Eskorzo: "Estamos involucionando en la música, letras misóginas y con poco mensaje"
La banda granadina nos presenta 'Historias de amor y otras mierdas', su octavo álbum de estudio. Un repaso a todos los tipos de amor, tan variados como sus ritmos y estilos musicales. Todo con un mensaje y unas letras muy comprometidas
Eskorzo: "Estamos involucionando en la música, letras misóginas y con poco mensaje"
Eskorzo es una banda granadina formada por siete vientos: Tony Moreno (voz principal), Manuel Collados (guitarras y voz), Zeke Olmo (percusiones, batería y teclados), Jimi García (trompeta, coros), Pruden V. Flores (trombón y coros), Pepegu Cabrerizo (bajo) y José Uribe (batería). Llevan casi 30 años de carrera a sus espaldas, tres décadas de cachondeo, de ritmos y fusiones enérgicas. "El rock and roll es un buen formol, la clave está en disfrutar, en ser feliz y el escenario es la fuente de la juventud", advierten Tony y Manuel en esta entrevista. "Nuestra música está concebida para el directo, nos gusta sudar la camiseta y, mientras el cuerpo aguante, ahí seguiremos dale que te pego". "La canción más tranqui que tenemos, es la más cañera de muchas bandas". Canciones cañeras, pero con mucha miga a la vez, canciones con letras comprometidas, que hasta nos han ayudado a resumir la actualidad política de una forma desenfadada.
Han pasado seis años de su último trabajo, una pandemia de por medio, y Eskorzo regresa ahora con su octavo álbum de estudio: 'Historias de amor y otras mierdas'. La entrevista se produce a las 9 de la mañana, algo inusual en artistas y, sobre todo, en músicos. Es uno de los efectos que han notado del paso del tiempo: "nos acostamos antes, dormimos menos, madrugamos más".
La publicación del disco coincide con el día en el que Isabel Coixet estrena en los cines 'Un amor', la adaptación de la novela de Sara Mesa que también nos muestra cómo el amor puede ser oscuro, retorcido, obsesivo. También vuestro disco está lleno de malas experiencias en el amor.
Porque la educación emocional es una asignatura pendiente que tenemos todos. Hay muchos tipos de amor, está el amor sano, pero también el amor tóxico. Y el apego, nosotros hablamos mucho de diferenciar entre amor y apego. El apego es 'soy feliz si estás conmigo', cuando necesitamos a una persona y, si no está con nosotros, lo pasamos mal. Pues no, yo creo que somos naranjas enteras y que deberíamos madurar para las relaciones. Las relaciones tóxicas están a la orden del día, hay que darse cuenta de cuando las cosas se han acabado y saber decir adiós, dejar ir, soltar lastre.
Hay muchos tipos de amor, también está el de la amistad. ¿Cómo mantenéis la amistad y el amor entre vosotros, en una industria con tantos egos?
Nos queremos muchísimo, nos cuidamos, nos preocupamos unos de otros, no sólo a nivel musical. Somos una familia desde hace mucho tiempo, aunque parezca un tópico, pero es así. Aunque tengamos altibajos, aunque a veces querríamos matar a alguien, el batería siempre es el que tiene que caer primero. Los egos los llevamos bien porque siempre hemos sido muy humildes, nos hemos querido creer nada y somos nosotros mismos. Hay egos por todos lados, claro, subirte a un escenario y que el público coree tus canciones y responda tan bien, te sube el ego. Ahí eres el rey de Roma, pero cuando bajas del escenario, durante el resto de tu vida, eres un simple mortal. Estamos súper orgullosos de llevar 30 años tocando, de seguir haciendo lo que hacemos y que a la gente le guste la música. El ego está bien alimentado, pero no somos fantasmones.
También le cantáis al amor familiar en 'Una mota de polvo', un tema dedicado a una madre con Alzheimer.
Este tema nace de nuestro compañero Prudencio, Pruden, el trombón, pues desgraciadamente su madre sufre Alzheimer y cada día está en un estado más avanzado. A veces hay que descender a los infiernos para expresar todo eso de manera poética. La canción habla un poco de cómo al final, los recuerdos se van a ir diluyendo, van desapareciendo entre la bruma, y aquella persona que era tu madre, ya no responde igual. Eso tiene que ser durísimo. Cuando la escuchamos y cuando la grabamos en el estudio, los pelos de punta, se nos saltaron las lágrimas. Manuel tuvo que salir del estudio.
De la cumbia amazónica al sabor rumbero, del rock, al reaggue y la electrónica o a la música de raíz africana, aquí somos muy devotos de las fusiones musicales de Eskorzo
Creemos que la música fusión es toda la música. La música se lleva fusionando desde que la música es música. Yo siempre pongo el ejemplo en Andalucía del flamenco, cuando vienen los puristas a hablar de flamenco puro, de cómo cantaba Fulanito... si el flamenco es lo más mestizo del mundo, es una suma de muchísimas culturas, de muchísimos estilos y nace ahí, de esa suma de música en una época donde no había nada grabado. Así entendemos la música, asimilar lo que otros te aportan, no nos gusta casarnos con ninguna etiqueta. Tenemos predilecciones, tramos más hacia África y Latinoamérica, que hacia Corea o Singapur, aunque nos mola mucho algún grupo surcoreano.
¿Y el trap, el reggaeton o la música urbana, que es la que más escuchan los jóvenes?
También, musicalmente los ritmos me flipan, dice Tony. Luego ya no tanto ciertos discursos que acompañan al reguetón, creo que estamos involucionando en muchos aspectos, yendo para atrás con letras muy misóginas y poco mensaje. Hay mucho machista y es un error y un peligro porque esa música está destinada a la gente joven, que son súper influenciables. Somos lo que escuchamos, la música tiene mucho poder y podemos tirar a la gente por un lado o por otro. Es el miedo que a mí me da, que el mensaje que se está dando últimamente es peligroso.
Del Siglo de Oro al reguetón. La mujer como sujeto activo del placer en la música
Vuestras canciones sí tienen mensaje, un mensaje muy comprometido. Contra el cambio climático, por ejemplo, en 'Cuando ya no quede nada' o contra el capitalismo, que nos ha hecho esclavos del éxito y donde florecen los influencers o ídolos vacíos, como cantáis en 'Humo'.
Vivimos en un mundo frenético y a veces miramos con tristeza cómo vamos hacia atrás. No queremos parecer abuelos diciendo hay que ver la juventud, al revés. Nos gustaría que la juventud fuera más revolucionaria, que tirara para adelante. Humo habla de los ídolos vacíos, de cómo seguimos a futbolistas que no saben hacer la o con un canuto, nada más que dar al balón y comprarse relojes y coches caros. Mira los traperos y raperos en sus vídeos, con tías, con coches con oros colgados. ¿Triunfar en la vida es ser millonario? Antes los ídolos eran otros, mira David Bowie, que se había leído varios libros, que era multimillonario también, pero no te enseñaba el peluco todo el rato.
Aunque hay artistas underground que vienen dando mucha caña, porque la música es una herramienta y por eso se ha censurado la música y se ha intentado censurar a músicos por parte de gobiernos. Porque con la música se pueden cambiar las mentes, se puede hacer revolución y es un arma de doble filo que se puede utilizar para una cosa y para la contraria. De un tiempo para acá, la censura ha hecho que también mucha gente se autocensure y prefiera no meterse en ciertos temas.
Tenéis una gran gira por delante. ¿Es difícil hacerse un hueco en los festivales, a pesar del boom de festivales que vivimos desde el verano de 2022? ¿Se repiten demasiado los mismos cabezas de cartel?
Sí, eso pasa. Yo recuerdo cuando empezaron los primeros festivales con el desaparecido Espárrago Rock, que empezó allí en Granada allá por los años 90. Estaba el Doctor Music y tres o cuatro más. Y antes ir a un festival era una manera de culturizarse, musicalmente. Yo iba al Espárrago y a más de la mitad de los grupos no los había escuchado en mi vida. Ahí descubrí a Todos Tus Muertos y a un montón de bandas. Hoy los festivales muchas veces programan con lo que la gente quiere ya de por sí y no se arriesgan, no culturizan. Se ha vuelto más negocio, aunque siempre fue un negocio.
Y ¿están en peligro de extinción las bandas por esto del negocio? Es más barato promocionar a un solista y si es joven, mejor.
Claro, esto viene de cómo está derivando la sociedad y de nuestras costumbres, nos hemos vuelto individualistas. Ya nos vamos al cine. Vemos las películas y consumimos cine en nuestra casa. Los niños no salen a jugar a la calle, pocos grupos se pueden hacer cuando la gente ya no sale ni siquiera a los bares, a ligar a los bares, todo es Tinder. Antes en los garitos también escuchabas música nueva y te culturizaba. Este individualismo también se ha reflejado en la música, con un ordenador en tu casa, puedes tener también un pequeño Home Studio y grabarte tus ideas. Pero son modas que vienen y van.