El presidente intentará recomponer el diálogo con Feijóo para llegar a un acuerdo que permita desbloquear la situación del CGPJ sin necesidad de cambiar la ley. Es uno de los propósitos que Pedro Sánchez se fija en el arranque de este nuevo mandato al frente del Gobierno: normalizar las relaciones con el jefe de la oposición. Así lo ha trasladado durante una conversación informal a los periodistas que lo acompañan en la gira por Oriente Próximo y que este viernes hace parada en El Cairo. Tras varios meses de escalada verbal entre PSOE y PP -la semana pasada en una entrevista en Feijóo llegó a insinuar que el líder socialista tenía un tic psicopático- Sánchez se muestra decidido a buscar la forma para mantener una relación normal con la oposición. Uno de los primeros asuntos en los que Sánchez va a poner el acento es la renovación del Poder Judicial. El mandato de una parte de sus magistrados lleva caducado casi cinco años y el PP ha puesto diversas excusas para negarse a los cambios. Al mismo tiempo, el presidente acusa al PP de tener un discurso de destrucción y estar parasitando el discurso político de Vox, pero ha explicado que ha pedido expresamente a sus ministros que no respondan a los insultos. Pedro Sánchez se ha pronunciado por primera vez sobre la figura del verificador, incluida en el acuerdo de investidura sellado entre los socialistas y Junts, y ha sostenido que la inclusión de un mecanismo de verificación en el diálogo con Junts puede ser de ayuda ante la desconfianza entre ambos partidos. El jefe del ejecutivo ha descartado que la ley de amnistía pueda terminar pasándole peaje.