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La Iglesia trabaja en un plan de reparación a víctimas de abusos con indemnizaciones tanto si hay sentencia judicial como no

Explican que lo pondrán en marcha "lo antes posible" y por parte de "los órganos competentes de la CEE"

El obispo auxiliar de Toledo, Francisco César García Magán en rueda de prensa para hacer un balance de la reunión de la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal, este viernes en Madrid. EFE/ Daniel Gonzalez / Daniel Gonzalez (EFE)

La Conferencia Episcopal Española (CEE) está trabajando en la elaboración de un Plan de reparación integral de las víctimas de abusos en la Iglesia que incluye indemnizaciones económicas. Así lo ha dicho este viernes el secretario general de la Conferencia, César García Magán, quien ha añadido que la Iglesia reparará siempre a las víctimas de abusos, tanto si hay sentencia judicial como cuando no la haya, bien porque el abusador haya fallecido o porque el caso ha prescrito.

Los obispos han aprobado “el proceso de trabajos para un plan de reparación integral a las víctimas”, que contemplaría indemnizar económicamente a quienes sufrieron abusos por parte de miembros de la Iglesia, pero también se valorará “caso por caso” para llevarlo a cabo en casos que no tengan una sentencia que obligue a esa indemnización.

Según detalló, se ha aprobado “un íter de trabajo, presentado por el servicio de coordinación de oficinas de protección a menores” de Episcopado que se centra en tres líneas: la atención a las víctimas, la prevención y la reparación integral. Esta última, abordaría “todas las perspectivas”, dijo en referencia a la psicológica, la social y la económica”. El plan se desarrollará “lo antes posible” y por parte de “los órganos competentes de la CEE”. Respeto a la participación en un fondo estatal de reparación a víctimas como propone el informe del Defensor del Pueblo, García Magán remarcó que “la Iglesia va a reparar siempre”.

“La Iglesia se hace cargo de indemnizaciones, en primer lugar, si media una sentencia judicial, y si no también lo vamos a hacer, si ha fallecido el victimario o hay una prescripción civil. Si se crea un fondo para reparar a todas las víctimas participaremos, si no lo gestaremos nosotros”, subrayó. Esa reparación económica, explicó, responde a la “obligación moral” que tiene la Iglesia con las víctimas, pero precisó que en los casos con sentencia “lo tienen que pagar los victimarios, que son los que han hecho el delito o las instituciones implicadas”.

El prelado, que se refirió a que los obispos esperan el cumplimiento del encargo de la CEE al bufete Cremades & Calvo Sotelo y que presente a mediados de diciembre los resultados de la investigación sobre abusos que le encargaron, insistió en que se impulsará el trabajo de las oficinas diocesanas y de congregaciones para atención a víctimas. “No nos interesan números, ni encuestas ni extrapolaciones. Nos interesan las víctimas que tienen su historia y su rostro”, remarcó en referencia de un caso falso que se ha incorporado en las estadísticas de la CEE, del Defensor del Pueblo y de la investigación que hace El País. En este punto pidió “respeto a las víctimas” y que “cualquier informe se realice con el mayor cuidado y vigor”.

“Las víctimas merecen todo el respeto. Son un terreno sagrado y por tanto las cifras, encuestas, extrapolaciones y toda la sociedad, toda, tiene que respetarlas”, reclamó.Respecto al informe de Cremades, el portavoz de la CEE señaló que el pasado 17 de noviembre el bufete les envió por correo electrónico “un borrador sujeto a cambio” de 800 páginas y que “no se corresponde con el índice inicialmente aprobado”, más tres anexos (un cuadro de denuncias provisional, tablas de prevención de las diócesis y las congregaciones).

“Su compromiso es con el cliente”, prosiguió, por lo que el informe “es propiedad de quien encarga”.Además de ese plan de trabajo, la Plenaria ha aprobado “por unanimidad” un mensaje sobre los abusos “centrado en las víctimas” y con “una petición explícita, clara y directa” y el anuncio del citado “plan de reparación integral a las víctimas”. Asimismo recoge el deseo de “acompañar y ayudar” y de transmitir “una palabra de esperanza y de consuelo al resto del pueblo de Dios”, pues “esos delitos también tienen una repercusión en la Iglesia”. Dicho mensaje tiene una extensión de cuatro páginas.

 
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