Completar o confrontar

Barcelona

"Un bel morir tutta una vita onora", dice el poeta Francesco Petrarca. O sea, acabar correctamente una historia, aunque haya sido turbulenta, supone dignificarla. Por desgracia no es eso lo que ha sucedido hoy con el relevo de ministros, en dos casos: las exministras de Podemos. Y no ha sucedido así porque tanto Irene Montero como Ione Belarra han formulado afirmaciones que no responden a la realidad. “Hoy Pedro Sánchez nos echa”, han dicho. No es Sánchez quien las ha excluido, sino quien tenía competencias para proponerlas o no, Yolanda Díaz, la líder de Sumar. Y no ha excluido a Podemos, sino que propuso a un militante de ese partido, y economista que goza de bastante respeto, Nacho Álvarez: pero ellas se negaron, se empeñaron en la continuidad de Montero, un imposible político tras su estruendo fracaso al no reconducir los problemas generados por la ley del "solo sí es sí".

No hay mal que por bien no venga, así que el nuevo Gobierno será más compacto, menos dado a ácidas refriegas personalistas. Aunque quizá el litigio se traslade al voto parlamentario. Pero se desgastará sobre todo quien procure batallas estériles, porque el votante castiga al que divide, como ya se vio en mayo y en julio. La opinión favorece a quienes quieran sintonizar, completar y complementar, no a los que solo buscan confrontar. No es bueno escupir a la mano que te da de comer.

De toda batalla política podemos aprender lecciones sobre la condición humana. No reconocer los errores propios; no cambiar de tratamiento cuando la realidad cambia; no adaptarse a un mundo en continua vorágine… es no darse cuenta de que uno está lejos de los demás. Y de todo lo demás. Es el desgaste de materiales: la propia obsolescencia, lo que llanamente llamamos "pasarse el arroz". Una pena.