carla Nyman o Silvia Hidalgo. A las dos les interesa cómo trabaja los vínculos maternofiliales, esas obsesiones que son elementos de la condición humana y cómo Jelinek se acaba metiendo en lugares y recovecos que resultan incluso repugnantes. Todo con un bisturí fino para abrazar los sentimientos y las emociones más bajas del ser humano: la ira, la envidia, el despecho. Sentimientos que hay que abrazar, nos cuentan las dos escritoras.

La novelista y dramaturga, autora de La pianista, es poco conocida en España, más allá de la adaptación que hizo Michael Haneke de esta obra, con Isabelle Huppert. Por el Teatro de la Abadía acaba de pasar 'Viaje de invierno: el día que Jelinek dejó de tocar a Schubert', un montaje que nos acerca a una de las voces más singulares de la dramaturgia europea contemporánea. Hemos conversado con Magda Puyo, responsable de la dramaturgia de esta obra que coreografía Encarni Sánchez, sobre el lenguaje musical de Jelinek, que juega con la palabra, impregnándola de una visión feminista y política. Una mirada crítica, y muchas veces incómoda, sobre temas capitales en su obra como son la memoria y la identidad. "Jelinek culpa mucho a la sociedad europea de esconder y eso es un hilo que nos viene hacia nosotros ahora, al siglo XXI, cuando escondemos debajo de la alfombra al fascismo o la migración", explica Puyo.

Escena de 'Viaje de invierno' / Cedida Teatro de La Abadía

Acusada de pornográfica por la reivindicación que siempre ha hecho de la sexualidad femenina, Maga Puyo nos proponen en este 'Viaje de invierno' una búsqueda del amor y del deseo que nunca llega a encontrar y que representa lo que ha terminado siendo su propia vida. "Yo diría que tiene tres formas de atacar la escena: desde el humor y la ironía, desde la ternura y la comprensión del ser humano; y también desde la crítica al artista, a ella misma, para qué sirve el artista si no es para subvertir", afirma la directora. La obra aborda temas como la sexualidad mediatizada por internet, la perversión de la opinión pública, el amor odio hacia su madre, la demencia y el abandono de su padre o la autocrítica.

Precisamente el director de La Abadía, Juan Mayorga, estrena esta semana en el Festival de Otoño La gran cacería, un texto que ha escrito y que dirige, con el actor inglés Will Keen como protagonista, un viajero que cruza el mar a bordo de un barco. Coproducida por el Teatro del Barrio, se va a estrenar en la Sala Cuarta Pared. La gran cacería nos pregunta: ¿sabéis vosotros qué os quita el sueño?

El actor inglés Will Keen y Juan Mayorga

El actor inglés Will Keen y Juan Mayorga / Cedida Teatro de La Abadía

El dramaturgo y director explica en La Hora Extra de dónde surge esta pregunta: "hallándome una noche en un barco, insomne en un viaje de regreso desde Sicilia a Italia, me preguntaba qué era aquello que me estaba impidiendo dormir, qué me quitaba el sueño. Y mi cabeza se fue hacia otro barco, un barco que había visto representado en la catedral de Monreal en un mosaico. Este barco era el Arca de Noé, en el que entraban y salían animales. Pensando en ese segundo barco, mi cabeza se fue hacia un tercero que había encontrado en otro mosaico en la villa romana de Casale. Pero lo que se representaba en ese segundo mosaico y lo que representaba ese tercer barco, era la captura de animales en Asia y África para ser llevados a Roma y de allí distribuidos a los circos del Imperio, donde serían exhibidos como marcas o como signos de la fuerza y de la belleza de Roma. Y entonces se me hizo claro que el Mediterráneo, el Mare Nostrum, era y es un espacio extraordinariamente denso en narraciones, en mitos, en cultura y también un espacio extraordinariamente violento".

Will Keen durante un ensayo de &#039;La gran cacería&#039;, de Juan Mayorga

Will Keen durante un ensayo de 'La gran cacería', de Juan Mayorga / Laura Ortega

Juan Mayorga: "Hay críticas útiles, que te ayudan a entender tu obra o reescribirla, y las hay desde la mala uva"

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De Patroclo a Sodoma: historias y personajes LGTBI que buscan conmover también a los heterosexuales

El director del Festival de Otoño, Alberto Conejero, nos ofrecía las claves de esta edición que acaba de comenzar en el último episodio de La Hora Extra. Alberto acaba de publicar 'En mitad de tanto fuego' con la editorial Dos Bigotes. Es una obra estrenada este verano y que podremos ver en los Teatros del Canal el año que viene. Nos cuenta la historia de Patroclo, el más amado por Aquiles, una aproximación a un canto o poema de la Ilíada. Es la historia de un raro y un reconocimiento entre raros, reconoce Conejero, un personaje "muchas veces abordado desde el eufemismo, que la traición ha quemado y ha hecho que desapareciera". El escritor echaba en falta obras que hablaran claramente de su relación con Aquiles.

Cubierta de &#039;En mitad de tanto fuego&#039;, de Alberto Conejero

Cubierta de 'En mitad de tanto fuego', de Alberto Conejero / Dos Bigotes

Alberto Conejero espera que historias como estas, protagonizadas por personas LGBTI, sean capaces de conmover también a un público heterosexual, que se sientan identificados también o al menos empaticen con los que conviven. 'En mitad de tanto fuego' es, además, un texto de textos antibelicistas. Una celebración de la carne y del deseo sexual en un contexto de guerra. "La alegría de estar vivos, la alegría de aquellos que han estado jodidos", dice el dramaturgo.

Pedro Lemebel, Paul B. Preciado... Alberto Conejero bebe de las mismas fuentes y experiencias que Aarón Lobato y Julio Rojas. Lobato & Rojas han estado muchos años apoyando la producción y distribución de textos de dramaturgos, hasta que en 2017 empezaron a crear sus propios montajes. Sodoma es el último, que estrenan en el Festival de Otoño, una mirada queer también sobre el mito bíblico.

Como hace Alberto con el personaje de Patroclo, Lobato y Rojas atraviesan con su mirada de "raros" la historia de una ciudad destruida por Dios después de que los ángeles no fueran capaces de encontrar hombres justos entre sus muros. La biblia cita a todos esos sodomitas en la puerta de la casa de Lot pidiendo que entregue a los ángeles para fornicar con ellos. Leyéndola por casualidad, se dieron cuenta inmediatamente que ahí había una obra de teatro.

Sodoma desmonta la percepción que se ha tenido sobre los homosexuales en la historia, desde fuera y desde dentro del propio colectivo. Estos dos ángeles, Azazel y Belial, difieren mucho en su concepción de lo que es la homosexualidad y lo que es o debería ser la "normalidad". Son discusiones que, como homosexuales, han tenido en sus grupos de amigos: cómo afrontar la sexualidad, la visibilidad, qué representa a las personas LGTBI, si es que hay algo o alguien que las represente. Desde Beyoncé y Madonna, a las saunas, cuartos oscuros o el chemsex, el texto abre un montón de tensiones.

Pero Sodoma, sobre todo, es un homenaje muy bonito a todas las luchas históricas de la comunidad LGTBI. "La obra va sobre el orgullo, un reconocimiento y orgullo de ser quienes somos, porque nos siguen persiguiendo y haciendo bullying por ser", explican los dos en una entrevista. En un contexto bélico, con las invasiones de Ucrania y Gaza, la obra cobra también otro significado. Podría ser un texto antibelicista que plantea el debate sobre qué es el bien, qué es el mal, quiénes son los buenos, quienes los malos sodomitas, si merece matar a justos por pecadores. Preguntas que se formulan en el montaje. "Con nuestro teatro no podemos parar ninguna guerra, pero podemos dar voz a los muertos", coinciden con Conejero.

El manifiesto antibelicista que atraviesa la cultura

Esta semana se ha presentado en la embajada de Palestina en Madrid un manifiesto del mundo de la cultura en apoyo al pueblo palestino, condenando la masacre en Gaza y la inacción internacional ante el genocidio. Critican también la reacción del Gobierno de España, al que le piden que rompa relaciones con Israel. Sí agradecen la solidaridad del pueblo español. Lo firman más de 350 artistas e intelectuales españoles, que exigen un alto al fuego inmediato, que cesen los ataques de los colonos en Cisjordania y el desplazamiento forzoso de la población palestina. También la apertura urgente de corredores humanitarios. Entre los firmantes: Marisa Paredes, Juan Diego Boto, Emma Suárez, Montxo Armendáriz, Rozalén, Coque Malla o Miguel Ríos.

La activista Cristina del Valle, el representante de la Asociación Hispano Palestina Jerusalén, Eisa Alsoweis, y el embajador palestino en España, Husni Abdel Wahed, presentan un manifiesto de la cultura contra el genocidio en Gaza

La activista Cristina del Valle, el representante de la Asociación Hispano Palestina Jerusalén, Eisa Alsoweis, y el embajador palestino en España, Husni Abdel Wahed, presentan un manifiesto de la cultura contra el genocidio en Gaza / Daniel de la Fuente

"Amamos la vida, amamos lo bello, amamos la cultura y el arte, porque son el mejor puente de entendimiento entre los pueblos", decía el embajador Husni Abdel Wahed. "Aquellos que fueron responsables del holocausto, de la persecución y matanzas en contra de todo lo diferente, les pregunto: ¿hace falta otro genocidio para que se liberen de su complejo de culpabilidad?", añadía el embajador.

Muros de la vergüenza, muros que separan, que enfrentan y que provocan guerras. Se acaban de cumplir 34 años de la caída del Muro de Berlín y la Fundación Canal nos propone un ejercicio de memoria y de reflexión con una exposición sobre la lucha por la libertad y los derechos humanos. 'El Muro de Berlín. Un mundo dividido' nos habla del poder del pueblo y de la palabra, capaces de conseguir un cambio en el rumbo de la historia, aunque el arte pueda parecer impotente ante la barbaridad, como nos advertían Conejero, Lobato y Rojas.

MADRID, 07/11/2023.- Parte del muro que compone la exposición &quot;El Muro de Berlín. Un mundo dividido&#039;, una muestra itinerante que se abre al público en Madrid el próximo jueves, 9 de noviembre, día en el que cayó el muro. EFE/ Aitor Martín

MADRID, 07/11/2023.- Parte del muro que compone la exposición "El Muro de Berlín. Un mundo dividido', una muestra itinerante que se abre al público en Madrid el próximo jueves, 9 de noviembre, día en el que cayó el muro. EFE/ Aitor Martín / AITOR MARTIN

La muestra reúne más de 300 objetos muchos de ellos nunca antes habían sido expuestos y que nos sirven para ir componiendo el relato de uno de los momentos históricos más relevantes del siglo XX, que remonta a sus orígenes a la Segunda Guerra Mundial y cuyo legado llega hasta nuestros días. La exposición plantea dudas sobre nuestra responsabilidad política y personal de hacer posibles los valores occidentales, la libertad y la democracia.

Orlando en el Teatro Real / Javier Del Real

Antibelicista ha sido también la propuesta que hemos podido disfrutar hasta hoy en el Teatro Real. Orlando, una de las mejores partituras de Händel, que resume de qué ha ido este episodio de La Hora Extra. Por un lado el deseo, la pasión. Claus Guth, director de escena, destaca que Händel, junto con Mozart, es el gran maestro de la declinación de todas las formas de atracción humana, del amor, del deseo, del dolor, de lo que nos atrae y de lo que destruye una atracción. Y por otro lado las guerras, la violencia. Orlando es un soldado con estrés postraumático como los que veremos tras las guerras en Ucrania y en Gaza, advertía Guth. "Describiría a Orlando como una persona que, por estar traumatizada, vive en un universo paralelo, en un mundo paralelo en el que se siente más seguro. Esto está en el centro de la historia, de la pieza, porque va de qué es real y qué no es real, en qué puedo confiar, qué es una ilusión. Esto es interesante porque hace poco he leído que la formación para los ejércitos hoy se hace jugando. Juegos en los que disparas a través de una pantalla, disparas a tantas personas como sea posible y obtienes puntos si sobrevives. Esto lo utilizan en todas las formaciones militares de todo el mundo y está relacionado con esta obra, estos soldados son personas que lanzan armamento, un cohete, un misil de crucero o lo que sea y lo hacen pulsando un botón como si fuera una simulación, un juego", concluía el director.

A propósito de esto último sobre Orlando, este fin de semana ha salido una nueva entrega de Call of Duty, uno de los mejores videojuegos de disparos en primera persona, bélicos. Una serie que empezó ambientada en la Segunda Guerra Mundial y donde apretar el gatillo no genera demasiadas dudas morales al jugador. Call of Duty Modern Warfare 3 es el último referente en este género virtual, que acaba de aterrizar para PlayStation 5 y PlayStation 4, Xbox Series y One y para PC. Con ambientación contemporánea, la Fuerza Operativa 141 persigue al ultranacionalista ruso Vladimir Makarov, que quiere devolver la grandeza al Kremlin a base de misiles y gas letal. Tienen toda la información sobre videojuegos en SER Jugones.

 
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