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Concha Velasco: la estrella de nuestra vida

La actriz vallisoletana fallecía este sábado después de seis décadas de trabajo en el teatro, el cine y la televisión.

J.J.Guillen (EFE)

Concha Velasco tenía 15 cuando del brazo se madre se plantó en casa de Celia Gámez y le enseñó las piernas hasta las ligas. De allí salió con un contrato como chica de conjunto. Con la compañía de Celia Gámez recorrió toda España bailando y haciendo coros, pero la chica aspiraba a más. Tenía mucha ambición y ganas de arrasar. Había aprendido a bailar con la Sección Femenina y luego estudió danza clásica en el conservatorio. De hecho, antes de trabajar con Celia Gámez ya había bailado algo en la compañía de Manolo Caracol.

Concha Velasco nació en Valladolid en 1939. “Mi padre era militar franquista y guapísimo y mi madre maestra republicana. Esa mezcla ha quedado genéticamente en mí”, recordaba. Bailar sabía y la interpretación la fue aprendiendo con la experiencia, sobre las tablas. Ella siempre se definió a sí misma como una actriz de tripas y no de método. Concha Velasco tenía un don que nadie ha definido mejor que su compañero de fatigas José Sacristán. “Estaba dotada de esta facultad, como otros están dotados para jugar al tenis. Estaba dotada de la facultad de transmitir cosas. Es una correa de transmisión impresionante”, decía el actor.

Concha Velasco debutó en el cine en 1954, pero la fama le llegó en 1958 haciendo de una de las postulantas en Las chicas de la Cruz Roja. En esa película también conoció a Tony Leblanc. Con él rodaría hasta seis películas. Títulos como El día de los enamorados, Los tramposos o Amor bajo cero. En 1965 estrenó Historias de la radio donde cantaba una canción que la dejaría marcada para toda la vida: La chica ye-yé. El éxito de este tema hizo que iniciara una carrera como cantante en la que llegó a grabar hasta ocho discos. En realidad, no era la primera vez que cantaba. Antes ya lo había hecho en la película La verbena de la Paloma. “Mi madre me decía: hija, procura cantar lo menos posible, pero en La verbena de la Paloma, que dirigió José Luis Saénz de Heredia, canto divinamente”, decía. Con un cantante precisamente, Manolo Escobar, realizó una serie de películas que tuvieron bastante éxito a finales de los años 60 y principios de los 70 del siglo XX. “Las películas con Manolo Escobar fueron estupendas. La primera fue En qué país vivimos en donde le pegaba un tortazo en el que le movía hasta el peluquín”, recordaba divertida la actriz.

En los 70 también se apuntó tímidamente al cine de destape con películas como Mi mujer es muy decente, dentro de lo que cabe o Yo soy Fulana de tal. Y también tuvo su presencia en el cine de la “Transición” con títulos como Las largas vacaciones del 36 o Pim Pam Pum… Fuego. Entre sus directores más habituales estaban Pedro Lazaga, Mariano Ozores, Pedro Olea y sobre todo José Luis Sáenz de Heredia que la dirigió en 12 películas. “Fue uno de los grandísimos directores de este país con el que tuve la suerte de hacer películas estupendas”, afirmaba la actriz. En 1999 pudo incluso cumplir su sueño de trabajar con Luis García Berlanga en París-Tumbuctú. En cierta ocasión Concha nos contó que sus dos amores platónicos habían sido Berlanga y Sean Connery.

Concha Velasco siempre fue una rompecorazones, pero cuando publicó sus memorias en 2001 no quiso hablar de sus amores. “Hemos eludido muchas cosas personales, porque creo que de las personas de las que he amado en mi vida no tengo por qué hablar. Lo hago a nivel profesional. La persona más importante que he amado es Paco Marsó”, decía. Con el productor Paco Marsó estuvo casada 28 años y tuvo dos hijos. Un matrimonio feliz en muchas épocas, pero también convulso en otras y en el que Concha tuvo que soportar muchas infidelidades. Finalmente se divorciaron en 2005 y Marsó falleció cinco años después. Paco Marsó era también un ludópata que perdía fortunas en el juego y Concha tuvo que trabajar duro para hacerse cargo de sus deudas. El pluriempleo siempre fue una constante en su vida. La actriz no paraba quieta ni un momento, alternando cine, teatro y televisión. “He tenido siempre la cabeza muy bien puesta y he hecho en todo momento lo que debía con arreglo a mi edad; a mi experiencia y a mi preparación”, explicaba.

En televisión participó en infinidad de series y programas. Desde los míticos Estudio 1 a series más recientes como Gran Hotel o Las chicas del cable. Fue también presentadora de muchos programas. Pero sobre todo en televisión la recordamos por un papel: Teresa de Jesús que fue probablemente la mejor interpretación de su carrera de actriz. “Es una de las grandes obras que ha hecho Televisión Española. Incluso se ha visto en el Vaticano y el Papa Francisco me ha regalado un rosario bendecido por él porque había visto la serie hace muchos años”, decía.

También trabajó mucho en teatro en obras como Yo me bajo en la próxima y usted, Filomenta Marturano, Reina Juana y muchas más. Concha Velasco fue también una de las pioneras del teatro musical en España gracias a obras como Mamá quiero ser artista, Carmen Carmen o Matahari. Cuando le preguntaban sobre sus trabajos favoritos en televisión, cine y teatro ella citaba estos tres: “Santa Teresa en televisión; Más allá del jardín en cine y Reina Juana en teatro”.

Más allá del jardín, dirigida por Pedro Olea en 1996 le valió su segunda nominación al Goya tras la conseguida en 1990 por Esquilache. Un Goya que ganaría finalmente en 2013, no por una película sino por toda su carrera. Un Goya de Honor que le entregó su sobrina, la actriz Manuela Velasco. El premio se venía a sumar a otros muchos que guardaba en su estantería: Premio Nacional de teatro, Medalla al mérito del trabajo, Medalla de Oro de las Bellas artes. En 2014 superó un cáncer linfático que la tuvo retirada casi un año, pero que la hizo volver con nuevas fuerzas.

Concha Velasco estaba más allá del tiempo. Hasta que un día nos anunció su retirada. Lo hizo durante la gira de la que iba a ser su última obra, El funeral, escrita y dirigida por su hijo Manuel. Más de seis décadas de carrera profesional, 130 películas, infinidad de obras de teatro y apariciones en televisión… Esta vallisoletana entrañable y querida por todos, La Chiti, como la llaman sus amigos, forma parte ya inseparable de nuestras vidas.