A vivir que son dos díasLa píldora de Enric González
Opinión

El tiempo y el olvido

"Por la aberración de Guantánamo, por esa negación cotidiana de los derechos humanos más básicos, no pasa el tiempo. Sólo el olvido"

El tiempo y el olvido

El tiempo y el olvido

04:00

Compartir

El código iframe se ha copiado en el portapapeles

<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/1702724101845/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>

Dicen que el tiempo lo cura todo. Yo no estoy muy de acuerdo. Creo que el tiempo casi nunca cura nada. Sí nos permite olvidar, pero eso es otra cosa.

El tiempo es algo complicado en términos físicos. El célebre Stephen Hawking no llegó ni a ponerse de acuerdo consigo mismo en sus múltiples esfuerzos por insertarlo en la materia y demostrar que se trata de una variable flexible. Para nosotros, los legos en la materia, el tiempo es sólo una cadena de acontecimientos. Si no percibimos nada ni pensamos nada, el tiempo deja de fluir.

Habrán notado que la guerra de Ucrania nos interesa menos desde que estalló la guerra en Gaza. En parte, porque una tragedia tapa la otra. En parte, porque la invasión de Ucrania ya nos parece un poco antigua: han pasado muchas cosas desde que Putin puso en marcha sus tanques y ordenó que comenzaran los bombardeos.

El otro día hablé con un joven de 20 años. En la conversación surgieron los atentados del 11 de septiembre de 2001. Él dijo que las imágenes eran espectaculares, más que las de Hiroshima y Nagasaki. Septiembre de 2001 y agosto de 1945 le quedaban igual de lejos: eran sucesos ocurridos antes de que él naciera, en otro espacio y otro tiempo.

Quienes sí andábamos por ahí hemos optado, visto que el tiempo no ha curado nada, por el analgésico del olvido.

Pocos recordarán que hace exactamente 21 años, en estas fechas de diciembre de 2001, en la base estadounidense de Guantánamo, Cuba, empezaron a verse nuevos barracones. El 11 de enero de 2002 llegaron los primeros 20 detenidos. Llegó a haber más de 600 personas en esos barracones donde la tortura era cotidiana. Junto a auténticos supuestos terroristas (nunca se juzgó a nadie en Guantánamo) pasaron por ese infierno, por ejemplo, un ruso y un tayiko que Putin envió como regalo; casi cinco años después fueron liberados sin que llegara a saberse si habían cometido algún delito.

Barack Obama dijo que iba a cerrar Guantánamo. No lo hizo. Joe Biden dijo que iba a cerrar Guantánamo. De momento, no lo ha hecho. Quedan unos 30 reclusos. No hay pruebas contra ellos. Simplemente se les considera peligrosos. Por la aberración de Guantánamo, por esa negación cotidiana de los derechos humanos más básicos, no pasa el tiempo. Sólo el olvido.

 
  • Cadena SER

  •  
Programación
Cadena SER

Hoy por Hoy

Àngels Barceló

Comparte

Compartir desde el minuto: 00:00