Nuevo Gobierno

Barcelona

Este nuevo Gobierno es más compacto que el anterior. Lo que en principio se presume como algo bueno. De un lado, en los ministerios de fondo (les llaman “de Estado”) hay continuidad. De otro, nos libraremos de los ruidos de desmarque que protagonizaban los ministros de Podemos: aunque quizá los ofrezcan en el Parlamento. Dice el presidente que es un equipo más político. ¿Acaso el anterior no lo era? ¿O nos quiere decir que este es más aguerrido para defenderse con rotundidad ante una oposición que practica el acoso y derribo?

Hay gentes estupendas que llegan al ministerio, pasan y nadie lo supo. Otros que parecían un misterio se convierten en grandes revelaciones. O sea que resulta difícil hacer pronósticos sobre su rendimiento inmediato. No solo para Pedro Sánchez. También para toda la ciudadanía.

De momento hay incógnitas que igual se habrían despejado si el presidente se hubiera sometido a una conferencia de prensa. ¿Dos ministerios de gran empaque actual como Justicia y Presidencia puede servirlos una sola persona, aunque sea tan trabajadora como Félix Bolaños? ¿Cuál es la poderosa razón que aconseja mantener al tan contestado titular de Interior, Fernando Grande-Marlaska? ¿Es la portavocía de un partido la mejor escuela, la que ha curtido a Pilar Alegría, como ensayo para la de un entero Gobierno, cuando las clientelas de ambos son muy distintas? ¿Basta ser una política dialogante y eficaz como Elma Saiz para garantizar las cuentas de la Seguridad Social, que componen una asignatura super-técnica, ardua y polémica? ¿Por qué se ha descartado el perfil de políticos avezados como los expresidentes extremeño y valenciano?

Las respuestas solo puede ofrecerlas una persona, el presidente.