Todo el mundo debería ser capaz de confrontar la ley de amnistía con argumentos; si no este país ya no tiene remedio

Madrid

Ya tenemos la ley de amnistía, ya conocemos su contenido, sobre el que hemos hablado mucho, en contra del que se han manifestado muchos, sobre el que se ha especulado mucho, pero todo sin conocer ni una línea. Desde ayer por la tarde el texto es público, el texto que, según el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, concita un enorme consenso entre los socios de investidura pero que, en cambio, fue registrado en el Congreso en solitario por el PSOE. De Bolaños no consiguieron los compañeros periodistas ninguna explicación sobre esto.

Ya con la ley en la mano, lo que hay que hacer ahora es leerla, leer el texto original y, si hay algo que no se entienda, recurrir a los analistas que sean capaz de despojarse de cualquier velo partidista. Es importante hacer este ejercicio y la deben leer tanto los que estaban a favor sin conocerla, como los que están en contra sin conocerla. Para argumentar hay que saber y la única manera es leerla. Hemos llegado en este país a un nivel de enfrentamiento que empieza a ser muy peligroso. Con señalamientos, con insultos, con amenazas... Sería bueno introducir algo de calma y nos puede ayudar a todos saber de qué estamos hablando.

Y de lo que estamos hablando es de una ley, cuyo preámbulo está redactado con tal cuidado que poco tiene que ver con el acuerdo suscrito por PSOE y Junts. Lo que va a marcar quién y cómo se beneficia de la amnistía es la ley, quien va a marcar el futuro en el conflicto con Cataluña es la ley, cuando finalmente sea aprobada por una mayoría parlamentaria. No se habla del lawfare, no se habla de persecución judicial por cuestiones políticas y no se compra el relato independentista, como sí se hizo en el acuerdo con Junts. Pero, sobre todo, la exposición que justifica la amnistía es una enorme defensa de la Constitución, de cuyo marco no se pueden salir los independentistas en su legítima reclamación de independencia y este es el quid de la cuestión.

A partir de aquí le toca al PSOE, le toca al nuevo gobierno explicar por qué ahora si es de interés general lo que antes se negaba. Tendrá Pedro Sánchez que pronunciar más a menudo la palabra amnistía, que hasta ahora parece casi borrada de su vocabulario. Tendrá que combatir su propia hemeroteca con explicaciones: este país lo necesita y se lo merece. Y quiero pensar que nadie en esté país apuesta por la ruptura de la convivencia como mecanismo para conseguir réditos electorales, quiero pensar que nadie cree que cuanto peor mejor. Y es por eso que hoy, con la ley en la mano, todo el mundo debería ser capaz de debatir y confrontar con argumentos y, si no es así, es que este país ya no tiene remedio.