Hora 25El análisis de Xavier Vidal-Folch
Opinión

Presidente legítimo

De esta abrupta investidura, probablemente el ganador saque una conclusión: ha vencido con todas las de la ley, pero no ha convencido a muchos, lo que es imprescindible para llevar a cabo un programa ambicioso y audaz

Presidente legítimo

Barcelona

Pedro Sánchez ha sido elegido presidente del Gobierno, sin haber dejado de serlo. Es lo que tiene la democracia, horror al vacío. Aunque también habría sido legítima la elección de su rival, Alberto Núñez Feijóo. Es lo que tiene la democracia parlamentaria, gana quien obtiene más votos en el Congreso, porque representa a más ciudadanos.

De esta investidura conviene recordar un dato: el candidato ha obtenido 179 votos. Más que Leopoldo Calvo Sotelo en 1981; que Felipe González en 1989; que José Luis Rodríguez Zapatero en 2008 y que el último Mariano Rajoy. No es un resultado estrecho. Al revés: es muy significativo porque el apoyo procede de muchos partidos y sensibilidades. Esa es su fuerza, y ahí está su riesgo: el desafío de mantener tantas voces unidas, y, por tanto, la estabilidad necesaria.

De esta investidura, entre tanto desplante y vocerío, recordaremos un gesto del todo correcto: él (otra vez) jefe de la oposición, Feijóo, acudió tras la votación a saludar y felicitar al presidente. Es un gesto que le honra. Cuando los modales funcionan, no todo está perdido. En medio de tanto bochorno, el jefe del PP debe ser reconocido por ello.

De esta abrupta investidura, probablemente el ganador saque una conclusión: ha vencido con todas las de la ley, pero no ha convencido a muchos, lo que es imprescindible para llevar a cabo un programa ambicioso y audaz. Las izquierdas deben recuperar el afecto de muchos moderados que se sienten distantes, defraudados o contrariados. Sin perder el apoyo de quienes les han aupado de nuevo al poder. No será tarea fácil. Pero tampoco lo es llegar a fin de mes, ¿no?

Xavier Vidal-Folch

Periodista de 'EL PAÍS' donde firma columnas...