Combatir la vejez buscando al cuidador ideal: así es la empresa que estudia sus perfiles y los une
Qida es una empresa de impacto social que sigue la relación entre ambos para que haya la máxima afinidad posible
Una "web de citas" para conectar a las personas mayores con cuidadores
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Madrid
En España, hay 850.000 personas con más de 80 años que viven solas. Casi 200.000 no tiene con quién hablar, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Motivo por el cual cada vez hay más empresas dedicadas al cuidado de personas mayores, entre las que está Qida. Un negocio de impacto social que una los perfiles de la persona que necesita ser cuidada y el cuidador basándose en sus perfiles.
"No es lo mismo llegar a una casa y no saber absolutamente nada de la persona, a llegar y saber la comida que le gusta, sus aficiones, a qué se ha dedicado. Y que en esas primeras horas ya sepamos por dónde hay que ir para agradar a la persona, si necesita su espacio, qué tipo de carácter tiene, si está reticente a los cuidados... Hay que ir hilando muy fino para que el proceso sea lo mejor posible", explica Alicia Martín, una de las referentes sociales de Qida.
En total, la empresa ha conectado a cerca de 10.000 familias en cinco años. Una de ellas es la de Gerancio, un hombre de 85 años, que sufre párkinson y necesita asistencia. No es una elección, es una obligación porque a su hija Ana, que es enfermera, no le llegan las horas del día para atender a su padre tanto como quisiera. Por eso, ha recurrido a una cuidadora: "Cada vez tenemos menos tiempo para cuidar de nuestros mayores, nos tenemos que repartir como podemos y eso provoca una sensación de culpabilidad grande. Ves que no llegas, que no estás. De hecho, yo creo que mi padre cedió a tener una persona en casa porque me veía muy estresada".
Con su madre, que falleció de Alzheimer, le pasó lo mismo. Sin embargo, en ese caso, cuenta que la experiencia no fue muy buena: "Cada día venía una persona diferente a la que había que explicarle la dinámica. Era un reinicio semanal, mi madre no se quería quedar con ella. Quizá este proceso fue lo que desembocó en que tuviéramos que ingresarla en una residencia antes de lo que realmente hubiera sido necesario".
Gerancio y Narcisa, su cuidadora, se ven a diario. Para ella ya es como familia: "Aprendo mucho de él. De sus formas, del trato hacia las personas, de su orden. Para mí es como familia, yo le digo que le quiero". En este proceso de encontrarse, ha sido importante él, pero también ella, porque en el pasado, con otros hogares, sus experiencias no han sido las mejores: "He tenido fallos que me han salido caros, en los que he salido llorando. Incluso se han metido con mi físico o mi nacionalidad. Eso es lo que peor he llevado, y por lo que tuve que irme de la casa".
Laura Masot, coordinadora de Qida en Madrid, explica que también hay que cuidar a los que cuidan: "Hay que asegurarse de que está cómodo en esa casa, que su vocación no se quiebra, que puede hacer un buen trabajo. Si la situación le está superando, hay que buscar alternativas, darle más herramientas o que haga otro tipo de acompañamiento. Se trata de que el servicio de cuidados triunfe porque al final estás juntando a personas que no han elegido estar tan juntas. Eso requiere llegar a un equilibrio". Se trata, asegura Laura, de "envejecer con dignidad".
Pilar Díaz de Aguilar
Graduada en Derecho y Periodismo por la Universidad CEU San Pablo. Máster en la Escuela de El País....