Anabel Alonso: "Lo más importante en la vida es no negarse a una misma"

Madrid

Es un torbellino, un huracán que llena los espacios, bien con risas y anécdotas, bien con reflexiones cargadas de sentido común. Es Anabel Alonso (Barakaldo, 1964), una actriz "que nunca pensó que podría vivir de esto" y, mucho menos, al repasar su trayectoria, comprobar "cómo a lo tonto he trabajado con los y las mejores: Almodóvar, Trueba, Chávarri o Pilar Miró", lo que inequívocamente le hace pensar que "yo he caído de pie en esta profesión"

Llegó muy joven desde País Vasco a Madrid y en ese caer de pie está su participación en un programa de televisión mítico. "La bola de cristal es un programa que si lo ves hoy, sigue siendo un programa absolutamente trasgresor, de un nivel alucinante". Y luego llegaron ellos, los reyes de la Nochevieja: "Martes y 13", con quienes participó en el programa navideño del 91, cuando España entera se rendía a este dúo como no ha vuelto a ocurrir nunca más en este país. "Recuerdo que hacía de una monja chepuda en un convento a la que todo el rato le decían: "Sor...Vete, vete a abrir la puerta..." Eso me posibilitó que después cuando hicieron el "Robobo de la jojoya" en el cine me llamaran para interpretar a la novia de Millán. Alucinante"

Y en ese ir subiendo, también ella se convirtió en 'Chica Almodóvar' gracias a la película 'Kika', junto a Verónica Forqué. "Todavía guardo la cinta del contestador en la que Almodóvar me dejó el mensaje de que quería que yo trabajase en esa película". Una película que por cierto nunca vieron sus padres. "No sé muy bien por qué -comenta la actriz vasca- quizá como salía con los pechos al aire un buen rato... Y yo tampoco insistí." Y añade: "Mis padres eran los más críticos, pero después mi padre chuleaba de hija sin venir a cuento. Por ejemplo, llegaba un señor que vendía enciclopedias a domicilio y mi padre le decía: ¿Pero usted sabe quién es mi hija?".

Habla con emoción y mimo de sus padres, quienes perdieron a dos hijos... "Mis padres entonces se dieron cuenta de que no servía de nada sobreprotegernos porque si lo peor tiene que pasar va a pasar. Imagínate perder a dos hijos, cuando además no había ayudas psicológicas... Afrontar todo eso a pelo".

Con la misma naturalidad con la que se maneja en cualquier conversación, ha contado que ella nunca confesó su homosexualidad porque tampoco nadie se lo preguntó. "En una época nadie me dijo si tenía novia, y tampoco lo anunciaba, como no anunciaría tampoco si hubiera tenido novio. Y un día en una entrevista quisieron saber, me preguntaron con quién estaba y lo dije de una forma muy natural, muy orgánica. Yo soy una persona muy honesta y creo que lo más importante en la vida es no negarse nunca a sí misma, no intentar ser quien en realidad no eres". Y con sus padres, pasó un poco lo mismo. "Nunca hubo una conversación, ellos vivían lejos. Y cuando los traje a Madrid, se enteraron de una forma tácita. Sin una conversación en la que les dijera: Papá, mamá...".

Y recuerda finalmente a su madre, ya fallecida: "Estoy convencida de que si ella vivió más tiempo fue para disfrutar de su nieto".