Las instituciones de la Unión Europea han pactado, a última hora del viernes, una la ley de inteligencia artificial que permite o prohíbe el uso de la tecnología en función del riesgo que suponga para las personas y que busca impulsar a la industria europea frente a gigantes como China y Estados Unidos. El acuerdo ha llegado tras 36 horas de negociaciones y aún lo tendrán que ratificar el Parlamento Europeo y el Consejo de la UE, la institución que representa a los Gobiernos europeos. «¡Acuerdo!», ha escrito en las redes sociales el comisario de Industria y Servicios Digitales, el liberal francés Thierry Breton, junto a un gráfico para destacar que la Unión Europea es la única región del mundo con una regulación. Una de las claves ha sido cómo introducir reglas específicas para los modelos fundacionales, como las plataformas ChatGPT o DALL-E, que vieron la luz después de que la Comisión Europea presentara su primera propuesta de regulación, por lo que este capítulo se ha ido desarrollando en el curso de la negociación. El objetivo de la nueva regulación europea es fijar estándares de seguridad y de derechos fundamentales que eviten que la tecnología se use con fines represivos, de manipulación o discriminatorios; pero sin que se traduzca en una hiperregulación que lastre la competitividad de la Unión Europea. Uno de los puntos más sensibles de las negociaciones ha sido el uso que las fuerzas del orden podrán hacer de las cámaras de identificación biométrica en espacios públicos para garantizar la seguridad nacional. Las cámaras se podrán utilizar con previa autorización judicial para prevenir una amenaza terrorista «genuina y previsible» o «genuina y presente», es decir que se esté produciendo en ese momento. También se podrán emplear para localizar o identificar a una persona que haya cometido delitos de terrorismo, tráfico de personas, explotación sexual o, por ejemplo un crimen medioambiental y para buscar a las víctimas de estos delitos. Durante las negociaciones, los gobiernos han presionado para ampliar la lista de delitos, mientras que la Eurocámara ha intentado limitarla lo máximo posible y obtener fuertes salvaguardas para los derechos fundamentales. La norma, además, prohíbe todos los sistemas de categorización biométrica por creencias políticas, religiosas, filosóficas o por su raza y orientación sexual. Tampoco se podrán utilizar los sistemas que puntúan a las personas en función de su comportamiento o características personales ni la inteligencia artificial capaz de manipular el comportamiento humano. También estarán prohibidos los sistemas para expandir o crear bases de datos faciales captando datos de manera indiscriminada a través de internet o de grabaciones audiovisuales Además, en los centros de trabajo o las escuelas también estarán prohibidos los sistemas de inteligencia artificial que pueden reconocer las emociones.