Enfrentarse a una dictadura siempre conlleva sacrificios

Ahora que, por fin, tenemos Gobierno, es el momento de tener memoria. No debemos seguir adelante como sociedad sin rendir un homenaje a todos los héroes caídos en Ferraz. Porque si hoy somos lo que somos, es gracias a los valientes que putodefendieron la democracia todos los días que no había partido del Real Madrid.

Desde aquí, quiero pedir un monumento en la calle Ferraz para todos esos ciudadanos que se dieron cuenta de que unas elecciones no se pierden cuando se acaba el escrutinio, sino cuando se acaban las protestas callejeras.

Enfrentarse a una dictadura siempre conlleva sacrificios. Por eso, propongo un minuto de silencio por toda la gente que sacrificó su dignidad disfrazándose de Don Quijote o del Capitán América.

No seremos una sociedad si pretendemos seguir adelante sin honrar la memoria de esas personas que, para defender a lo que más quieren, a España, tuvieron que sacar del armario a lo segundo que más quieren, su muñeca hinchable.

Solo pido un recuerdo en la calle Ferraz, tal vez un fuego eterno, para toda esa gente que se enfrentó a una dictadura con el arte de sus rimas. Verdaderos poetas de colegio privado que compusieron estrofas exquisitas como “Felipe, masón, defiende a tu nación” o “Marlaska, julandrón, quítanos en el dron”.

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Escuchando esas rimas, uno se da cuenta de que, tal vez, los héroes de Ferraz no consiguieron devolver a España al espíritu del 36, pero sí la acercaron un poco a la generación del 27.

Aquí mi homenaje a todos esos héroes a los que solo les unía su pasión por España. Y por la fruta.