Mujeres mediadoras en el conflicto enquistado de Senegal que alimenta la ruta migratoria canaria
La activista senegalesa Seynabou Male Cissé creó una plataforma de mujeres para llevar la paz a su territorio en el sur de Senegal, un país de “gran tradición migrante”
Teatro por la paz en Senegal
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La llegada de migrantes por la ruta canaria ha batido todos los registros este año. Los datos de la agencia europea de fronteras y costas Frontex indican que más de 36.400 personas han llegado a las islas en lo que llevamos de 2023, superando el número de llegadas de 2006, cuando más de 31 000 migrantes irregulares desembarcaron en las islas en la conocida como “crisis de los cayucos”.
La Comisaria Europea de Interior, Ylva Johansson, ha visitado por segunda vez las islas este viernes, acompañada del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, para conocer sobre el terreno las consecuencias de la presión migratoria en la ruta más mortífera que existe. La Comisaria ha pedido una “respuesta europea” ante la crisis para aliviar la presión que sufren los países frontera como España.
Los migrantes que llegan al archipiélago a través de esta ruta de África occidental proceden principalmente de Marruecos, el Sáhara Occidental, Mauritania, Gambia y Senegal. De este último país es originaria la activista Seynabou Male Cissé, fundadora de la ONGD USOFORAL. Trabajadora por la paz de la región en conflicto de Casamance, al Sur del país, ha sido galardonada con el Premio Ignacio Ellacuría de Cooperación para el Desarrollo 2023.
- Senegal está volviendo a ser noticia aquí en España por la reactivación de la ruta migratoria hacia Canarias. ¿A qué atribuye usted esta nueva oleada de embarcaciones con personas que ponen en riesgo su vida para llegar a España?
Lamentamos esta nueva ola de emigración, especialmente de jóvenes que se dirigen hacia Europa a través de las Islas Canarias. Es lamentable la dimensión de esta migración. Pensamos que existe una combinación de circunstancias que pueden explicarlo. Hay una falta de perspectivas a nivel económico, sobre todo para las mujeres. Hay una falta de perspectivas económicas porque nuestra economía está muy orientada hacia el exterior y hacia los intereses exteriores. Ese es un gran problema. Tenemos a muchos jóvenes que han ido a la escuela pero que no tienen trabajo. Y trabajar la tierra sigue siendo algo que se valora muy poco porque los salarios y los beneficios son muy bajos.
El otro aspecto de los últimos dos años es una situación política tensa en la que hay grandes manifestaciones violentas y el estado de Senegal actúa contra ellas con gran represión y muchas detenciones. Creemos que estas son verdaderamente las dos grandes razones que explican esa ola migratoria.
Además de eso, en Senegal siempre hemos tenido la aspiración y el sueño de una vida mejor en otro lugar, porque vemos ese otro lugar como algo más lujoso, un entorno más fácil para vivir. Yo creo que eso también explica la migración actual. Antes, en el pasado, los sueños de los jóvenes del ámbito rural era irse a la ciudad. Ahora, los jóvenes rurales quieren ir más allá de la ciudad e ir a otra parte.
- Sorprende esa falta de oportunidades de la que nos habla, especialmente en un país con tantísimo potencial como Senegal…
Como dices, estamos hablando de potencial y no de una realidad directa de la que puedan disfrutar estos jóvenes. Entonces, el potencial está ahí... en un país petrolero, que puede producir gas, en un país que tiene otros recursos y otras riquezas como el oro, aunque, en realidad, el oro en este momento se explota a pequeña escala, en rincones remotos y por empresas extranjeras que no nos permiten disfrutar de los beneficios que producen, al igual que ocurre con otros minerales. Así que todavía no vemos avances en eso. No tenemos capacidad para explotar esa riqueza y los jóvenes tienen prisa
- Y, ¿qué le impide a Senegal desarrollar y aprovechar todo este potencial?
Yo no sé muy bien cómo funcionan las exportaciones, pero me parece que requiere muchos recursos técnicos y financieros que ahora mismo no tenemos. Hay que delegar todo eso en empresas transnacionales que -obviamente- quieren aprovecharlo al máximo y obtener el máximo beneficio. Además, a menudo, tenemos que lidiar con gobiernos que tampoco tienen todas las habilidades técnicas para establecer una negociación adecuada ni tienen la libertad suficiente para que esa negociación sea muy larga. Hay muchos intereses en juego. Hay agentes enfrentados entre sí que se disputan esa riqueza de Senegal. Yo creo que esa es la complicación principal, que no tenemos los medios técnicos y financieros para explotar este potencial.
- España siempre ha mirado a Senegal con un especial cuidado. No sé si en los últimos años se ha descuidado nuestra atención y eso ha podido influir en la migración que estamos viviendo.
No tengo estadísticas como para afirmar que ese cambio de actitud del que hablas de España ha podido influir en la ola migratoria porque también hay olas por el Mediterráneo hacia Italia en este momento. Creo que es complicado. Quizás haya habido en el pasado más ayudas desde España o una mayor apertura... Es totalmente posible, pero también es cierto que Senegal es una tierra, en mi opinión, tradicionalmente migrante y tendemos a buscar la proximidad de padres, amigos y aquellos que más o menos han sobrevivido o quizás incluso han tenido éxito en España. Quizás esto explique también las oleadas de inmigrantes realmente grandes hacia España. Pero sí que creo que una mayor apertura, una mayor facilidad, podría facilitar que la migración fuese de otra manera, unas migraciones normales y justas.
Pienso que la "fruta prohibida" que puede representar el cierre de fronteras se puede convertir en un sueño para el que quiere migrar y si hubiera una mayor apertura legal se eliminaría ese sueño y podría ser una solución. Es decir, la gente seguiría esta vía legal y vería que es una posibilidad. Pero cuando pensamos que no hay posibilidad, en realidad, buscamos otros medios, y esa puede ser la gota que colma el vaso.
- Usted me hablaba de la necesidad de hablar más en Senegal y usted es un vivo ejemplo porque ha conseguido reunir a más de 200 organizaciones locales y 40.000 mujeres en una plataforma de mujeres por la paz por la que acaba de recibir el premio Ignacio Ellacuría que entrega la Agencia vasca de Cooperación... ¿a qué se dedica exactamente esa plataforma?
Gracias, mi organización se llama el Comité Regional de Solidaridad de las Mujeres por la Paz en Casamance. Ha trabajado con las mujeres desde la base para que tengan más voz y tengan más fuerza para defender a esas mismas mujeres. El verdadero objetivo es que participen en la vida pública, facilitar encuentros con el Estado de Senegal y el Movimiento de Fuerzas Democráticas de Casamance.
Llevamos diez años trabajando en un doble sentido: teníamos que movilizar a las mujeres porque representamos el 52% de la población de Senegal, y somos mediadoras entre los dos bandos enfrentados en la guerra de esa región. Es decir, somos al mismo tiempo madres de personas que están en el Movimiento de las Fuerzas Democráticas de Casamance y de los hombres que están en el ejército regular de Senegal. Estábamos en medio de ambos bandos y tuvimos que reaccionar.
Estábamos cansadas de dar vida para que luego se quitaran esas vidas. En nuestra región ha habido casos de mujeres que tienen dos hijos y cada uno está en un bando diferente. Históricamente, las mujeres de Casamance han desempeñado un papel de mediadoras. Por eso era necesario actuar cuando la situación se volvió realmente desesperada. Fueron ellas las que hablaron con ambas partes y las reunieron entorno a una mesa para hablar y emprender las negociaciones de paz.
Nuestro trabajo fue, en primer lugar, liberar a la gente para que hablara, porque cuando estuvimos en guerra, cuando hubo esta guerra, había una falta total de confianza de los unos con los otros. Nadie se atrevía a expresar su opinión por miedo a que le situaran en un bando u otro y a partir de ese momento todos guardaron silencio. Se impuso la ley del silencio. Tuvimos que romper eso. Tuvimos que ayudar a generar espacios de diálogo.
Y eso lo conseguimos a través del teatro y reforzando el liderazgo de las mujeres. Aunque, como he dicho antes, teníamos que trabajar en un doble sentido. Por un lado, trabajar en la mediación para la paz, para el fin del conflicto. Y, por otro lado, fortalecer el liderazgo económico y político de las mujeres para una sociedad en paz duradera.
- Lo consiguieron a través del teatro... Cuénteme eso.
Sí. Estábamos en un momento en el que nadie se atrevía a hablar del conflicto cuando empezó en 1999. Entonces nos pusimos en contacto con jóvenes que hacen teatro y que plantean los problemas del conflicto, la violencia que ocurre en este conflicto, la necesidad de hablar entre ellos, la necesidad de encontrar soluciones a través del teatro que se hace en los pueblos.
Íbamos de pueblo en pueblo, hacíamos representaciones y después de ellas, abríamos sesiones de discusión donde la población podía valorar lo que había dicho el actor A o el actor B sobre un hecho relacionado con el conflicto y así se generaba una discusión sobre el conflicto a través de la representación de los actores. Lo llamábamos el foro del teatro. Los actores representaban papeles buenos y malos y, cuando se retiraban, la población valoraba esos roles, pero siempre poniéndolo en boca de esos personajes de teatro.
Actualmente, también recurrimos a medios técnicos y científicos, a formaciones específicas sobre emprendimiento empresarial, por ejemplo, y así conseguíamos la financiación que necesitaban las mujeres para su vida. En esto nos apoyaron muchos ayuntamientos y la Agencia Vasca de Cooperación y Desarrollo.
- Qué valor el de esas mujeres asumiendo ese papel mediador después de haber sufrido directamente la violencia de este conflicto, incluida la violencia sexual...
Sí han sido blanco y siguen siendo blanco de estas violencias, por eso, cuando me concedieron este premio Ignacio Ellacuría he querido dedicárselo a ellas porque nunca se han dado por vencidas, nunca han bajado los brazos y siguen en pie.
- Y, ¿en qué momento se encuentra ese conflicto?
Ni Paz ni Guerra. La situación hoy en día es muy difusa, aunque creo que estamos un poco más cerca de la paz y por eso he viajado a Euskadi para preguntarle a las autoridades cómo lo han conseguido aquí. Cómo han alcanzado la paz.
- Gracias Seynabou
Gracias, gracias también a la prensa porque, obviamente, su trabajo ayuda difundir nuestro trabajo y que cada vez haya más mujeres que se involucren en estos procesos.