El Eintracht le saca los colores al Bayern con una goleada para el recuerdo (5-1)
Los de Tuchel estuvieron prácticamente irreconocibles durante los 90 minutos
En una pesadilla expresiva, terrorífica, el Bayern Múnich sufrió un batacazo en su visita a Fráncfort, goleado por la ambición, el contragolpe, la fuerza y la exhibición concluyente del Eintracht (5-1), que desbordó por encima de cualquier expectativa a su rival, cuyo desastre acaparó desde el principio hasta el final a todo el equipo, también a Thomas Tuchel.
Un accidente, quizá algo más, del campeón alemán. Una derrota extraordinaria, por excesiva, también por calidad, del Bayern, a tres puntos del liderato del Bayer Leverkusen.
Su primera derrota de esta temporada en la Bundesliga. Irreconocible, sobrepasado en cada sector, en cada lance, fue un fantasma casi siempre en Fráncfort. En defensa, en medio y en ataque. En su área y en la contraria. También en la transición.
El 3-0 ya era concluyente en el minuto 36 a favor del Eintracht. No sólo aplacó al Bayern, sino que fue mucho más allá. Lo atacó, lo devoró, lo destruyó. En ese tramo. Después no.
Fallos, gestos, concesiones o circunstancias descriptivas para retratar el primer tramo del Bayern en Fráncfort. Un batacazo estruendoso. Desde el 1-0 de Maroush, que aprovechó el rebote en la cruceta del tiro de Chaibi, tras un error de Mazraoui, hasta el 3-0 de Larsson, que recibió un 'pase' de Kimmich para activar un contragolpe que también culminó él, con un regate con la derecha, con un toque sutil con la izquierda, con Upamecano desbordado.
En ese repaso, entre uno y otro momento, el 2-0 de Dina Ebimbe, en el minuto 30, que dejó en mal lugar a Kim Min Jae, todo lo contrario que a Knauff. Le ganó la pugna, aunque fuera en desventaja. Y después conectó con su compañero, que hizo el resto. Fue atrevido cuando encaró a Davies y Upamecano, tuvo más fe que nadie, cuando, a trompicones, ganó los rechaces que finalmente batieron incluso a Neuer.
Ni siquiera la ocasión fallada por Harry Kane antes, con 1-0 nada más en contra, basta como excusa al Bayern, que no se parecía en nada a lo que debe ser. Ni a los jugadores que tiene. Ni al funcionamiento que necesita.
No había dado apenas una Kimmich en prácticamente todo el primer tiempo, cuando marcó un golazo mucho más a su altura que todo el recorrido anterior del encuentro. El gol sí lo refleja. Los pases perdidos, no. Es uno de los mejores medios centros del mundo.
Pero el Bayern no es irreductible. Ni siquiera en la Bundesliga, en la que aún no había perdido este curso. Lo descubrió definitivamente el Eintracht en el comienzo de la segunda parte. En el minuto 50, todo parte del enésimo error del conjunto visitante. De Upamecano, esta vez. La carrera de Chaibi, la resolución de Dina Ebimbe y el 4-1. Ya fue irrebatible. Señalaba a todos y cada uno de los jugadores.
Cierto que Choupo Moting falló una ocasión clarísima con el 4-1, también que el técnico había movido su banquillo en el descanso, con la sustitución de sus dos laterales (Davies y Mazraoui por Laimer y Guerreiro), o que el comienzo de la segunda parte transmitía otras sensaciones del Bayern.
Y más todavía cuando a la hora de encuentro recibió el 5-1, anotado por Knauff, a pase de Marmoush. El VAR, que validó el gol anulado inicialmente por fuera de juego, añadió un suspense que ya no tenía el partido. La derrota era incontestable. Las consecuencias las dictará el tiempo.
Para colmo, el Bayern perdió en dos minutos sobre el terreno a Gnabry. Entró en el 66. En el 68 salió del campo, lesionado muscularmente. Precisamente el último rival que le marcó cinco tantos en esta competición. Hace cuatro años, el 2 de noviembre de 2019. También fue un 5-1.