'Los restos del día', una milagrosa contradicción
El Nobel de Literatura Kazuo Ishiguro firma esta novela protagonizada por un mayordomo inglés durante la primera mitad del siglo XX
'Los restos del día', una milagrosa contradicción
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Kazuo Ishiguro nació en Nagasaki en 1954, pero se trasladó a Inglaterra en 1960. Es autor de ocho novelas: 'Pálida luz en las colinas', 'Un artista del mundo flotante', 'Los restos del día', 'Los inconsolables', 'Cuando fuimos huérfanos', 'Nunca me abandones', 'El gigante enterrado' y 'Klara y el Sol', –y un libro de relatos, 'Nocturnos'–. En 2017 fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura. 'Los restos del día', ganó en 1989 el Brooker Prize, el galardón literario más importante en Gran Bretaña. En 2017 fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura. Es una novela extraordinaria, narrada por un narrador no fiable que nos obliga a descubrir la verdad. Es una novela intensa, y sin embargo parece ligera, llena de humor, de contradicciones, de amor, y que nos habla también de las relaciones del hombre de la calle y el poder. Una delicia.
Como señala Daniel Krauze en Letras Libres, 'Los restos del día' es una milagrosa contradicción: una novela hilarante aunque el mayordomo Stevens, nuestro narrador, es incapaz de entender un chiste; un relato profundamente conmovedor a pesar de que Stevens no puede admitir un solo sentimiento; una gran historia de la Segunda Guerra Mundial en la cual el narrador está educado para no registrar lo que ocurre a su alrededor y, por último, un romance entre dos personas que no se tocan ni el meñique. Todo esto contado por una voz en primera persona que en cada página, palabra y diálogo suena, piensa y se comporta como un mayordomo inglés de la primera mitad del siglo XX.
Una obra deliciosa sobre el amor, las contradicciones y el poder
El narrador de 'Los restos del día' es un narrador no fiable. Lo explica Daniel Krauze en Letras Libres cuando dice que "la peculiaridad de Stevens como narrador es que en ningún momento da opinión alguna sobre su enamoramiento o sobre el derrumbe moral de Darlington. Como buen mayordomo inglés de aquel entonces, está incapacitado para la reflexión, no titubea cuando recibe una orden, ni pone en tela de juicio el carácter o las motivaciones de quien la emite. Ishiguro parece escribir con camisa de fuerza. La maravilla de este libro es que logra transmitirnos todo ese universo a pesar de las restricciones que el autor mismo se impone. El lector está siempre por delante del narrador: sabemos qué piensa y qué siente aun cuando él no puede saberlo ni verse a sí mismo con honestidad".
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El propio Kazuo Ishiguro dijo: "Mis libros parecen historias triviales resbalando sobre una superficie en la que hay poco dramatismo". Como indica Jerónimo José Martín, así sucede en 'Los restos del día'. La trama, en efecto, es extremadamente leve y en apariencia intrascendente. En 1956, Stevens, durante treinta años mayordomo de Darlington Hall, realiza, por vez primera en su vida, un viaje por Inglaterra. Jornada a jornada, entremezclados con la descripción de los paisajes y tipos humanos ingleses, Stevens irá haciendo partícipe al lector de sus recuerdos, de su búsqueda de un sentido profundo a su trabajo y de sus reflexiones sobre su anterior señor, Lord Darlington, al que siempre consideró un gran hombre. Poco a poco, una dolorosa verdad se irá abriendo camino. Y así, en un atardecer, cuando sólo quedan los restos del día, Stevens tendrá que reconocer que ha estado sirviendo toda su vida a un hombre indigno.
Como indica Jerónimo José Martín, en 'Los restos del día' hay una tensión de fondo que no se manifiesta en grandes momentos dramáticos, sino en la sutil ironía, a veces cáustica, sobre los pequeños detalles que conforman la vida de los personajes. De este modo, Ishiguro resalta cómo malgastan la vida algunas personas, casi sin darse cuenta, engañándose con simples sentimientos superficiales. Toda la novela es como un examen de conciencia del protagonista, un ser honesto y trabajador –sus reflexiones sobre la dignidad de su profesión son magníficas–, que por una vez se enfrenta sinceramente a la realidad. La novela nos habla también sobre las relaciones entre el hombre de la calle y los diversos poderes establecidos.