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La Nobel de la Paz Narges Mohamadi comienza una nueva huelga de hambre en la cárcel iraní donde cumple condena por defender los derechos humanos

Los hijos de la activista han recogido el premio Nobel de la Paz 2023 este domingo y han leído un discurso que ha enviado ella desde prisión

Ceremonia de entrega de Premios Nobel 2023. / FREDRIK VARFJELL (EFE)

Madrid

La activista iraní Narges Mohamadi, ganadora del premio Nobel de la Paz 2023, ha comenzado este domingo una nueva huelga de hambre en la prisión iraní de Evin, en Teherán, donde cumple condena. En un mensaje publicado en su cuenta oficial de Instagram, que llevan sus familiares, Mohamadi ha anunciado que este 10 de diciembre, coincidiendo con el Día Internacional de los Derechos Humanos, se sumará a la huelga de hambre que han emprendido las mujeres bahá'ís- una religión considerada como apóstata por las autoridades iraníes- encarceladas en Evin.

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"Difícilmente hay un día en el que no escuchemos los gritos de las madres y los padres de los manifestantes en Irán, de los presos, de los detenidos, de las mujeres torturadas, encarceladas en celdas solitarias de las celdas de seguridad, de las mujeres agredidas y oprimidas", ha denunciado Mohamadi, que tiene 51 años y se ha pasado la mayor parte de los últimos 20 años de su vida en prisión y ha sido condenada hasta en cinco ocasiones hasta acumular una pena total de 31 años de cárcel.

Sus hijos han recogido el premio y han pronunciado su discurso

En octubre, el comité noruego del Nobel otorgó el premio a Mohamadi, de 51 años, por su lucha no violenta "contra la opresión de las mujeres en Irán" y la promoción de los derechos humanos para todos, en una reprimenda a los líderes teocráticos de Teherán. Este domingo, sus hijos gemelos de 17 años, Kiana y Ali Rahmani, han recogido el premio, una medalla de oro y un diploma, en una ceremonia en el Ayuntamiento de Oslo. Además, el premio incluye un cheque por 11 millones de coronas suecas (alrededor de 1 millón de dólares).

Mohamadi ha estado representada simbólicamente en el escenario de Oslo por su retrato y una silla vacía, destacando que ella es uno de los pocos galardonados a los que se les ha impedido asistir a la ceremonia desde la creación del premio en 1901. la activista ha enviado un discurso desde la prisión donde ha reivindicado que la resistencia continua y la no violencia son las mejores estrategias para lograr el cambio. "El pueblo iraní, con perseverancia, superará la represión y el autoritarismo. No lo duden, es seguro", ha afirmado en el escrito, leído por sus hijos.

"Escribo este mensaje detrás de los altos y fríos muros de una prisión", ha añadido Mohamadi, asegurando que su vida y la de muchos activistas en Irán había sido una lucha constante "para mantenerse con vida". Asimismo, ha mencionado a Mahsa Amini, que murió a manos de la policía de la moral iraní tras una paliza por no llevar el velo bien puesto. "Creemos que el hiyab obligatorio impuesto por el gobierno no es una obligación religiosa ni una tradición cultural, sino más bien un medio para mantener el control y la sumisión en toda la sociedad", ha manifestado en el discurso.

Irán ha calificado las protestas de subversión lideradas por Occidente, acusando al comité del Nobel de entrometerse y politizar la cuestión de los derechos humanos. El movimiento de protesta, que adoptó el lema "Mujer, vida, libertad", ha contribuido significativamente a la expansión de la resistencia civil en Irán y continuó a pesar de la severa represión gubernamental, ha dicho Mohamadi en su discurso. "La realidad es que el régimen de la República Islámica se encuentra en su nivel más bajo de legitimidad y apoyo social popular", ha afirmado, añadiendo que "ahora es el momento de que la sociedad civil internacional apoye a la sociedad civil iraní y haré todos mis esfuerzos en este sentido".

Intensa lucha por los derechos de las mujeres

A lo largo de toda su vida de activismo, Mohamadi ha fundado asociaciones por los derechos de las mujeres y escrito libros y artículos para denunciar especialmente los abusos de los que son objeto, en particular en las cárceles del país. Por su labor periodística, Mohamadi fue galardonada en mayo de este año con el Premio Mundial a la Libertad de Prensa de Naciones Unidas, junto a sus colegas iraníes Niloofar Hamedi y Elaheh Mohamadi.

Su última sentencia en contra le añadió diez años y ocho meses de prisión, así como 154 latigazos, por la comisión de "delitos relacionados con la seguridad nacional y propaganda contra el Estado" en lo que organismos humanitarios internacionales denuncian como una condena relacionada por su activismo. Familiares y allegados de la activista han pedido en innumerables ocasiones la excarcelación de Mohamadi por motivos humanitarios tras el ataque cardíaco que padeció el año pasado y por el que acabó sometida a una operación de urgencia.