La música compuesta en Auschwitz renace después de años olvidada en el campo de concentración
El compositor británico, Leo Geyer, descubrió en 2015 más de 200 partituras almacenadas en el archivo del campo de concentración Auschwitz-Birkenau
Madrid
Cuando Leo Geyer, director de orquesta y compositor británico de 31 años, viajó de Londres a Polonia en 2015 para visitar el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau no podía imaginar lo que iba a encontrar allí. Geyer viajaba al campo para documentarse acerca de la vida del historiador Martin Gilbert al que, tras su muerte, iba a rendir homenaje con una composición musical. Pero lo que descubrió al visitar el archivo del campo de concentración iba más allá de documentos sobre el historiador.
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"Tuve una conversación con uno de los trabajadores del archivo sobre las orquestas que había en Auschwitz, que era algo que yo ya conocía", explica Geyer. "Fue entonces cuando él me dijo que realmente había partituras de esas orquestas en el archivo". En total, el archivo mantenía 'olvidadas' 210 piezas musicales, creadas por prisioneros en el campo de concentración.
En el año 1941, en plena Segunda Guerra Mundial, se crearon en Auschwitz-Birkenau las seis orquestas que conformarían el conjunto musical del campo. Geyer, que ya conocía la existencia de estos grupos, desconocía que en estos recintos todavía estuviesen partituras que se creían desaparecidas o destruidas. "Comprendí por qué se habían quedado en el olvido. Muchas de ellas están incompletas y dañadas, incluso con los bordes quemados", señala el compositor.
Un puzle de piezas musicales
Su trabajo, casi por un compromiso personal, pasó a ser entonces el de restaurar unas partituras que llevaban años sin ver la luz. Un trabajo complicado, asegura Geyer, porque, al estar controladas por las SS y tener un acceso limitado a los materiales, muchos de los instrumentos que formaban estas orquestas no son los que están presentes en la actualidad.
A ello se añade la falta de información en las piezas. "Una de las formas en las que podía hacerlo era cruzar las referencias de cada partitura con testimonios. De esta forma podía averiguar quién estaba tocando y en qué momento", señala el británico. Geyer describe el proceso como "hacer un puzle de muchas piezas" en el que en todo momento ha tratado de hacer sonar la música de Auschwitz "de la forma más veraz posible".
El compositor cuenta, además, cómo en el proceso encontró una partitura que llamó especialmente su atención. "Es una pieza cargada de duelo y dolor. Pero lo más importante de todo es la caligrafía", explica el británico. "Esa partitura tenía una caligrafía exactamente igual que la mía. Desde que la vi por primera vez supe que era mi deber completarla".
Un deber que con el paso de los años se ha ido transformando para Geyer en una misión que la pasada semana se hizo realidad en el teatro Lilian Baylis Studio de Londres. La música de Auschwitz, hasta ahora oculta y olvidada en el campo de concentración, ha vuelto a sonar, esta vez para ser recordada a lo largo de los años.